La tortura es una práctica cotidiana en las prisiones de Jordania, denunció Human Rights Watch (HRW) en un informe divulgado este miércoles.
El documento de 95 páginas de la organización no gubernamental con sede en Nueva York recoge testimonios de 110 presos de distintos centros de detención entrevistados en 2007 y 2008, que fueron elegidos al azar.
En cambio, funcionarios de cárceles alegan que los golpes y malos tratos a convictos son casos aislados y que las reformas realizadas en 2006 lograron mejorar las condiciones y la imputación de los responsables.
Pero HRW señaló que, pese a medidas positivas que se tomaron, siguen existiendo problemas sistémicos.
"Persiste la tortura generalizada en el sistema carcelario de Jordania aun dos años después del pedido de reformas hecho por el rey Abdalá II bin al-Hussein tendiente a erradicarla", indicó Sarah Leah Whitson, directora para Medio Oriente de HRW.
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"El mecanismo para evitar la tortura imputando responsabilidades, sencillamente no funciona", insistió.
HRW señaló que a principios de este año, la Dirección de Seguridad Pública, del Ministerio del Interior de Jordania, permitió que el Centro Nacional de Derechos Humanos instalara una oficina dentro de la prisión de Swaqa. Pero fue cerrada en abril a raíz de un informe crítico de una pelea entre presos.
Golpes con cables y palos y detenidos suspendidos de las muñecas a los portones de metal durante varias horas fueron las principales formas de tortura practicadas.
También se emplearon malos tratos contra presos islamistas y/o acusados de delitos contra la seguridad nacional.
"Jordania ha tomado medidas tendientes a terminar con el problema en las cárceles, pero no han sido suficientes y la tortura persiste", señaló Whitson.
De los 110 presos entrevistados para el estudio, 66 denunciaron haber sufrido torturas y malos tratos. HRW también reveló que los directores de cinco prisiones participaron personalmente en esos hechos.
Firas "Sbaih" Zaidan fue uno de los presos torturados, quien fue encontrado sin vida el 10 de mayo de 2007. La acción judicial contra los responsables endureció los cargos a "golpes excesivos que causaron la muerte".
HRW entrevistó a seis compañeros de Zaidan, cuyos nombres no fueron revelados por pedido de los implicados, quienes relataron con lujo de detalles a los investigadores la golpiza.
La organización de derechos humanos "cree que pudo hacerse más para salvar la vida de Zaidan". "Otros oficiales tendrían que haber intervenido dado que la golpiza fue a la vista de todos. Algún funcionario de la habitación de control tuvo que ver la paliza en las pantallas de seguridad y debió evitarlo", añadió.
Tampoco se investigó de forma adecuada cómo llegó hasta Zaidan la clomipramina, medicamento antidepresivo encontrado en su cuerpo.
En 2007, la Oficina de Derechos Humanos y Quejas Formales de Jordania, creada por la Dirección de Seguridad Pública, recibió 710 denuncias, 95 por ciento de las cuales fueron por cuestiones administrativas.
Se investigaron 19 de ellas con posibles características criminales, se enviaron seis a un tribunal policial y se decidió no hacer lo mismo con otras cinco por falta de pruebas.
Pero los directores de las prisiones de Muwaqqar, Qafqafa y Swaqa, dijeron a HRW que habían sancionado a seis guardias por abusos, aunque sin derivarlos a la Dirección de Seguridad Pública.
"La renuencia de la Dirección de Seguridad Pública a procesar y castigar a los torturadores obedece a un error de concepto basado sobre su deseo de mantener la reputación del sistema carcelario", sostuvo Whitson.
"Sin embargo, evitar el procesamiento de guardias que torturan mancha la imagen de la profesión, incluidos aquellos oficiales que cumplen con su deber sin recurrir a torturas ni otros malos tratos contra los presos", explicó.
Las pocas veces en que fueron procesados casos flagrantes de torturas, los dictámenes de los tribunales policiales fueron viciados, según el informe.
Majid al-Rawashda, ex director de Swaqa, fue condenado a pagar una multa de unos 180 dólares por ordenar y participar en la golpiza a 70 presos en 2007.
Lo incongruente es que los torturadores que causaron la muerte de Zaidan fueron sentenciados a dos años y medio de prisión.
"No es creíble que la policía y el sistema carcelario se investiguen a sí mismos", alegó Whitson. "La justicia civil debe hacerse cargo de los casos de violaciones de derechos humanos en las prisiones a fin de terminar con la impunidad de los torturadores y empezar a resarcir a las víctimas" de malos tratos.
HRW recomendó al gobierno de Jordania la creación de un mecanismo independiente de investigación interna para las prisiones y fortalecer el Centro Nacional de Derechos Humanos para que pueda realizar inspecciones.
También exhortó a la Unión Europea (UE) y a Estados Unidos a mejorar las condiciones carcelarias de Jordania y a erradicar la tortura.
La organización defensora de los derechos humanos agradece, en el informe, la cooperación recibida de las autoridades jordanas, que ayudaron a sus investigadores a realizar las entrevistas y otras tareas.
"El Ministerio del Interior, la Dirección de Seguridad Pública, el Sistema Carcelario, el Programa de Reforma de Cárceles, la Oficina de Derechos Humanos y el Tribunal Policial de Jordania casi siempre accedieron a nuestras solicitudes y siempre estuvieron abiertos al debate", reza el informe.
"La disposición mostrada por esos representantes del gobierno jordano a facilitarnos el ingreso a los centros de detención y reunirse con nosotros varias veces a discutir asuntos que nos preocupaban y otros casos específicos es encomiable y refleja su compromiso con la transparencia y el cambio", añadió.