El Movimiento de Países No Alineados (Noal), que reúne a 118 naciones del Sur en desarrollo, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU una mayor apertura y responsabilidad en la toma de decisiones en materia de paz y seguridad internacionales.
El Noal acusó el miércoles a ese órgano, en el marco de un debate en la ONU (Organización de las Naciones Unidas), de no conducir con transparencia ni responsabilidad los procesos de toma de decisión.
"Transparencia, apertura y consistencia son elementos clave que el Consejo de Seguridad debe respetar en todas sus actividades", señaló Ileana Nunez Mordoche, representante del Noal. "Lamentablemente, en numerosas ocasiones no se respetan".
La reunión fue convocada por la presidencia del Consejo a fin de discutir métodos de trabajo del órgano, incluida la implementación de medidas detalladas en una nota enviada por la presidencia hace dos años.
Muchos de los diplomáticos que participaron en el debate coincidieron en la necesidad de una inmediata reforma del procedimiento de toma de decisiones, porque en los últimos años se multiplicaron las misiones de paz y las operaciones para evitar conflictos a cargo de la ONU.
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"Las responsabilidades cada vez más complejas del Consejo de Seguridad de mantener la paz y la seguridad internacionales hacen que sea fundamental que el órgano de 15 miembros trate de mejorar sus métodos de trabajo", señaló el secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon.
Pero numerosos observadores creen que los cambios sustanciales necesarios difícilmente ocurran en tanto ese órgano siga supeditado a los intereses de las cinco potencias con poder de veto, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Pero esos cinco países, que además tienen grandes arsenales nucleares, no quieren ningún cambio de procedimiento significativo que pueda disminuir en algo su estatus especial y su influencia en el proceso de toma de decisiones.
Cuando tienen que discutir asuntos importantes, primero se respaldan los unos a los otros.
"Suelen actuar en secreto y tratan de imponer su postura al resto de los miembros del Consejo de Seguridad mediante la redacción de resoluciones que esperan sean aprobadas sin mayores discusiones", relató el representante de Sudáfrica en la ONU, Dumisani Kumalo.
Para el embajador sudafricano, quien oficia de presidente del Consejo, las cinco potencias representan "un grupo pequeño que supone un problema para las aspiraciones de transparencia e inclusión política".
Al igual que Alemania, Brasil, India y Japón, Sudáfrica es uno de los candidatos a ser miembro permanente del Consejo. Hace más de 10 años que el asunto de la ampliación del máximo órgano de seguridad está en la agenda, pero no se llega a un acuerdo sobre la cantidad de nuevos miembros ni de sus poderes.
Su integración actual refleja la estructura de poder de 1945, cuando los triunfadores de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) adquirieron su estatus de privilegio. Tal como está compuesto hoy, el desequilibrio del Consejo de Seguridad beneficia a los países del Norte industrializado.
Numerosos críticos arguyen desde hace tiempo que el Consejo no es democrático y que su efectividad y legitimidad no podrán sostenerse a menos que responda a las necesidades y a las demandas del mundo actual.
"Estamos contentos de que se discutan los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad de forma abierta en el marco del mismo órgano, pero debo subrayar que es un asunto que lo trasciende", señaló Nirupam Sen, embajador de India, un país con más de 1.000 millones de habitantes.
El interés por este asunto de los miembros no integrantes del Consejo y el hecho de que ese órgano actúe en representación de todo el foro mundial refuerza el argumento de que la Asamblea General tiene que desempeñar un papel legitimo en el proceso de reforma, arguyó Sen.
La Asamblea General de la ONU tiene 192 miembros, pero a diferencia del Consejo, sus decisiones no pueden ser implementadas por la fuerza.
Hace tiempo que las naciones que aportan soldados a las misiones de paz tratan de participar en su diseño e implementación, según Sen, y aspiran "a no ser consultadas por mera formalidad". Esos países alegan que no tienen acceso a información ni documentación al respecto.
A diferencia de los cuestionamientos de los representantes de las naciones en desarrollo, el embajador estadounidense Alejandro Wolff señaló que existe un "esfuerzo dinámico" tendiente a garantizar que el trabajo del Consejo esté al alcance de todos los miembros de la ONU.
Sen dijo estar complacido de la disposición del Consejo a mejorar sus métodos de trabajo, pero señaló que muchos de los defectos son tan sólo el síntoma de "un malestar más profundo que radica en su estructura y su composición".
"Suele argüirse que la reforma del Consejo puede considerarse un fin en sí mismo", indicó. "Pero en el mundo real, logar que el órgano mejore de una forma necesaria, genuina y duradera no puede divorciarse de la ampliación de sus miembros permanentes".