SRI LANKA: Escasez e inseguridad se agravan en el norte

Los civiles de la septentrional región srilankesa de Wanni, bastión de los rebeldes Tigres tamiles, sufren escasez y mucha inseguridad, exacerbadas por el asedio del ejército a esa zona, según organizaciones humanitarias.

La región de Wanni cubre los distritos norteños de Kilinochchi y Mullaitivu, en la costa oriental, y áreas de Vavuniya y Mannar, en la zona occidental.

Con duras ofensivas, efectivos del ejército tomaron el control de por lo menos 80 por ciento de Mannar y Vavuniya, en tanto los otros dos distritos permanecen en poder de los rebeldes.

Los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil perdieron la mayoría de los distritos orientales el año pasado, incluida la nororiental ciudad portuaria de Trincomalee.

El conflicto que enfrenta a los separatistas Tigres tamiles con el ejército ya lleva 25 años.
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Los insurgentes luchan por un territorio autónomo para la minoría tamil a causa de la discriminación que padecen a manos de la mayoría cingalesa.

De los alrededor de 20 millones de habitantes de este país insular de Asia meridional, 73 por ciento pertenecen a la etnia cingalesa, la mayoría budista, y 18 por ciento al pueblo tamil, proveniente del sur de India y practicante del hinduismo.

Confiado de ganar la guerra, el presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapakse, dijo el domingo en India estar dispuesto a mantener conversaciones con los rebeldes, pero sólo si aceptaban entregar las armas.

Pero desde mediados de 2006, los Tigres tamiles acusan al ejército de causar una grave crisis humanitaria en el norte con sus incursiones. Hay más de 100.000 personas desplazadas en la región de Wanni.

"Muchos de los desplazados se ven obligados a vivir al aire libre", denuncia una declaración de los Tigres divulgada en el sitio de Internet de su "secretariado de paz"..

En enero, la gobernante coalición nacionalista de Rajapakse puso fin a un acuerdo de cese del fuego con los rebeldes promovido por Noruega.

Tras dos rondas de conversaciones realizadas en Ginebra y Oslo, el ejército lanzó una serie de ataques en el norte y este de la isla, donde reside la mayoría tamil.

Los habitantes de Kilinochchi, donde se ubica el cuartel general de los Tigres, utilizan queroseno para hacer funcionar sus motocicletas y automóviles. Muchos de ellos se apiñan en sus casas en la noche porque aviones del ejército bombardean al azar objetivos rebeldes en esa ciudad, según organizaciones humanitarias.

Otros civiles no pueden escapar porque los Tigres tamiles se lo impiden.

"Estamos muy preocupados porque alimentos, combustibles y otros suministros no llegan al norte. También hay decenas de personas desplazadas varias veces", dijo a IPS un funcionario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que pidió reserva de su identidad.

Otro problema, según numerosos voluntarios, es la conscripción obligatoria de jóvenes, el cierre de escuelas y la detención de personas que llegan a Wanni de visita por parte de los Tigres tamiles.

"Pero el mayor problema humanitario, más que la falta de alimento, es la inseguridad y la incertidumbre", remarcó uno de los voluntarios.

La situación de la región de Wanni empeoró a principios de este mes tras el cierre de la ruta A-9, vía de acceso a la zona norte, debido a la partida del Comité Internacional de la Cruz Roja, que supervisa los dos puntos de ingreso existentes con la anuencia del gobierno y de los rebeldes.

El retiro fue motivado por el bombardeo, al parecer por aviones del ejército, de un área cercana a donde la Cruz Roja tiene dispuestas barreras.

El 7 de este mes, la organización humanitaria regresó y reabrió la ruta tras recibir garantías de ambos bandos enfrentados de que las zonas libres de combates serían respetadas.

El cierre de la ruta impidió la llegada de suministros a la zona donde residen unas 500.000 personas.

El comisario general de Servicios Esenciales, S. B. Divaratne, dijo a IPS que el suministro de alimentos se aprueba en base a las necesidades dictadas por funcionarios gubernamentales de la región.

El comisario general es la persona responsable de coordinar la llegada de suministros esenciales a las zonas afectadas por la guerra.

"El mes pasado pudo haber escasez por problemas de transporte, pero ahora los camiones están circulando", indicó Divaratne.

Pero un funcionario de Kilinochchi, que pidió reserva de su identidad, dijo a IPS por teléfono que la escasez de alimentos y combustible causaba dificultades a los desplazados.

También señaló que las minas antipersonal colocadas en el área por desconocidos aumentaban los riesgos.

"Nuestros funcionarios son reticentes a trasladarse a ciertas zonas por ese problema", dijo, y mencionó la muerte de un funcionario cuya motocicleta pasó por una mina antipersonal el 29 de junio.

Los rebeldes señalaron que las Unidades Especiales de Penetración del ejército estaban realizando detonaciones en su territorio.

El ejército reconoció la existencia de esas unidades de contrainsurgencia, pero alegó que sólo apuntan contra objetivos rebeldes, no contra la población civil ni funcionarios.

En los distritos de Wanni fueron desplazadas unas 171.000 personas desde enero de 2006, según el último informe de actualización divulgado el 3 de este mes, elaborado regularmente por un equipo de la ONU y de organizaciones no gubernamentales locales e internacionales.

El equipo del Comité Permanente Inter-agencias (IASC, por sus siglas en inglés) señaló en su informe que la situación de seguridad en los distritos de Kilinochchi y Mullaitivu es delicada dadas las impredecibles "incursiones aéreas, cada vez más comunes en la región", y que la capacidad de cubrir las necesidades humanitarias causadas por el intenso conflicto se vio "gravemente afectada por la cantidad restringida de suministros y reservas".

Hay pocas reservas de alimentos, refugios y suministros de salud. Pero lo que preocupa especialmente es la dificultad de las organizaciones humanitarias para llegar a las personas más vulnerables por las restricciones de combustible", añadió.

Los desplazamientos de los equipos de voluntarios se ven restringidos por el poco combustible que llega a la región de Wanni.

Aun si el comisario general de Servicios Esenciales aprobara las solicitudes de combustible y alimentos de las organizaciones humanitarias, las cantidades pueden quedar reducidas en la práctica por decisiones de los comandantes del ejército en el terreno.

Una voluntaria con experiencia coincidió en que ese asunto es un problema.

"Hay diferentes niveles de autorizaciones, en los ministerios y en el ejército, y las cosas pueden cambiar en cualquier punto del proceso", señaló.

El 2 de este mes el comisario general de Servicios Especiales aprobó el ingreso a la zona de casi 25.000 litros de combustible para motores diesel y 1.030 litros de gasolina para que las ocho agencias de la ONU que trabajan en Wanni usaran en un mes, pero esa cantidad es totalmente insuficiente.

"Para los habitantes de la zona, en especial de Kilinochchi y Mullaitivu, la situación no tiene solución. No saben qué hacer porque sus movimientos también están restringidos por los rebeldes y la presencia de minas antipersonal (colocadas por el ejército)", dijo a IPS un periodista de la zona.

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