Cada vez nacen más bebés con madres solas en Kenia. Activistas y expertos se preguntan si el fenómeno responde a la creciente independencia de las mujeres o a la pobreza y la falta de educación sexual. Y las dos razones pueden ser ciertas.
Al menos eso es lo que cree Angelina Nandwa, fundadora de la Asociación de Madres Solteras de Kenia (Smak, por sus siglas en inglés).
"El fenómeno en Kenia no se limita a una clase, grupo etario o región. Las causas y las consecuencias de ser madre soltera varían", sostuvo.
Nandwa creó Smak en 1991. Sus padres la habían obligado a casarse con un hombre 30 años mayor que ella, al que nunca había visto antes. Cuatro años y dos hijos después, decidió que no era ésa la vida que quería vivir.
"Los padres keniatas no aceptan a sus hijas de regreso en el hogar después de que contrajeron matrimonio. Mi madre me decía que volviera con mi esposo y perseverara, como ella misma había hecho con mi padre ", dijo Nandwa a IPS.
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"Pero yo quise tomar el control de mi vida, aunque eso significara criar sola a mis hijos en medio de penurias económicas", agregó.
"Estaba embarazada cuando me separé. Fui a la Asociación de Planificación Familiar en busca de consejo y ayuda. Pronto me uní a ellos. Luego hice en Berlín un curso para convertirme en capacitadora de trabajadoras comunitarias", recordó.
A diferencia de la mayoría de las madres solas de Kenia, Nandwa es una mujer urbana y educada. Luego de obtener esa beca de la Fundación Alemana para el Desarrollo, creó Smak, que brinda ayuda a cientos de mujeres de acuerdo con las necesidades de cada una.
Ruth Njeri, trabajadora doméstica de 20 años, abandonó la escuela en su aldea del distrito de Nakuru tras quedar embarazada. Luego se mudó a Nairobi en busca de trabajo. Su padre se había negado a ayudarla en la crianza del bebé.
"Ni mi familia ni mi escuela me quisieron de regreso cuando nació mi hijo. Si hubiera querido seguir mis estudios, habría tenido que cambiar de escuela", relató.
"Yo no quería criar al niño después de que mi novio me dejó para seguir estudiando. Pero, como madre, no pude abandonarlo", agregó.
No existen estadísticas sobre las madres solas, se lamenta Nandwa. Pero diversos estudios indican que se trata de un fenómeno en auge.
El Centro para el Estudio de la Adolescencia, con sede en Nairobi, calcula que cada año hasta 13.000 menores keniatas abandonan la escuela como consecuencia del embarazo. Esas jóvenes a menudo son marginadas por sus propias familias.
Muchas emigran a las ciudades, donde sufren desempleo, riesgos de enfermedad y desnutrición.
Mientras cobra fuerza una red de organizaciones no gubernamentales que defienden en Kenia los derechos femeninos, se reconoce la importancia de las jefas únicas de hogar en la sociedad, dijo Nandwa.
"Hemos ayudado a madres de hasta 13 años y a viudas de 40. Sus necesidades son diferentes y la red es necesaria para asistirlas", sostuvo.
"Nuestros recursos financieros y humanos son muy escasos para la enorme magnitud del problema. Debemos aunar fuerzas a través de la sociedad civil", señaló Nandwa.
La salud y la educación de las madres jóvenes son la clave. Los hospitales públicos trabajan en asociación con organizaciones de mujeres.
La médica Rupal Maru, del Hospital Nacional Kenyatta, que atiende a adolescentes embarazadas derivadas por organizaciones como Smak, dijo que la maternidad precoz conlleva complicaciones que trascienden los meros problemas de salud.
"Las muchachas solas que quedan embarazadas pueden casarse con el padre del bebé. Si estudiaban, lo más probable es que abandonen la escuela. Tanto el embarazo como el matrimonio pueden ser indeseados, y en ese caso pronto terminarán divorciándose o abandonadas, a menudo rechazadas por la sociedad y con penurias económicas. O bien pueden hacerse un aborto ilegal e inseguro", señaló..
Si las adolescentes siguen adelante con el embarazo, el riesgo de complicaciones y aun de muerte en el parto son mucho mayores que si hubieran retrasado la maternidad hasta estar físicamente maduras.
Las que sobrevivan tendrán problemas para ganarse el sustento. Nandwa destaca la necesidad de educación y capacitación laboral para estas madres jóvenes y marginadas.
Para eso se han implementado numerosos proyectos, como el programa de escuelas informales de Smak, que brindan oportunidades de educación alternativa a niñas expulsadas del sistema formal.
"Las escuelas instituidas prefieren no readmitir a las niñas que quedaron embarazadas mientras estudiaban, aunque no haya una ley que les prohíba continuar estudiando", dijo Nandwa.
"Además, las madres jóvenes se convierten en adultas directamente después de la infancia, sin la fase intermedia de la adolescencia", agregó.
Un aspecto único de Smak es que, además trabajar con las madres jóvenes como la mayoría de los gobiernos y donantes, aborda el problema de quienes ella llama "padres bebé".
"La educación sexual masculina, la conciencia y la capacidad de obtener empleo también son importantes. Si queremos abordar el problema del embarazo adolescente y de las madres solteras, los niños tendrán que recibir tanta atención como las niñas", explicó.
"Lamentablemente, todo el financiamiento nacional e internacional se dirige a programas concentrados en las niñas. Los niños son dejados de lado, y eso da malos resultados", dijo Nandwa, quien cree que los jóvenes varones sufren gran presión y reciben poca atención para sus problemas.