Las ricas reservas de diamantes de Namibia disminuyen tras un siglo de explotación. Las empresas mineras son empujadas a explorar el mar, mientras el joven sector nacional de pulido y tallado se contrae. El futuro es una incógnita.
La industria del diamante de Namibia es la sexta del mundo y la columna vertebral de este país del sudoccidente africano. La gigante compañía minera sudafricana De Beers domina el sector.
La firma extrajo más de dos millones de quilates (400 kilogramos) en este país el año pasado. El peso promedio de las piedras es de 0,44 quilates (88 miligramos). De Beers facturó 585 millones de dólares en 2007.
"No podemos garantizar más el suministro de gemas grandes a las empresas nacionales de pulido y tallado porque en los últimos meses sólo hemos recibido diamantes pequeños", indicó Shihaleni Ndjaba, presidente de la Namibia Diamond Trading Company (NDTC), creada en enero de 2007 por acuerdo entre el gobierno y De Beers.
Hace 100 años, en abril de 1908, un trabajador ferroviario encontró el primer diamante en el desierto de Namibia, cerca del meridional puerto de Lüderitz, y se lo mostró a un superior.
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Este país, entonces conocido como África del Sudoeste Alemana, fue colonia europea hasta la década del 60. Muchos alemanes enriquecieron en unos pocos años de fiebre del diamante, hasta que el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) interrumpió la producción.
Tras la derrota de Alemania, África del Sudoeste fue ocupada por la vecina Sudáfrica. Las minas de diamantes fueron vendidas en 1920 a sir Ernest Oppenheimer, de la compañía Anglo American, por unos 3.500 millones de libras de entonces (unos 6.400 millones de dólares a la cotización actual).
Unos años después, Anglo American se aseguró la mayoría de las acciones de De Beers, y fue la única compañía de diamantes de Namibia hasta que se independizó de Sudáfrica en 1990. Después llegaron algunas empresas más.
El gobierno de la Namibia independiente se propuso involucrarse en el sector de diamantes. En 1994, firmó un acuerdo con De Beers, mediante el cual se formó la compañía extractiva Namdeb, de la que cada parte tiene 50 por ciento de las acciones.
De Beers se benefició del monopolio de la extracción de diamantes durante siete años, pero no instaló empresas namibias que dieran a las gemas un valor agregado hasta 2000, cuando el gobierno la forzó a crear una fábrica de pulido y tallado, NamGem, 100 por ciento propiedad de Namdeb.
En 2001, las crecientes operaciones de extracción de diamantes mar adentro hicieron necesaria la creación de De Beers Marine Namibia (DBMN), con 70 por ciento del capital perteneciente a la firma sudafricana y 30 por ciento a Namdeb.
Eso aumentó la producción de diamantes de Namdeb de 1,3 millones de quilates (260 kilogramos) al año a poco más de dos millones en los últimos dos años.
Los diamantes representan 35 por ciento de los ingresos por exportaciones del país y 10 por ciento del producto interno bruto (PIB), aunque Namdeb y otras firmas con participación de De Beers sólo producen una fracción de la producción anual total de la compañía sudafricana, de 49 millones de quilates (9,8 toneladas).
La vecina Botswana es la joya de la corona de De Beers, con una producción de unos 31 millones de quilates al año (6,2 toneladas).
La licencia de De Beers para explotar minas terrestres y marinas en Namibia vencerá en 2020.
Con la creación de la NDTC en enero de 2007, pulidores y talladores namibios pudieron comprar por primera vez diamantes extraídos en este país.
Hasta entonces, las empresas nacionales debían comprar a la filial de De Beers en Londres paquetes de diamantes procedentes de varios países y de diversas fuentes. La compañía sudafricana no permitía la venta directa en este país.
NDTC ordena, avalúa, comercializa y vende diamantes de Namdeb y debe cubrir 16 por ciento de su producción anual, unos 320.000 quilates (64 kilogramos) extraídos en el ámbito local, además de una "mezcla agregada" de piedras procedentes de la Diamond Trading Company (DTC), filial de De Beers a cargo de comercializar piedras desde Londres.
El ministro de Minería, Erkki Nghimtina, aplaudió el convenio de 2007 y lo consideró un "acuerdo histórico". Pero a los dos días congeló la entrega de licencias para pulir y tallar diamantes, ya en manos de 11 empresas locales, a fin de asegurar el suministro por parte de NDTC.
"Por desgracia, la cantidad de diamantes disponibles para asegurar que el sector sea viable y sostenible es una limitación", declaró el ministro.
La moratoria al otorgamiento de licencias de pulido y tallado sigue vigente.
Las ventas de diamantes de NDTC en el ámbito nacional ascendieron a 156 millones de dólares en junio, una cantidad considerada pequeña. No se revelaron detalles acerca de las cuotas otorgadas a los compradores locales.
La selección generó cuestionamientos, porque ocho de los 11 beneficiados pertenecen también al exclusivo "club" de Londres de talladores y pulidores De Beers/DTC.
El acuerdo de NDTC deberá ser revisado en 2013.
Por otra parte, en 2004, el magnate ruso-israelí Lev Leviev, archirival de De Beers, creó su propia fábrica, que emplea a 500 namibios, y obtuvo licencias de explotación marina para Namco, una compañía liquidada.
Ahora llamada Sakawe, ocho por ciento de la cual es propiedad del gobierno, extrajo más de 145.000 quilates (29 kilogramos) el año pasado. Esa cantidad es insuficiente para abastecer a la fábrica en Namibia.
"Podríamos tallar y pulir 25.000 quilates (cinco kilogramos) al mes, lo que requeriría 300.000 quilates (60 kilogramos) al año, que ya es el máximo de lo que NDTC puede vender en el ámbito local", indicó Kombadayedu Kapwanga, gerente de Lev Leviev Diamonds (LLD) Namibia.
Los costos de extracción aumentan y los yacimientos de diamantes se reducen, lo que obliga a remover unas 100 toneladas de tierra para obtener un quilate (203 miligramos) de gemas. Namdeb todavía no ha anunciado qué planes tiene para cuando pase la fiebre del diamante.
"Respecto de las operaciones terrestres, estamos buscando todo el tiempo nuevas formas de optimizar la gestión de la mina y tratamos de explorar otros minerales fuera de nuestra área tradicional", señaló Inge Zaamwani, gerenta de Namdeb.
"Tenemos un avanzado programa de exploración de kimberlita en el noreste de Namibia", añadió.
"Un desafío económico más específico para Namdeb es la reducción de las reservas terrestres, dadas las inversiones necesarias para llegar a otros depósitos más difíciles de excavar desde el punto de vista físico, ambiental, tecnológico y económico", indicó.
El economista Emile van Zyl cree que la reducción de las reservas de diamantes de Namibia puede ser compensada por otras actividades mineras.
"La extracción de uranio puede compensar la pérdida de ingresos por diamantes. También hay carbón sin explotar y reservas de cobre en el sur. Aunque me gustaría que la economía no dependiera tanto de la minería", dijo a IPS.
"El turismo, un sector de crecimiento rápido en Namibia, quizá pueda volverse más importante, incluso tanto como la minería", apuntó.
"El Ministerio de Minería comenzó hace poco a cobrar regalías por minerales que no son diamantes, pues es un recurso que disminuye", dijo a IPS el funcionario de esa cartera Kennedy Hamutenya.
"Pronto se cobrarán regalías por todos los minerales, como el uranio, que tienen un gran futuro en Namibia. El dinero se utilizará para desarrollar otros sectores", indicó.
"En la localidad minera de Oranjemund, el turismo desempeñará un papel importante. Cuando esté desarrollado el proyecto gasífero de Kudu, unos 140 kilómetros al oeste mar adentro, el pueblo tendrá un futuro promisorio", añadió.