JUEGOS OLÍMPICOS: China pide dejar la política de lado

El presidente de China y secretario general del Partido Comunista, Hu Jintao, pidió no politizar los Juegos Olímpicos que comienzan en Beijing el viernes 8 de agosto.

Las crecientes críticas internacionales por las extremas medidas de seguridad y los límites a la libertad de expresión impuestos semanas antes del inicio de los Juegos parecen haber sido el factor que decidió la intervención de Hu.

En una inusual conferencia de prensa con corresponsales extranjeros, convocada el viernes, el líder chino también generó expectativas sobre cambios inducidos por los Juegos Olímpicos. Prometió una serie de reformas económicas y políticas para ayudar a concretar los sueños de su pueblo de "un renacimiento nacional".

Hu, quien ha promovido un modelo de "armonía social", empleó un tono conciliador al referirse a las críticas internacionales por el historial de derechos humanos de China en temas como la libertad de expresión, la situación en Tíbet y su apoyo al gobierno de Sudán, acusado de cometer genocidio en la convulsionada región occidental de Darfur.

"Es inevitable que personas de diferentes países y regiones no coincidan entre ellas en diversos temas", afirmó.
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Asimismo, señaló que politizar los Juegos sería contrario al espíritu olímpico y las esperanzas compartidas por los pueblos de todo el mundo.

"Debemos iniciar consultas en un pie de igualdad para reducir nuestras diferencias y expandir nuestras coincidencias sobre la base del respeto mutuo", agregó Hu.

Pero su tono conciliador contrasta con el duro rechazo de Beijing a las críticas que recibió en los últimos días, luego de que la Cámara de Representantes (diputados) de Estados Unidos aprobara una resolución urgiendo a China a honrar sus promesas de mejorar la situación en materia de derechos humanos antes de los Juegos.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Liu Jianchao, condenó la resolución de los legisladores estadounidenses, a la que calificó como "odiosa". También señaló que Washington debería dejar de "usar los así llamados temas religiosos y de derechos humanos" para anotarse "puntos políticos".

La resolución, aprobada el miércoles por 419 votos contra uno, reclama a China que "ponga fin en forma inmediata a los abusos contra los derechos humanos de sus habitantes, cese la represión de los ciudadanos tibetanos y de origen uygur, y suspenda su apoyo a los gobiernos de Birmania y Sudán".

Esas medidas "asegurarán que los Juegos Olímpicos de Beijing se realicen en una atmósfera que honre las tradiciones olímpicas de libertad y apertura", agregó el texto.

Los legisladores también pidieron al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que se pronuncie firmemente sobre la situación de los derechos humanos durante la visita que realizará a Beijing para asistir a la ceremonia inaugural de los Juegos, el 8 de agosto.

El llamamiento se produjo un día después de una reunión de Bush con cinco prominentes disidentes chinos, a quienes recibió en la Casa Blanca. Harry Wu, Wei Jingsheng, Rebiya Kadeer, Sasha Gong y Bob Fu han criticado sistemáticamente desde hace mucho tiempo las violaciones a los derechos humanos del gobierno de su país.

Liu describió el encuentro como una "grosera interferencia" en los asuntos internos de China y criticó los "comentarios irresponsables sobre la situación religiosa y de derechos humanos" que se hicieron en él.

El duro intercambio de declaraciones coincidió con una intensificación del examen sobre la forma en que el gobierno chino trata a los ciudadanos y a la prensa que viajó para cubrir los Juegos Olímpicos.

Como anfitrión, China se comprometió a realizar una serie de reformas a su cerrado sistema político, para garantizar la libertad de expresión y el acceso irrestricto a la información durante los Juegos.

En 2001, cuando se designó a Beijing como sede, el secretario general del Comité Olímpico Chino, Wang Wei, dijo que "otorgaremos a los medios de prensa completa libertad para informar. Tenemos la esperanza de que los Juegos no sólo beneficiarán a nuestra economía sino que mejorarán las condiciones sociales, incluyendo los derechos humanos".

Pero en vísperas de su inicio, las draconianas medidas de seguridad han amordazado tanto a los periodistas como a los críticos del gobierno. Activistas por los derechos humanos recibieron la advertencia de no hablar con los enviados de los medios de prensa extranjeros, y personas consideradas "problemáticas" fueron trasladadas fuera de la capital.

"Desafortunadamente, estas medidas recuerdan las adoptadas por la policía soviética durante los Juegos Olímpicos de 1980, cuando los disidentes fueron forzados a abandonar Moscú", señaló el viernes la organización Reporteros Sin Fronteras, dedicada al fomento de la libertad de expresión.

El creciente enfrentamiento entre los organizadores de los Juegos y los periodistas extranjeros fue parcialmente desactivado el viernes, cuando se desbloqueó el acceso a algunos sitios de Internet desde los centros de prensa. Entre los vedados se encontraba el de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.

La promesa de las autoridades de permitir protestas en zonas de la capital reservadas para ese fin también se encuentra bajo atento examen, luego del rechazo esta semana de varias peticiones para realizar demostraciones públicas.

Los ciudadanos chinos tienen el derecho legal de protestar, para lo que deben solicitar la autorización del Buró de Seguridad Pública, pero el permiso casi nunca es concedido. Cuando se llevan a cabo algunas, habitualmente se producen sin el consentimiento oficial.

Activistas de derechos humanos expresaron su preocupación acerca de que esas zonas especiales para realizar manifestaciones sólo constituyan una maniobra de relaciones públicas sin ninguna función real.

Medios de prensa de Hong Kong informaron que el intento de propietarios de tierras de la oriental ciudad de Suzhou de obtener autorización para realizar una protesta fue frustrado en Beijing y se les ordenó regresar.

Hu prometió en la conferencia de prensa que audaces reformas políticas serán dadas a conocer en coincidencia con la atención internacional puesta sobre China en este momento y que esos cambios, tanto políticos como económicos, continuarán una vez finalizados los Juegos Olímpicos.

"El sueño del pueblo chino es acelerar la construcción de un país moderno y concretar el gran renacimiento de la nación china", afirmó Hu.

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