Más de un centenar de miembros de la rama en Gaza del secular partido Fatah, que controla la Autoridad Nacional Palestina (ANP), huyeron la semana pasada a Cisjordania, por temor a perder la vida a manos de las milicias del movimiento islámico Hamás.
Dirigentes del secular y moderado Fatah, el partido del presidente palestino Mahmoud Abbas, escaparon de la violencia que estalló en el barrio Sajaiyeh de la ciudad de Gaza. Casi una docena de palestinos murieron y hubo más de cien heridos, entre ellos mujeres y niños.
Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica) tomó por las armas el control de la franja de Gaza en junio de 2007. El partido no logró formar el gobierno de la Autoridad Nacional Palestina a pesar de haber ganado las elecciones de enero de 2006.
Las milicias de Hamás realizaron una incursión en el militarizado bastión del clan Hilles, leal a Fatah y uno de los más poderosos del territorio, al que acusó de estar detrás de la detonación de varias bombas en Gaza, que mataron a cinco miembros de Hamás y a una joven palestina.
El clan se enfrentó con Hamás con un vasto arsenal a su disposición, que incluía cohetes y ametralladoras Kalashnikov. Trampas "cazabobos" con explosivos fueron colocadas en las puertas de sus casas y francotiradores tomaron posiciones en los techos.
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Aunque la mayoría de los observadores occidentales consideran que el enfrentamiento entre Hamás y Fatah pasa por una lucha de poder, el tema es más complejo.
En el turbio mundillo político de los territorios palestinos son comunes las luchas por el poder entre facciones internas de ambas organizaciones. La lucha entre poderosos clanes gira en torno de la extorsión y el chantaje a empresas, utilizados por los jefes para retener sus zonas de influencia.
"Para quienes en el exterior apoyan a Abú Mazen (nombre por el que se conoce a Mahmoud Abbas) y le otorgan ayuda financiera, él es el 'bueno' a causa de su moderación, mientras que se considera como el 'malo' a Hamás, por ser 'fundamentalista islámico'", dijo a IPS Moshe Ma'oz, profesor de estudios islámicos y sobre Medio Oriente en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Esto lleva a la comunidad internacional, y a Israel en particular, a ignorar el "amiguismo", la corrupción y las violaciones de derechos humanos dentro de la ANP, mientras al mismo tiempo "se censura severamente a Hamás por cada una de sus fechorías", agregó.
"Pero las acciones de la ANP no pasan desapercibidas para la población palestina, y entonces continúa perdiendo apoyo. Sus líderes temen que Hamás tome el control de Cisjordania", señaló Ma'oz.
Muchos palestinos creen que la ANP, además de corrupta, realizó demasiadas concesiones a Israel a cambio de muy poco, ya que continúa la construcción de asentamientos judíos ilegales en Cisjordania y expropió la mayor parte de los recursos hídricos de la región, en violación de las leyes internacionales.
Una encuesta realizada en mayo mostró una marcada caída en la popularidad y en la aprobación de la gestión del primer ministro palestino Salam Fayyad y su gabinete.
Por otra parte, el apoyo a Hamás en Gaza, bajo el liderazgo del primer ministro de facto Ismael Haniyeh, se mantuvo estable en ese territorio y creció en Cisjordania.
"Hamás logró en buena medida establecer la ley y el orden en las calles de Gaza y han cesado los secuestros. No se lo considera corrupto, como en el caso de Fatah", indicó Mo'az.
Esa encuesta, sin embargo, se realizó antes del último estallido de violencia. Abú Mazen pidió a los israelíes que permitieran a los miembros del clan Hilles atravesar el militarizado y fortificado paso fronterizo de Erez en su huída.
Pero los hombres fueron obligados a sacarse la ropa, registrados e interrogados por los israelíes antes de ser puestos bajo custodia. Esa humillación pudo verse por televisión y en la prensa en todo el mundo.
El presidente de la ANP fue entonces supuestamente presionado por el ex hombre fuerte de Fatah Muhammed Dahlan, "favorito" de Estados Unidos e Israel, quien huyó de Gaza el año pasado, para que no permitiera el ingreso de los miembros del clan.
Algunos fueron enviados de regreso a ese territorio, donde Hamás los arrestó de inmediato.
Abú Mazen cambió nuevamente de opinión y pidió a Israel que los dejara entrar. Algunos fueron enviados a la localidad cisjordana de Jericó, luego de que la ANP señalara claramente que no eran bienvenidos en Ramalá.
Según Hamas, Dahlan y una pequeña facción "corrupta" de Fatah planearon desplazar a la conducción del movimiento islamista, elegida democráticamente, empleando armas y apoyo financiero recibido de Israel y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
Las aguas políticas se enturbian aún más por la multiplicidad de poderosos clanes en Gaza, algunos de los cuales, además, acumularon gran riqueza controlando empresas y el mercado negro y juraron lealtad a la ANP a cambio de protección.
El clan Dugmush, responsable por el secuestro del periodista de la cadena de radio y televisión británica BBC Alan Johnston, a quien mantuvo cautivo durante 114 días en 2007, se enriqueció vendiendo cigarrillos y cemento en el mercado negro.
Empleando la piedad islámica como cubierta para sus actividades delictivas, y supuestamente operando para Al Qaeda, el clan Dugmush y otras organizaciones islamistas fanáticas no aceptan desafíos.
En forma repetida desafiaron el liderazgo de Hamás colocando bombas en salones de belleza, cibercafés y otros establecimientos asociados con la "decadencia" occidental.
El movimiento islamista era consciente de que enfrentar a los clanes más poderosos podría desembocar en un derramamiento de sangre, pero luego de los ataques con bomba en Gaza no tenía margen para permanecer pasivo.
Ni Hamás ni Fatah parecen dispuestos a limar sus diferencias políticas. La posibilidad de creación de un Estado palestino independiente parece más lejana con los actuales líderes de la ANP. E Israel parece feliz enfrentando a ambos grupos entre sí, como parte de su política de dividir para reinar.