A pesar de una sentencia que en los hechos significa que Salim Hamdan, condenado por apoyar el terrorismo, podría quedar libre a fines de este año, el futuro del chofer del líder radical islámico Osama bin Laden no está del todo claro.
Hamdan fue hallado culpable el miércoles de proveer "apoyo material" a la red extremista Al Qaeda, pero fue absuelto de la acusación más grave de conspiración, por su supuesta relación con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington perpetrados por esa organización.
Una comisión de seis altos jefes militares designados por el Departamento de Defensa sentenció al yemení de 40 años a cinco años y medio de cárcel. Pero, descontando los cinco que estuvo en la base militar estadounidense de Guantánamo, Cuba, la fecha de liberación será a fines de este año.
Pero la administración de George W. Bush ha aclarado que no tiene intenciones de liberar a Hamdan. Desde que fue considerado "combatiente enemigo", podría ser retenido hasta el fin de la "guerra contra el terrorismo", si bien no está nada claro cuándo ésta terminará.
Lo que parece seguro es que si Hamdan es retenido más allá de su fecha oficial de liberación, sus abogados apelarán tanto ante los sistemas judiciales militares como civiles.
[related_articles]
El juicio a Hamdan fue el primero realizado en Guantánamo en siete años, y el primero de este estilo convocado por Estados Unidos desde que los líderes nazis fueron procesados en Nuremberg luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Los fiscales del gobierno pidieron 30 años de cárcel para el chofer de Bin Laden.
Tras el veredicto, grupos de derechos humanos y expertos legales lanzaron duras críticas a la forma en que se llevó a cabo el proceso, y pronosticaron que las batallas legales están aún lejos de terminar.
Críticos señalaron que el juicio, que incluyó evidencia no confirmada, procedimientos secretos y pruebas obtenidas mediante la coerción, fue una muestra de la defectuosa comisión militar encargada por el gobierno de Bush.
"Todos los esfuerzos del gobierno por presentar a la comisión como otro Nuremberg están completamente fuera de la ley", dijo a IPS Vincent Warren, director ejecutivo del Centro de Derechos Constitucionales, grupo que ha movilizado a muchos de los abogados defensores de los presos en Guantánamo.
"Hamdan fue condenado sobre la base de leyes aprobadas mucho después de que fue detenido, y la comisión permitió que se presentara evidencia obtenida mediante coerción, ambas cosas prohibidas no sólo por el derecho internacional, sino por las leyes estadounidenses también", subrayó Warren.
Con él coincidió Larry Cox, director ejecutivo de la oficina estadounidense de la organización Amnistía Internacional. "El juicio a Hamdan confirmó lo que es de conocimiento público: las comisiones militares están defectuosas y no adhieren a los principales aspectos del imperio de la ley. Hamdan sufrió casi siete años de detención ilegal, sólo para ser sido sometido a un proceso así", indicó.
"Hasta ahora, el juicio perpetúa los esfuerzos del gobierno de Bush para escapar al imperio de la ley y a los requisitos de la justicia", indicó.
"El juicio fue un espectáculo. Las reglas para la evidencia están tan claramente dispuestas a favor del gobierno que el tribunal está incapacitado para llegar a la verdad", dijo a IPS Brian J. Foley, profesor visitante asociado de la Escuela de Leyes de la Universidad de Boston.
"Es difícil darle crédito a un veredicto, aun cuando éste nos está diciendo que el gobierno no pudo ganar todo el caso en su propio sistema artificioso", señaló, y agregó: "Esto, sin embargo, de ninguna manera prueba que el sistema sea justo o que funcione".
Pero otros apoyan la comisión militar y consideran que su veredicto es legítimo. Por ejemplo, el abogado David Rivkin, firme partidario de las políticas de detención de Estados Unidos, sostuvo: "Este es un gran indicio de que el proceso ha sido independiente":
El viceportavoz de la Casa Blanca, Tony Fratto, calificó de "justo" el juicio, y sostuvo que abriría el camino para que los fiscales procesen a otros 80 detenidos por crímenes de guerra. Diecinueve de estos ya han sido acusados formalmente.
El veredicto y la sentencia del miércoles serán automáticamente apelados en un tribunal especial de Washington. La corte puede reducir pero no aumentar la condena. Hamdan podrá apelar también ante tribunales locales.
El detenido yemení fue condenado por proveer apoyo material al terrorismo al ser el conductor del automóvil de Bin Laden en Afganistán en septiembre de 2001, cuando fueron preparados y perpetrados los atentados en Nueva York y Washington.
Sin embargo, el detenido alegó que "necesitaba un trabajo" y que siempre mantenía una "relación de respeto" con el líder saudita, como cualquier otro empleado.