PATRIMONIO: La musa naturaleza

Diversos creadores reunieron en esta ciudad del sudoccidental estado de California, Estados Unidos, una atípica exposición que combina el arte con la conservación de la naturaleza.

Su idea fue usar el arte contemporáneo para investigar mundos en extinción y los pueblos que los habitan. La naturaleza ha sido musa inspiradora de los artistas por milenios y ahora es tiempo de devolverle el favor, aseguran los organizadores.

La muestra constituye la culminación de un proyecto que demandó seis años, en el cual ocho artistas fueron enviados a realizar residencias en sitios designados como patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Su misión era crear obras inspiradas en los pueblos y paisajes de esos lugares.

Los sitios seleccionados fueron tan diversos como los artistas elegidos. La mayoría de ellos viven y trabajan en Estados Unidos, pero representan tradiciones culturales que se extienden desde México hasta China.
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Su tarea consistió en capturar, a través de distintos medios de expresión —vídeo, fotografía y escultura—, un paisaje en rápido cambio, que raramente los occidentales conocen de primera mano, como las selvas tropicales brasileñas y los picos alpinos.

"Se trata de abrir la mente a lo que está sucediendo en el mundo. Lo que me agrada de la muestra es que no es didáctica. Los artistas no le están diciendo al público qué deben pensar. Es más poético que eso", dijo Stephanie Hanor, curadora del Museo de Arte Contemporáneo de San Diego.

En el mundo del arte, el término conservación significa, en general, preservar obras de los viejos maestros.

Los responsables de la muestra quieren modificar esa percepción. Se trata de Brett Jenks, director ejecutivo del grupo conservacionista Rare, y Hugh Davies, presidente del Museo de Arte Contemporáneo de San Diego.

El desafío fue seleccionar a los artistas capaces de afrontar la tarea de transportar el carácter efímero de una naturaleza cambiante al ámbito de un museo.

"Elegimos a creadores con una historia de investigación, con antecedentes de trabajar fuera de los ámbitos tradicionales y que hacen participar al público de esa manera", dijo Hanor.

Afortunadamente para la naturaleza y las especies silvestres, las tácticas de los artistas preocupados por la conservación han cambiado con los años.

John James Audubon (1785-1851), el famoso ornitólogo, naturalista y pintor estadounidense de origen francés, reconocido como creador del movimiento conservacionista, fue retratado frecuentemente con un arma en sus manos. Mató a cientos de aves antes de retratarlas con exquisitos y vívidos detalles.

Actualmente adoptan una actitud más gentil. Mark Dion, por ejemplo, explora los límites de la taxonomía, la historia natural y la ciencia, frecuentemente colaborando pero también desafiando a los expertos en la materia.

Inspirado por su fascinación infantil con los dragones de Komodo, una isla que forma parte de Indonesia, viajó hacia el parque nacional de ese nombre en 2005.

Los dragones de Komodo son los reptiles de mayor tamaño en el mundo. Llegan a medir hasta tres metros de longitud y alcanzar un peso de hasta 140 kilogramos. Los nativos los llaman cocodrilos de tierra.

Dion retornó dos años después. Profundamente impresionado por la dedicación de los empobrecidos guardaparques, decidió crear un obra de arte utilitaria para ayudarlos en su trabajo: una carretilla de mano de inspiración indonesa para trasladar equipos esenciales.

El arquitecto peruano Giacomo Castagnola, radicado en la ciudad mexicana de Tijuana, diseñó dos salas dedicadas al amoblamiento sustentable. Fabricó los muebles con cajas de huevos y papel reciclado.

Según la Unesco, 30 de los 800 sitios declarados como patrimonio de la humanidad se encuentran amenazados, ya sea por conflictos armados o por la irrupción de asentamientos humanos.

Marco Ramírez, un artista de Tijuana, observó esas amenazas de primera mano. Visitó una región de la provincia China de Yunán, hogar de los pandas gigantes, cuya rica biodiversidad está amenazada por la explotación de recursos y el rápido crecimiento económico del país, que ha llevado a la degradación ambiental.

Impresionado por las técnicas de construcción locales, Ramírez homenajeó a los nativos autosuficientes de la que fue una vez una aislada región, y a su estilo de vida, recreando un muro de estilo tibetano de 20 metros.

Pero le adosó pantallas de televisión, como signo de los tiempos cambiantes.

Teme que la afluencia turística destruya la región. Y tiene una receta: "Si se quiere preservar un lugar, no vaya", recomendó.

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