EEUU-SIRIA: Pasos tentativos hacia el deshielo

Una serie de encuentros entre diplomáticos estadounidenses y sirios está alimentando especulaciones sobre un posible acercamiento entre Washington y Damasco.

Las reuniones, que se realizaron la semana pasada en coincidencia con la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), incluyeron un diálogo entre la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y su par de Siria, Walid Moallem.

En esos encuentros se discutieron diversos temas. Algunos de especial interés para Washington, como sus demandas para que Siria actúe con firmeza para evitar la infiltración de extremistas en Iraq y deje de apoyar a la milicia islamista libanesa Hezbolá, pero también el pedido de Damasco para que Estados Unidos se involucre en las negociaciones de paz entre Siria e Israel.

Estas dos naciones han pedido la participación estadounidense para lograr avances en sus conversaciones indirectas, iniciadas hace un año con la mediación de Turquía. Aunque Rice manifestó su apoyo a ese proceso, funcionarios de línea dura del gobierno del presidente George W. Bush se han opuesto a un mayor compromiso de Washington en este tema.

"No estoy segura de que se logren avances muy importantes, pero ya es tiempo de dialogar sobre los cambios que se están produciendo en Medio Oriente", declaró Rice el lunes.
[related_articles]
Aunque el encuentro entre Rice y Moallen, según informes, sólo duró 10 minutos, el subsecretario de Estado para Asuntos de Medio Oriente, David Welch, mantuvo con el ministro sirio una reunión más prolongada el lunes, que según el diario The Wall Street Journal equivalió a un "potencial deshielo" entre Washington y Damasco.

"Considero que hubo un buen progreso en la posición estadounidense. La atmósfera fue positiva. Decidimos continuar con este diálogo", declaró Moallen a ese periódico.

Sin embargo, algunos observadores se mostraron escépticos sobre la voluntad de Washington de aproximarse a Siria en los casi cuatro meses que restan para la finalización del mandato de Bush, quien dejará su cargo el 20 de enero de 2009.

"Claramente es necesario repensar la política hacia Siria. Rice está decididamente a favor de hacerlo y el Departamento (ministerio) de Defensa lo ha venido reclamando desde hace meses, pero no han logrado convencer a la Casa Blanca", señaló Joshua Landis, especialista en Siria de la Universidad de Oklahoma.

Bush, recordó, se refirió a Siria como "patrocinador del terrorismo" en su discurso ante la Asamblea General de la ONU la semana pasada.

La división dentro del gobierno estadounidense entre funcionarios de línea dura y "realistas" es en el caso de Siria similar a la que se registra en relación con Corea del Norte e Irán.

El antecesor de Rice, Colin Powell, defendió una política de acercamiento a Damasco tanto antes como después de la invasión de Iraq en marzo de 2003, pero los "halcones", liderados por el vicepresidente Dick Cheney y el entonces secretario de Defensa Donald Rumsfeld, favorecieron una política de "cambio de régimen" contra el gobierno del presidente sirio Bashir Al-Assad.

La hostilidad de Washington hacia Damasco fue en aumento, acompañada por las acusaciones respecto de que Siria facilitaba la infiltración de extremistas islámicos en Iraq, y alcanzó su punto máximo luego del asesinato, en 2005, del primer ministro libanés Rafik Hariri, por el que Washington responsabilizó a Siria.

Estados Unidos retiró a su embajador en Damasco como parte de un esfuerzo más amplio para aislar y debilitar a Al-Assad. En 2006, durante la guerra entre Israel y Hezbolá, el número dos del Consejo Nacional de Seguridad, a cargo de los asuntos de Medio Oriente, Elliott Abrams, habría asegurado a las autoridades israelíes que Washington no se oponía a que llevaran las hostilidades a territorio sirio.

La renuncia de Rumsfeld en noviembre de 2006 y su reemplazo con el más "realista" Robert Gates, junto con el deterioro de la posición estadounidense en Medio Oriente, alteraron el balance de poder dentro del gobierno.

A pesar de las objeciones de los neoconservadores, Rice invitó a Siria a la cumbre de Annapolis en noviembre de 2007, en la que se relanzaron las negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina.

Fue poco después de ese encuentro que Turquía comenzó a mediar en las conversaciones indirectas entre Siria y el gobierno del primer ministro israelí Ehud Olmert.

Según informes, estaban centradas en la devolución de las Alturas del Golán, ocupadas por Israel durante la Guerra de los Seis Días de 1967, a cambio del acuerdo de Damasco en cortar sus lazos con Irán, Hezbolá y el palestino Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás).

Aunque todos los trascendidos indican que se realizaron grandes avances en las negociaciones, fueron suspendidas a principios de septiembre, a la espera de la formación de un nuevo gobierno en Israel, tras la renuncia de Olmert a causa de escándalos de corrupción.

Por otra parte, Siria insiste en que un acuerdo final de paz con Israel sólo podrá alcanzarse si Washington le otorga su apoyo, algo que la Casa Blanca ha descartado hasta el momento.

En tanto, los esfuerzos de Estados Unidos para aislar a Siria se han visto significativamente debilitados en los últimos meses. La victoria de Hezbolá sobre fuerzas prooccidentales en Beirut, en mayo, y el acuerdo político que otorgó a los grupos prosirios un virtual poder de veto sobre las decisiones más importantes, marcaron una dura derrota para la estrategia libanesa de Washington.

Asimismo, la elección como presidente de Francia de Nicolás Sarkozy, en reemplazo de Jaques Chirac, un estrecho aliado de Estados Unidos en el intento de aislar a Al-Assad, representó otro revés para los planes estadounidenses.

El 14 de julio, Sarkozy fue el primer líder de Europa occidental en recibir al presidente sirio desde el asesinato de Hariri, en ocasión de la celebración del día nacional de Francia. En septiembre Sarkozy viajó a Damasco y ofreció auspiciar las conversaciones de paz entre Siria e Israel.

Al mismo tiempo, Al-Assad anunció diversas medidas, destinadas aparentemente a apaciguar a Estados Unidos, entre ellas el envío de embajadores a Iraq y Líbano.

Se verá en las próximas semanas si el diálogo entre diplomáticos estadounidenses y sirios marca un cambio en la política del gobierno de Bush, sobre todo si Washington envía un embajador o funcionario de alto rango a Damasco, tal como ha reclamado Siria.

El estallido el sábado pasado de un coche bomba en Damasco, que mató a 17 personas, puede reforzar la posición del Departamento (ministerio) de Defensa sobre la necesidad de una mayor cooperación con Siria en el área de inteligencia. La mayoría de los analistas sostienen que los responsables del atentado serían extremistas sunitas posiblemente ligados a la organización Al Qaeda.

Según Landis, "con la política hacia Líbano en ruinas y los esfuerzos para aislar a Damasco desafiados por Francia, Turquía y hasta Israel, no tiene sentido que la Casa Blanca continúe ignorando a los sirios. En este momento no es más que una muestra de tozudez".

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe