Al acercarse las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, los iraquíes que viven en ese país aparecen divididos en torno a sus preferencias, según una serie de entrevistas realizadas por IPS.
Algunos ven en el senador John McCain, seguro candidato del gobernante Partido Republicano, que se opuso a fijar un plazo específico para la retirada de los 144.000 efectivos de combate de Estados Unidos desplegados en Iraq, como una garantía contra el retorno del caos y la inestabilidad al país.
Otros apoyan al senador Barack Obama, proclamado esta semana candidato del opositor Partido Demócrata, por su deseo de retirar las fuerzas de combate de Estados Unidos en los 16 meses posteriores a su asunción, y su posición más felxible sobre asuntos como la inmigración.
"Mi lealtad es con este país, y los asuntos internos realmente me interesan", dijo Hala, una ingeniera de sistemas que vive en Estados Unidos con su familia desde hace 22 años, y que pidió ser identificada sólo con su nombre de pila.
"Apoyo a Obama por su política interna y exterior ", explicó.
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Al momento del censo de 2000, unos 89.000 iraquíes vivían en Estados Unidos. Esa cifra representaba apenas 0,3 por ciento de todas las personas extranjeras en el país norteamericano. Según Refugee International, 13.754 refugiados iraquíes llegaron a Estados Unidos entre 2001 y 2008.
El debate aquí ha sido influenciado en semanas recientes por negociaciones en curso entre el gobierno del presidente George W. Bush y el primer ministro iraquí Nouri al-Maliki en torno a acuerdos formales relativos al futuro estatus de las tropas estadounidenses.
Igual que McCain, Bush quiso condicionar cualquier futura retirada militar a las mejoras en la situación de seguridad. También demandó inmunidad legal para soldados estadounidenses y otro personal acusado de crímenes en Iraq.
Al-Maliki, por otro lado, presionó para fijar un plazo para la retirada de todas las tropas de combate. Algunos observadores dicen que la posición de Maliki —mucho más cercana a la de Obama—, es guiada por la oposición popular a la retención de fuerzas estadounidenses en Iraq.
Steven Kull, director del consorcio de investigaciones internacionales WorldPublicOpinion.org, dijo a IPS que "los iraquíes quieren un calendario. No les resuena la idea de McCain de una presencia militar indefinida de Estados Unidos en Iraq".
En un reciente testimonio presentado ante el Congreso legislativo, Kull observó que una encuesta realizada por ORB en marzo de este año para el canal 4 de la cadena estatal británica BBC concluyó que 70 por ciento de los iraquíes decían querer que las fuerzas multinacionales se retiraran, 84 por ciento preferían que se fueran en el plazo de un año y 78 por ciento que se retiraran en seis meses.
De todos modos, entrevistas realizadas por IPS con numerosos iraquíes en Estados Unidos, de diferentes sectas, edades y géneros revelaron sentimientos encontrados ante la posibilidad de una retirada ya en junio próximo, y los calendarios opuestos representados por McCain y su rival Obama. "Estoy muy triste de decirlo, pero pienso que McCain sería mejor para el futuro de Iraq, especialmente porque mi familia y mis amigos todavía viven allí", dijo a IPS Bassam Sebti, un iraquí de 28 años radicado en Estados Unidos desde hace dos años.
"Ahora soy un contribuyente. Obama es mejor para Estados Unidos, pero no para Iraq", opinó Sebti, editor del Centro Internacional para Periodistas, en Washington.
Los funcionarios iraquíes están ansiosos por un calendario de retirada y han pedido que el mandato del Consejo de Seguridad no sea renovado luego de su expiración, para fines de este año. El clérigo chiita Muqtada al-Sadr acordó disolver a su Ejército Mahdi si se alcanza un acuerdo aceptable.
Unos 144 de los 275 miembros del parlamento iraquí, dominado por los chiitas, firmaron una carta en reclamo de un calendario para la retirada de Estados Unidos.
Sin embargo, algunos iraquíes temen que el vacío de seguridad resultante aumente la violencia sectaria.
Naseer Nori, de 51 años, llegó con su familia a Estados Unidos en mayo, en el marco del programa de reasentamiento de refugiados iraquíes.
"Los iraquíes que regresan a casa prefieren a McCain: no quieren una retirada temprana, que sólo dejará al país en manos de milicias y partidos políticos que combatirán entre sí. No tenemos un ejército fuerte para frenar eso", señaló a IPS.
Otros iraquíes en Estados Unidos creen que Obama será mejor en la política interna, especialmente en lo relativo al trato de inmigrantes y refugiados, y no confían en las políticas de McCain hacia su país de origen.
Suhail Ahmed, un traductor sunita de 55 años, también se mudó a Estados Unidos con su familia en mayo. Al pedírsele que evaluara a los candidatos, respondió irónicamente: "Una lechera nunca te dirá que su yogur está agrio".
Ahmed observó que los republicanos nunca admitieron haber cometido errores en Iraq. "La gente que vuelve a casa está cansada, y los republicanos seguirán los mismos pasos de Bush. A Iraq no le ocurrirá nada bueno si gana McCain", sostuvo.
Omar Fekeiki, editor iraquí de 30 años que vive en Estados Unidos desde hace dos años, viene siguiendo con cuidado la campaña electoral de Estados Unidos, y anhela ver quién será el nuevo presidente.
"Desde que era niño siempre tuve esta imagen sobre Estados Unidos: es la tierra de la igualdad", afirmó.
Fekeiki dijo estar ansioso por ver a Obama liderar a Estados Unidos por los próximos cuatro años.
Como muchos otros iraquíes seculares, Fekeiki cree que separar el Islam del Estado es la única manera de lograr la normalidad en Iraq. Y el apoyo de Estados Unidos al gobierno religioso iraquí jugó un rol importante en desestabilizar al país, agregó.
"Los soldados están muriendo sin razón", señaló.