Las cifras son frías. Unos 5.000 millones de dólares en pérdidas económicas poco dicen de las familias que quedaron sin techo y perdieron no sólo la cama, el televisor o los juguetes, sino las fotos de la abuela, la carta de un amor de la adolescencia y tantos otros recuerdos insustituibles.
Una información oficial preliminar sobre los daños ocasionados a Cuba por el huracán Gustav y el Ike, entre el 30 de agosto y el 9 de septiembre, reconoce como "sobrecogedoras las vivencias" de las personas damnificadas y las imágenes trasmitidas por los medios de comunicación desde las localidades impactadas.
La acción combinada de los huracanes, incluidos los efectos previos y posteriores a su entrada y salida del territorio nacional, la convierten "en la más devastadora en la historia de estos fenómenos meteorológicos en Cuba con relación a la magnitud de los daños materiales ocurridos", afirma el texto publicado este martes en el diario oficial Granma.
Una semana después de la entrada de Ike al oriente cubano aún es imposible comunicarse vía telefónica con Gibara, a unos 860 kilómetros de La Habana. "Persigo las imágenes de la televisión a ver si en algún reportaje salen mis amigos. No sé si están bien, si perdieron o no su casa", cuenta la habanera Marta García, de 45 años.
Alrededor de 80 por ciento de las viviendas de la ciudad, que cada año acoge el Festival Internacional del Cine Pobre, fueron dañadas por el huracán. Imágenes televisivas muestran los esfuerzos de la población y de las autoridades por salvar lo salvable, mientras no pocas personas acogen en sus casas a aquellas que se quedaron sin nada.
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Si no fuera por las medidas tomadas por la Defensa Civil y por los esfuerzos gubernamentales en "el proceso de recuperación y restablecimiento", cuatro provincias de Cuba y la Isla de la Juventud tendrían que ser declaradas "zonas de desastre", asegura el informe preliminar.
Durante el paso de Ike y Gustav, fueron protegidas casi 3,2 millones de personas, medio millón de las cuales se albergaron en centros de evacuación y el resto en casa de familiares y vecinos. En función del Sistema de Defensa Civil y misiones derivadas, laboraron en uno más de 87.000 personas.
Aunque durante el paso de Gustav no hubo víctimas fatales, en los días de Ike se reportaron siete muertes en varias provincias de la isla, "no sólo como consecuencia directa de sus efectos, sino de la falta de observancia estricta de las medidas orientadas por la Defensa Civil", aseguró el texto oficial.
El informe afirma que "uno de los impactos más letales" fue sobre el sector de la vivienda: "más de 444.000 dañadas, buena parte de ellas con pérdidas parciales y totales de techo, además de otras averías; y del total, 63.249 son derrumbes totales".
Las nuevas estadísticas se quedan por debajo de las afectaciones anunciadas a fines de la pasada semana por el Instituto Nacional de la Vivienda. Según el presidente de esa institución gubernamental, Víctor Ramírez, la cifra total de hogares afectados sería de 514.875 dañados, 91.254 de los cuales quedaron totalmente destruidos.
El problema fue considerado por las autoridades como el "más complejo", no sólo porque deja a más de 200.000 personas sin casa y a algunas cientos de miles más cuyas viviendas requieren reparación, sino porque construir y rehabilitar requiere inversiones millonarias y años de trabajo intenso.
"Aún se encuentran 1,5 millones de personas desplazadas, sin techo, sin hogar adecuado. Es una situación preocupante porque en el corto plazo se les puede mantener en albergue, pero eso no es sostenible", dijo a IPS Susan McDade, coordinadora residente del sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Cuba.
En algunos territorios del país, como Isla de la Juventud, los daños a las redes eléctricas fueron totales. Tanto Gustav como Ike destruyeron torres de transmisión de onda corta y de televisión y aún este martes no se ha logrado reestablecer los servicios de comunicación en varios sitios.
En el occidente del país, 3.414 casas de secado de tabaco fueron destruidas y otras 1.590 afectadas. En total se perdieron 800 toneladas del producto en la principal zona tabacalera del país, donde se encuentran las mejores tierras para uno de los tradicionales rubros exportables de esta isla caribeña.
También en esta zona se reportan "pérdidas totales" en 55.700 hectáreas, incluidas plantaciones de caña de azúcar, y afectaciones en 877 organopónicos y 392 huertos intensivos que garantizan la producción de vegetales. Asimismo, fueron afectadas más de 180.000 hectáreas de cultivos forestales.
Datos no citados por el informe oficial, dan cuenta de 135.000 toneladas de cítricos dañadas.
La zona oriental, por su parte, reporta afectaciones en todas las áreas cafetaleras, llegándose a perder la cosecha en algunos de los municipios montañosos más productores, 32.305 de hectáreas de plátano perdidas y más de 10.000 hectáreas de otros renglones agrícolas.
Al cierre del informe, se conocía de la pérdida de más de medio millón de aves en todo el país, unas 100.000 de las cuales pudieron sacrificarse y venderse a la población. Los daños a la masa avícola fueron significativos en Sancti Spíritus, Matanzas, Las Tunas y Camagüey.
El sector azucarero, muy deteriorado desde la crisis económica de los años 90, también tiene severos daños: 156.600 hectáreas encamadas (cañas dobladas a ras del suelo), casi 519.000 hectáreas inundadas y 3.900 hectáreas de caña nueva perdidas. Unas 40.000 toneladas de azúcar se mojaron y deben reprocesarse.
Sólo en la región occidental, el Ministerio de Salud Pública informa de daños de consideración en 314 instalaciones, entre ellas 26 hospitales, 18 policlínicos, 191 consultorios, 14 hogares de ancianos y casas de abuelos. Entre los más afectados aparecen los servicios de neonatología de cuatro centros de salud habaneros.
En tanto el sector educacional reporta afectaciones en al menos 3.800 instalaciones vinculadas a la enseñanza primaria, secundaria, preuniversitaria y técnica. Asimismo, cinco universidades provinciales sufrieron daños, una sede municipal universitaria y el Instituto de Ciencias Agropecuarias de La Habana.
Los daños se extienden a 146 instituciones culturales y a 82 instalaciones deportivas, siete puertos, miles de kilómetros de carreteras y caminos, muros de contención de piedras que unen tierra firme con los cayos donde se fomenta la industria turística, a la autopista nacional y al viaducto La Farola, considerado una de las joyas de la arquitectura nacional.
A pesar del peligro de las inundaciones, también hay alguna noticia buena y es que el huracán Ike dejó como beneficio 1.791 millones de metros cúbicos de agua embalsada. Según el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, el viernes pasado el volumen de agua acumulada en 239 embalses ascendía a 891,5 millones de metros cúbicos.
"El país ha sido devastado en su infraestructura económica, social y habitacional como nunca antes", afirma el informe preliminar y reconoce que, aunque el gobierno comenzó "de inmediato" a enviar recursos a los territorios afectados, "no es posible que todo llegue a todos de inmediato".
El documento oficial, catalogado como "muy preliminar", no incluye los daños al patrimonio cultural y natural y a las reservas de la fauna y la flora.
Fuentes gubernamentales reconocieron la semana pasada que las reservas estatales del país no serán suficiente para enfrentar el impacto económico de los dos huracanes. En tanto, la coordinadora residente del sistema de la ONU en Cuba, reconoció los daños como "masivos" y aseguró que la isla "merece" cooperación internacional.
Un informe de situación, emitido el lunes por la oficina de McDade, asegura que el sistema de la ONU ha movilizado hasta el momento 3.5 millones de dólares. A los 1,08 millones de dólares movilizados hasta el fin de semana, se sumó en la víspera casi 2,5 millones de dólares aprobados por el Fondo Central de Respuesta a Emergencia (CERF).
España, Rusia China, Timor Oriental, Brasil, Venezuela, México, Honduras, Colombia, Ecuador y Venezuela se encuentran entre muchos de los países que han enviado su ayuda a Cuba, además de organizaciones no gubernamentales como la Cruz Roja Internacional y la Media Luna Roja.