Los combates entre palestinos de las últimas semanas son los más serios desde que el movimiento islamista Hamás tomó por las armas el control de Gaza en junio de 2007, desplazando a secular partido Fatah, que gobierna la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Hamás acusa de instigar la violencia a un sector "traidor" de Fatah, que el año pasado colaboró con la inteligencia militar estadounidense en un fallido intento de destruir al movimiento islamista.
"Esas acusaciones son entendibles", dijo a IPS Abdelaziz Shadi, profesor de ciencias políticas y coordinador del programa de estudios israelíes de la Universidad de El Cairo. "La inestabilidad en Gaza beneficia a Fatah", agregó.
En los 14 meses que siguieron a la toma de control de Gaza por parte de Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica), que había ganado las elecciones parlamentarias de enero de 2006, la animosidad entre ambas facciones palestinas se había limitado a una guerra de palabras.
Pero en las últimas semanas escaló hasta convertirse en un enfrentamiento abierto.
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El 25 de julio estalló una bomba en una playa de Gaza colmada de gente. Murieron cinco altos dirigentes del ala militar de Hamás y a una niña de seis años. El movimiento islamista atribuyó el ataque a Fatah, que negó toda responsabilidad.
A pesar de los desmentidos, las fuerzas de seguridad de Hamás arrestaron a miembros de Fatah, partido que respondió de manera similar en Cisjordania, territorio que está bajo su control.
Las detenciones en Cisjordania tuvieron como objetivo no sólo a integrantes del movimiento islamista sino a líderes sociales no vinculados con él.
La mayoría de los detenidos fueron liberados por ambas partes luego de que organizaciones de derechos humanos, tanto en Gaza como en Cisjordania, condenaran a los arrestos como "políticamente motivados".
Fatah es usualmente caracterizado como "moderado" porque apoya las negociaciones con Israel, mientras que se define a Hamás como "extremista" por su política de resistencia armada a la ocupación israelí.
El movimiento islamista no reconoce al Estado judío y considera que el diálogo no produjo hasta el momento ningún progreso significativo.
El enfrentamiento entre ambas facciones se profundizó el 2 de agosto, cuando estallaron fuertes combates en el distrito Al-Shejaeya de la ciudad de Gaza entre fuerzas de seguridad de Hamás y miembros del poderoso clan de los Helles, vinculado a Fatah.
Según algunos dirigentes del movimiento islamista, algunos integrantes de ese grupo estuvieron involucrados en el atentado del 25 de julio.
Luego de una batalla de 48 horas, que dejó 11 muertos y buena parte del vecindario destruida, Hamás detuvo a docenas de miembros del clan Helles para interrogarlos. Alrededor de 180 de sus integrantes prefirieron huir a Israel en busca de refugio.
A pedido del presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, las autoridades israelíes permitieron que ingresaran en su territorio, aunque no sin antes registrarlos meticulosamente y obligarlos a quitarse la ropa frente a las cámaras de televisión.
"Israel humilló públicamente a sus propios agentes", dijo a IPS Magdi Hussein, analista político y secretario general del proscripto Partido Laborista egipcio. A su juicio, el episodio ofrece "más pruebas de que la cooperación con Israel sólo lleva a la degradación".
Analistas locales consideran que las acusaciones de Hamás sobre la complicidad de Fatah en intentos para desestabilizar la franja de Gaza no deberían descartarse a la ligera.
"No carecen de fundamento", señaló Hussein. "Cuando la noticia del atentado con bomba del 25 de julio fue transmitida por el canal de la ANP en Ramalá, fue acompañada por himnos patrióticos y música triunfal, como si se tratara de una victoria."
Aunque no mencionó a Fatah por su nombre, Hussein responsabilizó del ataque a "agentes palestinos de Israel, cuya asociación quedó demostrada cuando huyeron a ese país en busca de refugio".
"El fracaso israelí en su intento de remover a Hamás de Gaza, ya sea por las armas o aislándolo del resto del mundo, lo ha llevado a adoptar medios indirectos para debilitarlo. Ahora está empleando a sus agentes para incitar a la violencia", agregó.
Shadi señaló que el atentado con bomba "podría haber sido el inicio de un intento de poner fin al gobierno de Hamás" en Gaza y destacó que hubo otras explosiones, aunque de menor magnitud, a lo largo de julio.
"Hay elementos a los que les gustaría presentar a Hamás como incapaz de mantener la seguridad", dijo.
Ese no fue el primer intento de miembros de Fatah de desplazar del territorio al movimiento islamista.
El año pasado, frustrado por la victoria de Hamás en las elecciones legislativas de 2006, Washington entregó armas y apoyo a integrantes de Fatah con la intención de extirpar a los líderes del partido islamista.
El plan iba a ser coordinado conjuntamente por el teniente general estadounidense Keith Dayton y el hombre fuerte de Fatah, Mohamed Dahlan.
La estrategia no se pudo llevar a la práctica cuando, tras seis días de intensos combates a mediados de junio de 2007, el movimiento islamista tomó el control del territorio. Desde entonces, ha logrado mantener un relativamente alto grado de estabilidad, a pesar del embargo internacional que llevó a la quiebra a la economía de Gaza.
"En última instancia, el conflicto sangriento entre las facciones palestinas sólo beneficia a Israel, mientras que para los ciudadanos comunes la situación es cada vez peor", dijo Shadi.
La semana pasada, funcionarios egipcios reiteraron un llamado al diálogo, pero los observadores locales se muestran escépticos.
"A la luz de la escalada en los enfrentamientos", concluyó Shadi, "no parece haber muchas esperanzas de una reconciliación entre las facciones palestinas".