POLÍTICA: El G8 carece de legitimidad

El G8 no es más la sede de los poderosos. Es un club compuesto por los seis países occidentales más ricos (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido) más un país asiático rico (Japón), a los que se suma otra nación «casi rica», Rusia, ex país comunista que fue «admitido» al club en 1998, pero que aún asiste con algo de incomodidad a sus reuniones, escribe Yash Tandon, Director Ejecutivo del Centro del Sur, Ginebra.

Así resultó que el denominado Grupo de los 5 (G5), compuesto por países en desarrollo (Brasil, China, India, México y Sudáfrica), que había sido invitado en calidad de observador a la cumbre de Hokkaido, declaró que no tenía ningún interés en asistir a un banquete en el que el menú ya estaba acordado. Se constituyeron entonces en la "coalición de países refractarios" y emitieron su propia declaración política. En materia de cambio climático, por ejemplo, propusieron objetivos para los países desarrollados y les exigieron metas de reducción cuantificadas.

El G8 perdió la oportunidad de escuchar la sabiduría de la voz del Sur al pretender, sin visión, invitar al G5 a una reunión cuyo programa estaba ya predeterminado. Estaban de hecho levantando los cimientos de su propia decepción. Pensaron también que si acorralaban, en Hokkaido, al Presidente de Sudáfrica y lo presionaban para que diera al G8 la legitimidad de la que carecía para imponer sanciones a Zimbabue, podrían revertir la decisión de la Unión Africana, adoptada semanas antes en Sharm al Shaikh. No se dieron cuenta de que, aun con todos sus defectos, la Unión Africana tiene más legitimidad que el G8.

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