Infinidad de marcas falsas pululan en los comercios del mercado de Kariakoo de la capital de Tanzania. Multitudes compran teléfonos celulares, indumentaria y aparatos electrónicos. Todos son imitaciones que se venden a precios irrisorios.
La piratería de marcas está en auge en una de las naciones más pobres del mundo, donde las marcas auténticas, muy costosas, están fuera del alcance de la mayoría de los consumidores.
Tanzania se ubica en el puesto 159 de los 177 países analizados en el Índice de Desarrollo Humano de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El gasto por persona es de 340 dólares al año.
"No creo que estemos haciendo un mal negocio, porque ayudamos a la gente a sobrevivir con el poco dinero que tiene", dijo una vendedora que se negó a dar su nombre por temor a la policía.
Más de la mitad de los teléfonos celulares y partes de computadoras exhibidos en este comercio diminuto en Kariakoo, colgados de ganchos, son productos de imitación de marcas prestigiosas, cuya venta es ilegal.
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Pero algunos en Dar Es Salaam se oponen con vehemencia a la venta de mercaderías falsas. Uno de ellos es Hussein Kamote, director de políticas en la Confederación de Industrias de Tanzania.
Kamote dijo a IPS que este comercio ilícito tiene un efecto negativo sobre la economía.
Tanzania pierde hasta 780 millones de dólares y 140.000 puestos de trabajo al año a causa de la piratería de marcas, según un informe de la Confederación.
Más de 20 por ciento de las mercaderías ofrecidas en los centros comerciales más prestigiosos del país —incluidas las septentrionales ciudades de Arusha, Mwanza y Moshi, y la semiautónoma isla de Zanzíbar, en el océano Índico— son falsificaciones, según el estudio.
La proporción se eleva a 70 por ciento si se incluyen mercancías de baja calidad.
"La mayoría de las imitaciones en Tanzania usan marcas falsas. También son de menor calidad", alegó Kamote.
El uso de esas mercaderías puede tener "serias consecuencias de seguridad para los consumidores, así como perjudicar la economía e impedir que crezca la industria manufacturera local", añadió.
Las falsificaciones prosperan porque comerciantes que necesitan efectivo demandan estas imitaciones baratas a sus proveedores, dijo. Algunos, incluso, embaucan a sus clientes, según el empresario.
Muchas de las falsificaciones son prácticamente copias al carbón de los originales, destacó Kamote.
"Lo peor es que uno las compra baratas pero, en realidad, son caras, porque uno paga por ellas varias veces luego que se rompen", agregó.
Los productos de mala calidad también pueden tener resultados letales. En los estantes de algunas farmacias de Tanzania también se pueden ver medicamentos falsificados, desde antirretrovirales para portadores del virus del sida hasta Viagra, la píldora contra la disfunción eréctil masculina.
La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual estima que el valor mundial de las mercaderías falsificadas ascendió a 750.000 millones de dólares en 2007, frente a los 5.500 millones de 1982.
Entre cinco y siete por ciento del comercio mundial corresponde a mercaderías ilegítimas. Al parecer, grupos dedicados a actividades ilegales, como el narcotráfico, son los que se embolsan las ganancias, según el sitio web de la Coalición Internacional Contra la Falsificación (IACC, por sus siglas en inglés), con sede en Estados Unidos.
Algunas fábricas chinas ponen en circulación gran cantidad de mercaderías falsificadas, según la IACC. "China es la mayor fuente de productos falsos del mercado mundial", alegó.
Emiratos Árabes Unidos, India, Indonesia, Tailandia, Taiwán y, en África, Kenia, Malawi, Mozambique y Sudáfrica exportan imitaciones a Tanzania, según el estudio de la Confederación de Industrias.
Pero las industrias tanzanias también se están volcando a la piratería. Las autoridades de control de alimentos y medicamentos encontraron té de calidad inferior y pasta dentífrica tóxica en paquetes que ostentaban marcas conocidas, y que fueron producidos por fábricas locales, aseguró Kamote.
El gobierno comienza a dar la pelea. La Comisión de Competencia Leal de Tanzania, creada en 2007, confiscó 1.000 millones de chelines tanzanos (862 millones de dólares) en productos electrónicos falsificados, partes de automóviles y medicinas en puntos de ingreso al país por tierra, aire y mar.
Una ley aprobada este año faculta a la Comisión a inspeccionar comercios, confiscar y destruir imitaciones e imponer multas de hasta cinco millones de chelines (4,31 millones de dólares) a los infractores, según Michael Shilla, director de defensa al consumidor de la Comisión.
Los inspectores se centrarán en pequeños comercios en septiembre, para hallar claves que los conduzcan a mayoristas e importadores de productos falsificados. "Queremos enviar el mensaje de que Tanzania ya no es un vertedero de falsificaciones", dijo Shilla a IPS.
"Estamos alentando a los consumidores a usar su poder. Si no compran estas mercaderías, los negocios dejarán de venderlas", sostuvo.
Algunos consumidores ya lanzaron su propio boicot. Hamisi Juma, un agente de autobuses, ahorró 125.000 chelines (107.750 dólares) para comprar un mini estéreo de alta fidelidad en un negocio perteneciente a una cadena de renombre en el principal centro comercial de Dar es Salaam.
"Pude conseguir una unidad como ésta por 80.000 chelines (68.960 dólares) en el mercado de Kariakoo, pero si tuviera un desperfecto no podría volver a que me devuelvan el dinero o me la cambien", explicó.