El inicio de trabajos preliminares en la represa de Murum, en el estado malasio de Sarawak, reavivó el debate sobre la construcción con fondos públicos de una serie de centrales hidroeléctricas para abastecer de energía barata a las industrias de la zona.
Murum, que costará 875 millones de dólares y generará 944 megavatios, se encuentra próxima a la represa de Bakun, aún en construcción, y que tendrá una capacidad de producción de 2.400 megavatios de electricidad. Los defensores del proyecto dicen que creará empleos y atraerá nuevas inversiones.
Pero aunque las empresas privadas pueden beneficiarse con la construcción y la energía barata, los críticos señalan que el costo humano y ambiental, así como la carga financiera, serán muy altos.
La compañía de inversión Sarawak Energy Berhad (SEB), en la que el Estado controla 65 por ciento de las acciones, informó a la bolsa de valores de Malasia el 2 de septiembre que la construcción de la represa de Murum había sido adjudicada a la Corporación del Proyecto Tres Gargantas, de China, que formuló, se dijo, la oferta más barata entre las ocho compañías que se presentaron a la licitación.
Ese mismo día, la SEB informó de que "una detallada evaluación de impacto ambiental ha sido enviada a las autoridades pertinentes para su aprobación final", con lo que reconoció que el proyecto había sido adjudicado sin contar con ella.
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Miles de indígenas, la mayoría de ellos de la etnia penan, perderán sus tierras, que serán cubiertas por las aguas del embalse.
"El gobierno no nos otorga las cosas buenas que pedimos, como escuelas y clínicas. Pero lo que no queremos, lo que es malo para nosotros, eso sí lo tenemos: tala de árboles, plantaciones para producir aceite de palma", dijo un miembro de la etnia penan, Weng.
El apresuramiento para comenzar los trabajos de la represa preocupa a los activistas, quienes creen que no se encarará adecuadamente la reubicación de los indígenas, una de las comunidades más vulnerables del país.
La experiencia con la represa de Bakun deja poco margen para el optimismo. Será completada en 2010, a un costo de 2.300 millones de dólares, y comenzará a generar energía en 2012.
Alrededor de 11.000 indígenas fueron desplazados y sólo se reubicó a poco más de 9.000. Una delegación de la Comisión de Derechos Humanos de Malasia, que visitó la zona en la que fueron reasentados en 2006, encontró que las condiciones de vivienda y sanitarias eran muy pobres, los caminos malos y que había demoras y disputas por el pago de las compensaciones.
Asimismo, "toda el área de influencia de la represa de Bakun está siendo destruida por la tala de árboles y las plantaciones", afirmó Raymond Abin, del Instituto de Recursos de Borneo, que trabaja con las comunidades indígenas para supervisar temas ambientales y de desarrollo.
Además, la represa de Murum se encuentra a sólo 60 kilómetros de Bakun, en una de sus tres áreas de influencia.
"¿Se ha hecho algún estudio sobre el impacto acumulativo? ¿Cómo afectará el clima local, el régimen hidrológico, la vida animal en el área, ya devastada por la industria maderera y las plantaciones?", preguntó un académico de Sarawak, quien pidió mantener su nombre en reserva.
El plan para la construcción de la represa de Murum coincide con la incertidumbre sobre qué hacer con la energía que generará Bakun.
En 2001 se decidió abastecer con ella a Sarawak y al vecino estado de Sabah, pero en 2005 el gobierno determinó que sería demasiado costoso incluir a este último, a causa de la distancia. Al año siguiente el gabinete decidió transportarla a través de una línea submarina desde la isla de Borneo a la parte peninsular del país, aunque esta cuenta con suficiente capacidad de generación de reserva.
La SEB llegó en mayo de este año a un acuerdo con la corporación nacional de electricidad Tenaga Nasional Berhad, para proveerle 3.000 megavatios a partir de 2017, a los que se sumarán otros 5.000 desde 2021.
Pero estos planes quedaron en duda luego de que Sime Darby, una compañía ligada al gobierno, preocupada por la viabilidad del proyecto, se negó a participar en el tendido de los cables submarinos, que demandarán una inversión de 4.400 millones de dólares.
Ahora, la electricidad generada por la represa de Bakun será empleada para abastecer a plantas de aluminio hasta que se termine Murum. Cuando se tiendan los cables submarinos, si finalmente se hace, la electricidad de Bakun será enviada a la península.