ELECCIONES-PAKISTÁN: Un presidente no tradicional

Con su arrollador triunfo en las elecciones presidenciales de Pakistán, Asif Ali Zardari, viudo de la asesinada ex primera ministra Benazir Bhutto, demostró haber sorteado con éxito las acusaciones en su contra, que van de corrupción a asesinato.

Los cargos contra Zardari, quien asumirá la presidencia este martes, nunca fueron probados en un tribunal. En la campaña, además, se le sumaron cuestionamientos por su "inestabilidad mental", argumento empleado hace un año por sus propios abogados para mantenerlo lejos de los tribunales.

En Pakistán circulan insistentes versiones que lo implican con el asesinato en 1996 de Murtaza Bhutto, hermano menor de Benazir Bhutto, entonces primera ministra. La polémica suscitada entonces debilitó su gobierno, que cayó seis semanas después.

La situación se repitió tras el asesinato en diciembre pasado de Benazir Bhutto (primera ministra entre 1988 y 1990 y entre 1993 y 1996), hecho en el que también se insinuó la responsabilidad de Zardari, electo presidente el sábado.

Su respuesta a las críticas siempre fue una amplia sonrisa, aun en sus 11 años de prisión, durante los cuales sufrió maltratos que al parecer dejaron secuelas permanentes en su salud.
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Pero "a los pakistaníes poco les importa quien será el presidente", pues lo que "quieren es saber cuándo mejoraran las condiciones económicas", señaló el periodista Kamal Siddiqui, director del diario The Times.

Las críticas a Zardari, exacerbadas en los últimos meses, no son nada nuevo. "Comenzaron cuando se casó con Benazir, en 1987, y nos la sacó", explicó a IPS el conocido psiquiatra Haroon Ahmed. "Antes, ella nos pertenecía."

En una sociedad patriarcal con profundas divisiones de clases y castas y llena de prejuicios, Zardari tiene muchos defectos.

Además de su fama de mujeriego, procede de un clan "inferior" al de los aristocráticos Bhutto y carece de la formación de su fallecida esposa, educada en la universidad británica de Oxford y en la estadounidense de Harvard.

Para Abdul Jabbar, chofer en esta ajetreada meridional ciudad portuaria de Karachi, simpatiza con el Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), pero no le gusta Zardari como presidente.

"Llegó al poder gracias a su esposa. Él actúa con ‘dulzura’, pero los zardaris (literalmente pastores de camellos) no son una tribu dulce", alegó.

La profunda y arraigada misoginia de esta sociedad explica, en buena medida, por qué Zardari es tan vilipendiado, pues su poder deriva de una mujer, consideró el analista pakistaní Raza Rumi.

Su "ascenso y origen 'matrilineal' de su poder choca de frente con la demasiado masculina identidad nacional", dijo Rumi a IPS.

El analista también mencionó la "retórica esencialmente ‘femenina’" del PPP, asociada al perdón y a la reconciliación, frente a "la rígida aplicación de los ‘principios’ de honor y agresión" de otros líderes políticos.

El interés en el perdón y la reconciliación excede la retórica, alegó la legisladora del PPP Nafisa Sha. Zardari ha manifestado tolerancia hacia la oposición, e incluso pidió disculpas a la oriental provincia de Baluchistán, por el uso de la fuerza ante levantamientos autonomistas.

Gracias a vínculos entablados en sus años de cárcel, Zardari sugirió a numerosos dirigentes de su partido visitar la tumba de simpatizantes del hoy opositor Movimiento Muttahida Qaumi (MMQ), asesinados en enfrentamientos étnicos.

Esos políticos opositores se acercaron luego a Zardari para darle sus condolencias y rezaron por su esposa asesinada.

"Todos esos intercambios forjaron vínculos políticos entre colaboradores hasta ahora poco probables", indicó Shah.

Zardari también mostró gran habilidad y sagacidad política para forjar una coalición de gobierno tras las elecciones del 18 de febrero, la "que utilizó para sacar de forma pacífica al presidente Pervez Musharraf", como dijo la periodista Barbara Plett, de la cadena estatal de radio y televisión británica BBC.

Hace 30 años, Benazir Bhutto desafió las tradiciones tribales y patriarcales al mantener el apellido de su padre y no adoptar el de su esposo.

Las decisiones que tomó su familia tras su asesinato también rompieron con la tradición.

Sus tres hijos adoptaron el apellido Bhutto, al que le sumaron Zardari con un guión. Benazir fue enterrada al lado de su padre, según su deseo, y no en el panteón de la familia de su esposo, de acuerdo con la tradición.

Zardari, por su parte, también expresó su deseo de ser enterrado junto a su esposa.

El actual presidente de Pakistán ha sido muy criticado en los últimos años, pero algunos analistas sostienen que difícilmente sea más corrupto que otros políticos, e, incluso, que el propio ejército que gobernó este país durante gran parte de su existencia.

"Nadie les pregunta por sus actividades corruptas", señaló un analista que no quiso dar su nombre.

"No verás el mismo tipo de información acerca de ellos como ves de Zardari. Nuestras agencias de inteligencia se desviven por difamarlo. Es preciso investigar, pero no sólo a una sola persona", preguntó.

La razón por la que se persigue al PPP puede ser su origen nacionalista y laico, que descoloca a la elite conformada por la burocracia del Estado, los señores feudales y el ejército, y al que los últimos años se agregaron elementos religiosos.

"En un país donde estafadores, matones, hábiles embaucadores y millonarios frívolos brillan y gozan de poder y respetabilidad, el histrionismo moralizador contra Zardari parece fuera de lugar", señaló Rumi.

"El patriarcado asegura que todo lo negro se transforme en blanco, a menos que, por supuesto, el centro de poder compartido quede fuera de su órbita", agregó.

Además de las agencias de inteligencia y de lo que se conoce como su "brigada de juegos sucios", sus rivales políticos también vienen trabajando con dedicación para desacreditar a Zardari.

Los informes sobre su salud mental hace un año se filtraron a la prensa extranjera, según el diario The Daily Times, a través de un dirigente destacado de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-N) del ex primer ministro Nawaz Sharif (1990-1993 y 1997-1999).

Los líderes de ambos partidos o sus familias se han disputado el poder durante todos los periodos de gobierno civil de los últimos 30 años.

La coalición gobernante se debilitó tras la partida del PML-N hace casi cuatro meses, según arguyó entonces Sharif, por la falta de avances en la restitución de 60 jueces removidos por el ex presidente Pervez Musharraf cuando impuso el estado de emergencia a principios de noviembre de 2007.

"El portavoz del PML-N, quién tiene antecedentes religiosos y ataca constantemente a Zardari, obtuvo los certificados médicos gracias a un simpatizante del partido que trabaja en la Oficina de Responsabilidad Nacional, encargada del caso de Zardari", indicó el Daily Times, citando una fuente anónima.

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