El partido Kadima, gobernante en Israel, afronta una alternativa de hierro en las elecciones internas de las que surgirá en septiembre el nuevo primer ministro: mejorar sus posibilidades electorales o las de lograr acuerdos para formar una coalición.
Los nombres en la liza son los del ministro de Transporte, Shaul Mofaz, cuyo vínculo con los partidos de derecha le permitiría lograr el aval parlamentario, o la canciller Tzipi Livni, quien lograría, según pronostican los encuestadores, una mejor votación que su compañero de gabinete.
Todo depende del escenario que los miembros de Kadima consideren más probable: que el nuevo gobierno pueda lograr mayoría en el actual parlamento o no.
La primera ronda de las elecciones internas se celebrará el 17 de septiembre. La segunda será la semana siguiente si ninguno de los candidatos logra una mayoría de al menos 40 por ciento.
El ganador tendrá seis semanas para formar gabinete. Si no lo logra, se celebrarán elecciones generales en 90 días.
[related_articles]
Mofaz se muestra como el aspirante a primer ministro con mayores posibilidades de formar una coalición. Livni trata de convencer a sus correligionarios que sólo ella puede llevar a Kadima a un triunfo electoral.
Por ahora, las encuestas le dan a Livni entre seis y diez puntos porcentuales de ventaja por sobre Mofaz en el mapa interno de Kadima. Además, los sondeos revelan que, con la candidatura de la canciller, el partido obtendría hasta ocho escaños más que si el abanderado fuera el ministro de Transporte.
Pero eso sería en elecciones generales, que no están programadas sino hasta noviembre de 2010. Kadima no tiene intenciones en poner sus 29 escaños parlamentarios en juego en una competencia con el popular líder del derechista partido Likud, el ex primer ministro Benjamín Netanyahu.
Mofaz tiene más posibilidades que Livni de forjar una coalición con otros partidos, en especial con los de derecha. Pero pocos creen que el próximo líder de Kadima, sea quien fuere, pueda reconstituir una coalición de gobierno. En cambio, todos apuestan por que habrá elecciones generales a comienzos de 2009.
Eso explica por qué cada vez más dirigentes clave del partido apoyan a Livni, a medida que los ministros y legisladores de Kadima se pronuncian en uno u otro sentido al acercarse las elecciones internas.
El ministro de Seguridad Interna y ex jefe del servicio de inteligencia Shin Bet, Avi Dichter, y el ministro del Interior, Meir Sheetrit, también están en carrera, pero con una intención de voto de apenas un dígito porcentual, según las encuestas.
La competencia, por lo tanto, está tomando forma entre el señor Seguridad y la señora Decencia.
Mofaz, de 60 años, es un ex comandante del Ejército y ex ministro de Defensa que se muestra como un "duro" en materia de seguridad, en especial respecto de Irán.
Consideró, incluso, "inevitable" un ataque israelí contra instalaciones nucleares iraníes si Teherán mantiene su programa de energía atómica, un comentario que en su momento desató un aumento de 11 dólares en el precio internacional del barril de petróleo.
Mofaz insiste en que su imagen de "halcón" le facilitará la tarea de tejer alianzas con partidos de derecha a la hora de reconstruir una coalición liderada por Kadima.
Del mismo modo, el ministro de Transporte hace gala de escepticismo cuando se refiere a las perspectivas de paz con Palestina, y no se considera atado con el plazo sugerido por Estados Unidos de alcanzar un acuerdo antes de fin de año.
Se requiere un periodo mucho más prolongado para consolidar la confianza entre las partes, dijo Talya Somech, estrecha colaboradora de Mofaz.
"Él cree que se requerirán años ( ) para alcanzar acuerdos" sobre las fronteras, el derecho de los refugiados al retorno y la seguridad.
Las negociaciones son conducidas por Livni, en su carácter de ministra de Relaciones Exteriores y diestra por su experiencia como ex agente de la agencia de espionaje Mossad y abogada.
La oposición que tuvo hace años la canciller a un acuerdo de "territorios a cambio de paz" se ha ido diluyendo. Su último quiebre ideológico fue en 2005, cuando abandonó el Likud para formar Kadima con el ex primer ministro Ariel Sharon, dada, precisamente, la fuerte oposición de ese partido derechista a hacer concesiones a los palestinos.
Livni, de 50 años, está hoy a cargo de la oficina del primer ministro Ehud Olmert, de quien ha sido una de sus grandes críticas.
Ella misma se muestra como la antítesis del jefe del gobierno, envuelto en no menos de seis casos de corrupción desde que asumió el cargo en mayo de 2006.
El último de esos escándalos —se lo acusa de recibir ilícitamente cientos de miles de dólares en efectivo de un empresario judío estadounidense— fue lo que llevó a Olmert a anunciar que no se presentaría en las elecciones de septiembre como candidato a liderar Kadima y que, por lo tanto, renunciaría a su puesto con la elección de su sucesor.
Luego de que una comisión designada por el gobierno determinó que Olmert realizó un mal manejo de la breve guerra contra el libanés Partido de Dios (Hezbolá) en 2006, Livni llamó al primer ministro a renunciar. Pero ella permaneció al frente de la cancillería.
A medida que se elevaba el volumen de los escándalos de corrupción, Livni volvió a reclamarle que diera un paso al costado.
La canciller cuenta ahora con el respaldo de Tsahi Hanegbi, un dirigente de gran predicamento en las bases de Kadima. Mofaz contaba con la ventaja de su mayor control de la dirigencia intermedia, pero el pronunciamiento de Hanegbi le deparó un retroceso que confirma la tendencia de las encuestas.