Ambientalistas fustigan propuestas novedosas para reducir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Entre ellas, la «fertilización» artificial de los océanos mediante técnicas de geoingeniería.
La mayoría de los científicos especializados en cuestiones climáticas atribuyen a la elevada concentración de dióxido de carbono el efecto invernadero, al que consideran causante de la fase actual de recalentamiento del planeta.
Científicos presentes en el Congreso Mundial de la Naturaleza, que comenzó el lunes en Barcelona y concluirá el 14 de este mes, advirtieron que los proyectos de fertilización artificial deberían prohibirse.
Estos proyectos, presentados por algunas corporaciones privadas y gobiernos de los países industrializados, consisten en arrojar a los océanos hierro y productos químicos para acelerar el proceso natural del secuestro de dióxido de carbono por fotosíntesis
El proceso, otra vez considerado en el Congreso que organiza la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ayudaría, según sus defensores, a multiplicar los organismos microscópicos llamados fitoplancton, que representan alrededor de la mitad de toda la absorción de dióxido de carbono por parte de las plantas.
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Mediante la fotosíntesis, el plancton captura carbono y luz solar para el crecimiento, liberando oxígeno a la atmósfera.
La productividad del fitoplancton en los océanos decae como consecuencia del aumento de la temperatura. La cantidad de hierro naturalmente depositada en los océanos por nubes de polvo atmosférico, proporcionando nutrientes para el fitoplancton, también disminuyó drásticamente en los últimos decenios.
La australiana Ocean Nourishment Corporation y la firma estadounidense Climos dijeron que verter "nutrientes" como hierro, nitrógeno y urea en las aguas marinas promovería el surgimiento de nuevo fitoplancton.
Climos anunció el mes pasado que asumirá su primer proyecto de fertilización oceánica en los próximos 18 meses.
De todos modos, Margaret Leinen, de Climos, aclaró que se necesitarán nuevas investigaciones. "El cambio climático constituye un enorme desafío para nosotros. No podemos darnos el lujo de no hacer nada", expresó.
Un secuestro adicional de dióxido de carbono a través de la fertilización de océanos "puede ayudar a reducir la concentración atmosférica de carbono hasta que la economía mundial, basada sobre la energía, pueda hacer la transición hacia menores emisiones de gases invernadero", señaló Leinen.
Pero el plan es totalmente ilegal, dijo a IPS Philomene Verlaan, profesora de políticas oceánicas en la Universidad de Hawaii.
"La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar prohíbe toda acción intencionales de contaminación marina ", explicó.
Ambientalistas y científicos temen que la fertilización oceánica también tenga efectos colaterales negativos, como una pérdida de biodiversidad marina mayor que la actual.
"No comprendemos el alcance total del impacto biogeoquímico y ecológico, buscado y no buscado, de la fertilización oceánica artificial", dijo el científico Ken Buesseler, del estadounidense Instituto Oceanográfico Woods Hole, en un taller al respecto en el Congreso de la UICN.
Las consecuencias no buscadas pueden incluir la transformación de hábitat marino al introducir especies exóticas o destruyendo las nativas, dijo.
David Santillo, científico de la organización ambientalista Greenpeace Internacional y de la británica Universidad de Exeter, señaló que "la investigación científica sólo puede ser legítima para comprender los procesos naturales, pero no para preparar el terreno de actividades comerciales que transformarán el ambiente de maneras que no entendemos y que, muy seguramente, no podremos controlar".
Verlaan dijo que, además de la ilegalidad de la "fertilización" del mar, en el marco del Protocolo de Kyoto (firmado en 1997 y en vigor desde 2005), los países industrializados "están legalmente obligados" a reducir las emisiones desde su fuente.
"Lo que haremos al 'fertilizar los océanos' será, simplemente, transferir contaminación de un lugar a otro", concluyó.