AGRICULTURA-FILIPINAS: Horizonte orgánico

El filipino Peter Desisto estaba lejos de imaginarse una agricultura sustentable cuando participó en un seminario hace 10 años. Lo que aprendió entonces le cambió la vida.

Él y otros agricultores participaron en el curso, organizado por el Movimiento de Reconstrucción Rural de Filipinas (MRRF), sólo porque se enteraron de que allí ofrecerían préstamos.

Los créditos son ineludibles para la supervivencia de los agricultores convencionales de este país, dado el precio de los pesticidas y fertilizantes químicos que necesitan, aun antes de plantar su arroz, principal cultivo nacional.

El dinero suele proceder de prestamistas locales que imponen altos intereses y mantienen a los agricultores permanentemente endeudados. Y la ganancia de la cosecha no impide que se vuelvan a endeudar en la temporada siguiente.

Desisto salió del seminario del MRRF repleto, pero no de préstamos sino de nuevos conocimientos y con la firme convicción de que los cultivos orgánicos eran el camino para avanzar.
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Dejó de comprar fertilizantes y pesticidas químicos. Lo reemplazó por abono de estiércol de pollo, más barato, crió patos para que se coman a los caracoles que arruinan los tallos de arroz y plantó especies vegetales autóctonas para controlar las plagas.

En vez de cultivar sólo arroz, Desisto comenzó a criar cerdos y aves y a plantar cebollas para obtener más ingresos.

"Me llevó más tiempo aplicar el abono de estiércol de pollo y plantar otros cultivos. Pero el esfuerzo adicional valió la pena", señaló.

Ahora no sólo está libre de deudas sino que también puede sustentar a su familia. Además, está contento porque el terreno que arrienda sigue siendo productivo. Desisto obtiene 90 costales de arroz al año, lo que él atribuye a que no atiborra la tierra con químicos.

Este campesino es uno de los muchos radicados en Nueva Ecija, una de las principales áreas arroceras de Filipinas, que cambiaron los insumos sintéticos por los orgánicos.

"La agricultura sustentable hizo frente al problema del alto costo de los químicos y repercutió en la salud, el ambiente y la ecología", reza un estudio del año pasado de Rice Watch and Action Network (Red de Acción y Vigilancia del Arroz – R1), con sede en Manila.

El comercio de productos orgánicos aumenta en el mundo entre 20 y 30 por ciento al año. Filipinas puede hacerse de una parte importante de ese mercado, estimado en unos 100.000 millones de dólares anuales.

Los productos orgánicos exportados por Filipinas incluyen banana, mango, azúcar mascabado, papaya, maní, leche de soja, verduras de tierras altas, maíz, arroz, aves y carne de vaca.

La introducción de la llamada Revolución Verde en los años 70 contribuyó a aumentar el rendimiento de los campos, pero a un alto costo.

El término "revolución verde" fue acuñado en 1968 por William Gaud, entonces administrador de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, en alusión a la creciente producción agrícola observada en América Latina y Asia entre los años 40 y 60 gracias a un mayor uso de fertilizantes y mejores variedades de cultivos, entre otras variables.

Las variedades de semillas de alto rendimiento se volvieron muy dependientes de los suministros químicos que contaminaron el suelo y el agua, perjudicaron la productividad de la tierra y afectaron la salud de los agricultores.

Esas son las razones por las cuales organizaciones no gubernamentales como MRRF abogan por retornar a la agricultura orgánica, la cual, aseguran, no sólo contribuirá a resolver los problemas ambientales, sino que garantizará la seguridad alimentaria.

"La agricultura orgánica es la solución. Conserva la productividad del suelo y vuelve viable la agricultura. Si la tierra genera ingresos adicionales a los agricultores, éstos seguirían cultivando arroz", señaló Jessica Reyes-Cantos, de R1.

El gobierno debe destinar más fondos a la agricultura orgánica y asegurar la autosuficiencia en vez de gastar dinero en frenar la cantidad de arroz que se importa o en subsidiar semillas, sostuvo Reyes-Cantos.

El Ministerio de Agricultura debería apoyar a los agricultores para que mejoren sus propias variedades de semillas, promover créditos a agricultores orgánicos y construir más instalaciones para los productos cosechados, según ella.

Además, agregó, debería crear un fondo para ayudar a la comercialización a fin de proteger a los agricultores orgánicos de comerciantes inescrupulosos.

Funcionarios de esa cartera comienzan a ver los beneficios de la agricultura orgánica.

El Ministerio otorgará unos 16 millones de dólares a los cultivadores de arroz para fomentar la producción orgánica para la temporada septiembre-octubre, declaró el mes pasado el titular Arthur Yaq.

El ministro declaró que espera que la medida contribuya por lo menos a reducir los costos en un momento en que los fertilizantes químicos aumentan de la mano del petróleo.

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