Tras dos días de deliberaciones en la localidad egipcia de Sharm el-Sheikh los gobernantes de la Unión Africana (UA) exhortaron este martes a la formación de un gobierno de unidad en Zimbabwe, pero los líderes de las facciones en pugna negaron esa posibilidad.
George Charamba, portavoz del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, quien se proclamó ganador el viernes de una segunda vuelta electoral en la que no tomó parte la oposición, a causa de la violencia estatal y paraestatal, afirmó que el régimen no tenía intenciones de formar una "gran coalición".
El líder del opositor Movimiento por un Cambio Democrático (MDC, por sus siglas en inglés), Morgan Tsvangirai, dijo que se trataría "prácticamente de un pacto de élites, que no significa nada para el pueblo".
"Exigimos un período de transición, con la redacción de una nueva Constitución, la convocatoria a nuevas elecciones, además de la reforma y desmilitarización de las instituciones del ZANU-PF", siglas en inglés de la gobernante Unión Nacional Africana – Frente Patriótico, agregó.
Los gobiernos occidentales tienen en mente un tipo de acuerdo como el alcanzado en Kenia tras las elecciones de diciembre de 2007, en las que el escandaloso fraude orquestado por el presidente Mwai Kibaki, para privar de la victoria al líder opositor Raila Odinga desencadenó una ola de violencia política y étnica que dejó más de 1.500 muertos y millones de desplazados.
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Finalmente se llegó a un acuerdo por el cual Kibaki siguió siendo presidente y Odinga accedió al cargo de primer ministro. Pero en el caso de Zimbabwe, ni Mugabe ni Tsvangirai están dispuestos a ocupar un segundo plano en un gobierno de "unidad nacional".
Charamba, el portavoz de Mugabe, lo rechazó de plano. Tsvangirai enfatizó que no tiene la menor intención de convertirse en "socio menor" de una coalición luego de haber triunfado en las elecciones de marzo, cuyos resultados fueron manipulados por el gobierno para forzar una segunda vuelta e intimidar a los votantes.
El viernes, desde la celda a la que lo confinó el régimen de Mugabe, el número dos del MDC, Tendai Biti, envió una declaración en la que negaba vehementemente la existencia de diálogo entre las partes, y consideraba "malintencionados" los informes que hacían referencia a esas negociaciones.
Ese mismo día, Mugabe hizo mención a las elecciones en las que fue único candidato como un "mandato" para que permaneciera en el poder, ignorando los numerosos informes sobre el gran número de votantes llevados por la fuerza a las urnas para votar por la ZANU-PF.
Aún así, apenas 42 por ciento de los electores concurrieron a votar y el único candidato proclamó haber obtenido 85 por ciento de los sufragios.
Pero los líderes africanos se cuidaron de criticar en público a Mugabe. Algunos observadores señalaron que a medida que crece la presión de Estados Unidos y Gran Bretaña sobre el régimen de Zimbabwe, aumenta proporcionalmente la actitud de las naciones africanas de "formar las carretas en círculo" en torno de Mugabe.
Aunque los líderes de la UA hicieron el llamado al gobierno de unidad nacional, pocos se pronunciaron sobre el fraude electoral, considerado "vergonzoso" por Estados Unidos e incluso por los observadores del organismo regional.
"Los comicios están muy lejos de ajustarse a los estándares que la UA emplea para considerar que una elección fue democrática", señalaron este lunes en Harare.
También el ex presidente sudafricano Nelson Mandela (1994-1999) y un grupo selecto de "Ancianos" estadistas habían exhortado a la UA a declarar las elecciones de Zimbabwe "ilegítimas", designar un enviado especial para poner en marcha una "firme mediación" y presionar a Mugabe para que respete los derechos humanos y deje sin efecto su prohibición a las actividades de organizaciones de ayuda humanitaria.
La economía de Zimbabwe se encuentra en total colapso. Un artículo publicado el domingo por el diario madrileño El País señaló que la inflación trepa a 14.000.000 por ciento: circulan billetes de 50.000.000 dólares de Zimbabwe, la moneda nacional. La esperanza de vida se ha reducido de 60 años a sólo 35, desde que el país logró la independencia, en 1980.
"El liderazgo de la UA es necesario en este momento. Ayudará a que Zimbabwe retorne a la grandeza que inspiró a tantos de nosotros durante su orgullosa historia", señaló el grupo de Ancianos liderado por Mandela, quien lo creó el año pasado para pronunciarse "alto y claro" sobre los acontecimientos políticos.
El grupo de estadistas incluye, entre otros, al ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter (1977-1981), al ex mandatario brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), el ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Kofi Annan (1997-2006) y a la activista mozambiqueña por los derechos humanos Graça Machel.
La reticencia de los líderes africanos se basa en el recuerdo de su papel en la lucha de liberación del colonialismo británico, que finalizó en 1980 con el nacimiento de Zimbabwe. A partir de allí, Mugabe gobernó con mano de hierro.
Su más vehemente defensor en la cumbre de la UA fue el presidente de Gabón, Omar Bongo, quien lo supera en el récord de permanencia en el poder, pues gobierna desde 1967.
El sucesor de Mandela, Thabo Mbeki, que por mucho tiempo propició una estrategia de "diplomacia discreta" con Zimbabwe, y a quien algunos activistas de derechos humanos consideran más parte del problema que de la solución, también se pronunció por el diálogo.
Sudáfrica fue renuente en criticar a Mugabe a causa de la ayuda que brindó al ahora gobernante partido Congreso Nacional Africano, liderado durante años por Mandela, en su lucha contra el "apartheid", régimen segregacionista blanco desarticulado en 1994.
Pero el aluvión de tres millones de empobrecidos zimbabwenses que cruzaron la frontera común ha comenzado a generar tensiones sociales en Sudáfrica y episodios de violencia xenófoba.
El diario sudafricano Business Day informó este martes que enviados de Mbeki estaban tratando de llegar a un acuerdo entre las facciones de Zimbabwe y señaló que se encontraban "en el umbral" de un entendimiento.
Washington también está a favor de una solución negociada, pero se reserva otras cartas. El embajador de Estados Unidos ante la ONU, Zalmay Khalizad, advirtió que su país continuará presionando para que se impongan sanciones multilaterales contra Zimbabwe, pero que no descartaba la adopción de medidas unilaterales.
Según la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, se podría incluir una prohibición de viajes a funcionarios del gobierno de Zimbabwe, medidas para evitar que el régimen de ese país pueda disponer de sus fondos depositados en el exterior y un embargo a la venta de armas.