AMBIENTE-BRASIL: Plan de cambio climático calienta los ánimos

El Plan Nacional de Cambio Climático propuesto por el gobierno de Brasil recibió duras críticas de ambientalistas incluso antes de que se inicie su debate público este lunes, sobre todo por su falta de definición en metas, plazos y recursos.

Divulgado el jueves por los ministros de Medio Ambiente, Carlos Minc, y de Ciencia y Tecnología, Sergio Rezende, el plan refleja las ambigüedades y contradicciones internas del gobierno, ya que fue elaborado por un comité interministerial con la participación de 16 carteras.

En el plan "falta densidad y una meta nacional" de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, evaluó Rubens Born, coordinador del no gubernamental Instituto Vitae Civilis, dedicado a cuestiones climáticas.

Brasil, como otros países en desarrollo, no está obligado por los acuerdos internacionales a cumplir una reducción determinada de gases que recalientan la atmósfera, pero puede hacerlo voluntariamente y establecer condiciones para sectores más contaminantes, como la siderurgia y el agronegocio, comentó Born a IPS.

"Las 150 páginas del plan muestran la irresponsabilidad del gobierno en relación al tema" del cambio climático, acusó el Instituto Socioambiental. Se trata, según nota de esa importante organización no gubernamental brasileña, de un "amontonamiento de menciones a programas ya en marcha", sin orientaciones claras.
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Además, la iniciativa busca desviar la atención de la deforestación, que genera 75 por ciento de las emisiones de carbono en Brasil, al destacar el combate a otros gases, los CFC, que destruyen la capa de ozono, y a cuestiones energéticas, acotó.

El ministro Minc, sin embargo, presentó el plan como "osado, con metas voluntarias y sectoriales que, sumadas, representan la reducción de centenares de millones de toneladas de gas carbónico por año".

El objetivo en relación a la principal fuente de emisiones es "eliminar la pérdida neta del área de cobertura forestal en Brasil hasta 2015". Eso resultará de una deforestación decreciente, mientras se amplía la plantación de árboles, con suma cero dentro de siete años y mayor reforestación a partir de entonces, explicó el ministro.

"Las dos vías deben ser independientes", contrarrestó Born, esgrimiendo la necesidad de contener la deforestación como un objetivo específico, porque "una hectárea de eucalipto no compensa una hectárea perdida de bosque nativo".

La reforestación está a cargo de empresas que "necesitan insumos vegetales", como la industria papelera o la siderurgia que consume carbón vegetal, añadió.

Plantar árboles exóticos, como el eucalipto, puede compensar la deforestación en términos del efecto invernadero al capturar gas carbónico, pero no repone las funciones ambientales del bosque nativo, observó Adalberto Veríssimo, investigador del Instituto del Hombre y Medio Ambiente de la Amazonia.

Incluso una reforestación con especies nativas no sería una compensación equivalente, porque se permutaría un "bosque maduro" por plántulas que llevarían centenares de años para alcanzar el nivel de los árboles perdidos "y nunca será lo mismo", explicó el experto forestal.

La reforestación con especies exóticas, por su rápido crecimiento, ofrece ventajas en la captura de carbono, compensando emisiones generadas por la vegetación quemada o extraída, pero hay muchas otras cuestiones involucradas, como la biodiversidad que se pierde y la humedad, acotó.

Además, Brasil no tiene experiencia en reforestación con especies nativas en gran escala y tampoco tendría condiciones para reforestar, incluso con especies exóticas, áreas tan extensas como las que hoy son deforestadas cada año, señaló.

La reforestación total del país, hasta hoy, es de 55.000 kilómetros cuadrados, pero en un proceso acumulativo de décadas, mientras una extensión similar se deforestó en solo cuatro años, comparó. Para eliminar las pérdidas netas será necesario reducir la deforestación a 2.000 o 3.000 kilómetros anuales, un quinto de lo que viene experimentando la Amazonia, sostuvo.

La divulgación del plan, inicialmente prevista para el martes, aplazada y luego hecha de forma apurada el jueves, muestra el interés del gobierno brasileño en tenerlo listo antes de la próxima conferencia mundial sobre cambio climático que se celebrará en diciembre en la ciudad polaca de Poznan.

La consulta pública del plan durará 30 días a partir de este lunes.

El presidente del Foro Brasileño de Cambio Climático, el físico Luiz Pinguelli Rosa, admitió que se trata de un borrador que necesitaría revisión y una mejor redacción final. El Foro es una instancia oficial de discusión, pero con amplia participación de representantes de la sociedad y de científicos.

De todos modos, es "positivo" tener un plan, aun en borrador, pese al atraso de 14 años desde que Brasil ratificó la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, concedió Born. También hay otras buenas promesas, como la capacitación de gestores municipales, contemplando su participación en las acciones de mitigación y adaptación al cambio climático.

El temor de Born es que, como ocurrió en la elaboración del plan, la consulta pública no represente una participación efectiva que permita modificaciones, sino una recolección formal de opiniones, que no impedirá al gobierno imponer sus posiciones, sin una mirada de largo plazo.

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