Los planes del primer ministro de Tailandia, Samak Sundaravej, de desviar el agua de los ríos en la vecina Laos para beneficiar a la producción agrícola de su país son duramente criticados por activistas, quienes alertan impactos negativos en el ambiente y en los habitantes.
Desde que asumió el cargo el 6 de febrero, Samak insiste en que su Partido para el Poder del Pueblo debe implementar una serie de planes de irrigación, por un total de 14.970 millones de dólares, antes de que termine el periodo de gobierno de cuatro años.
Están previstos por lo menos ocho de estos proyectos, sin incluir el ambicioso plan del primer ministro para tomar agua del río Mekong y trasladarla hacia los campos de los agricultores del noreste.
El gabinete tailandés aprobó dos de estos planes en julio.
El primero, por unos 1.310 millones de dólares, tiene como objetivo desviar agua del río Mae Yuam desde Birmania hacia la represa Bhumibhol, en la provincia tailandesa de Tak.
El segundo prevé derivar agua del río Nam Ngum, de Laos, hacia la represa de Lam Pao, en la nororiental provincia tailandesa de Udon Thani, con un costo de unos 2.300 millones dólares.
Ambientalistas tienen dudas sobre la eficacia de estos proyectos, especialmente los últimos dos aprobados. Temen que el gobierno esté derrochando el dinero de los contribuyentes, y por tanto pidieron que las autoridades realizaran un cuidadoso estudio de impacto ambiental antes de iniciar las obras.
Pianporn Deetes, de la organización ambientalista Living River Siam, dijo que el proyecto de desviación de agua Yuam-Bhumibhol podía poner en riesgo la vida de los agricultores y el ambiente.
La activista señaló que, según ese plan, el agua sería desviada por una distancia de unos 200 kilómetros hasta el reservorio de la represa Bhumibhol a través de una compleja red de túneles subterráneos y canales de irrigación.
La construcción de estos túneles podría destruir 1.854 hectáreas de bosques, con un efecto nocivo en la salud de las personas, alertó.
"Los habitantes de por lo menos 14 aldeas serán afectados negativamente por las obras, incluyendo las vibraciones, el ruido de las explosiones y la liberación de sustancias químicas en las fuentes de aguas naturales y en el suelo", dijo Pianporn.
Los aldeanos que viven cerca del río Salween y en el Parque Nacional, dependientes del río Mae Yuam, sufrirán escasez de agua en la temporada de sequía si el recurso es desviado, indicó.
Además, el desvío causará cambios en los ecosistemas, afectando las plantas de agua y la migración de peces.
Unos 30.000 refugiados de la etnia karen, procedentes de Birmania, que viven en campamentos cerca del río Mae Yuam, también serán afectados.
La activista indicó que el gobierno no reveló ninguna información sobre los proyectos ni convocó a reuniones públicas para discutir su impacto antes de aprobarlos.
Lertsak Khamkhongsak, coordinador del Grupo de Estudios sobre Cambios Culturales y Ecológicos, dijo que el apuro del gobierno para revivir el proyecto podría ser una estrategia política para atraer votos, especialmente los del norte y del noroeste.
Las dos regiones son baluartes del gobernante Partido para el Poder del Pueblo, considerado sucesor del ahora disuelto Thai Rak Thai, encabezado por el depuesto primer ministro Thaksin Shinawatra.
"¿Quién se beneficiará de los proyectos de desviación de agua propuestos? ¿Son las personas o los políticos", dijo Lertsak.
Asimismo, señaló que las pasadas experiencias en el noreste de Tailandia han demostrado que la promoción y la implementación de planes a gran escala de administración de agua tienden a beneficiar a los empresarios y no a los pequeños productores.
También hay temores de que el proyecto para desviar agua desde Nam Ngum, en Laos, pueda causar inundaciones en algunas áreas. "El gobierno debería preguntarle a los pobladores si el proyecto es realmente lo que ellos quieren", dijo Lertsak.
"Para esos megaproyectos se requiere la participación de las personas en cualquier toma de decisiones, pues podría tener un inmenso impacto en sus vidas", señaló.
Lertsak llamó al gobierno a detener las obras del proyecto de Nam Ngum hasta que esté pronto un completo estudio de impacto ambiental y social, y se hayan elaborado planes de mitigación.
Además, señaló que los grupos ambientalistas y de base de todo el país realizarán una campaña nacional para informar al público sobre los polémicos proyectos.
El portavoz del gobierno, Wichienchote Sukchoterat, aseguró que las autoridades siempre habían respetado la participación de las personas, y desea que el proyecto ayude a mejorar la calidad de vida de los habitantes, especialmente los de las zonas más afectadas por sequías.
También negó que los proyectas tuvieran el objetivo de recaudar votos o apoyo popular
(*Este artículo fue escrito por el Programa Imaginando Nuestro Mekong, coordinado por la oficina de IPS en Asia Pacífico)