La ONU intentará de nuevo imponer la prohibición de fumar en su sede neoyorquina, una meta que, aunque no se ha hecho humo, se ha mostrado, al menos, esquiva.
Cuando el estado de Nueva York prohibió en julio de 2003 fumar en los lugares públicos, la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) fue quizás la única de permaneció al margen de la estricta legislación, pues es considerada territorio internacional.
En el secretariado de la organización, fumar es "desalentado" pero no está prohibido, como sí lo está en casi todas las otras agencias de la ONU en Nueva York, entre ellas el Fondo para la Infancia (Unicef) y el Fondo de Población (UNFPA).
El Consejo Económico y Social del foro mundial (Ecosoc, por sus siglas en inglés), en el que participan 54 países, recomendó la semana pasada a la Asamblea General, que reúne a los 192 miembros, "considerar" medidas hacia una ONU libre de humo.
Douglas Bettcher, director de la iniciativa contra el vicio de fumar de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló que tomar una posición de conjunto más firme al respecto fue una recomendación del Grupo de Trabajo Interinstitucional Especial para el Control del Tabaco.
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Los 20 miembros del Grupo representan a casi todas las grandes agencias de la ONU, entre ellas el Fondo para la Infancia (Unicef), el Programa para el Desarrollo (PNUD), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa para el Medio Ambiente (Pnuma) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Dado que la Asamblea General no adoptó ninguna medida frente a una resolución previa del Ecosoc, Bettcher dijo que el Consejo debía replantear sus recomendaciones al inicio del próximo período de sesiones de la Asamblea, en septiembre, para logar "la completa prohibición de fumar y vender tabaco en sus instalaciones".
Entre otros países que apoyan esta iniciativa figuran Argentina, Australia, Canadá, Noruega, Nueva Zelanda, Suiza y Uruguay, la primera nación latinoamericana que impuso la prohibición de fumar en edificios públicos, sitios de esparcimiento y lugares de trabajo.
Un estudio de 19 páginas del panel de agencias de la ONU advirtió que, de los actuales 1.300 millones de fumadores en todo el mundo al menos, alrededor de 650 millones morirán a causa de su vicio.
El hábito de fumar fue responsable de aproximadamente 5,4 millones de muertes en 2005, cifra que se incrementaría a 8,3 millones para 2030, con más de 80 por ciento de los casos en los países en desarrollo, advirtió el informe.
"La OMS cree que existe una contradicción inherente entre el concepto de responsabilidad social empresaria y la (existencia de la) industria del tabaco", destacó el estudio.
"Es desafortunado que algunas compañías tabacaleras hayan podido sumarse" al Pacto Mundial (Global Compact) entre la ONU y algunas grandes empresas, añadió el panel.
Este grupo de trabajo recomendó a la OMS que informe sobre los casos en que las tabacaleras violan las leyes nacionales de control del hábito de fumar, para tomarlo en cuenta a la hora de reevaluar el estatus de las compañías que lo integran.
Alrededor de cinco de las empresas que participan en el Pacto Mundial están relacionadas directa o indirectamente con la industria tabacalera.
Los 10 principios universales del Pacto están tomados de diversos instrumentos internacionales y abordan cuestiones como los derechos humanos, las condiciones laborales, el ambiente y las medidas anticorrupción.
Kathy Mulvey, de la organización de análisis de políticas empresariales Corporate Accountability International, dijo a IPS que aunque la prohibición de fumar en recintos de la ONU es un paso bienvenido, el foro mundial podría hacer más para impulsar un tratado internacional en esta materia.
Conocido como la Convención Marco sobre Control del Tabaco de la OMS, este instrumento ya protege a 85 por ciento de la población mundial en más de 150 países, agregó Mulvey.
Entre otros aspectos, contempla medidas de cumplimiento obligatorio como la prohibición a la publicidad de cigarrillos y al auspicio de determinadas actividades, como competencias deportivas, por parte de las tabacaleras.
"Un paso clave que podría dar la ONU es dejar de ofrecer una cobertura de relaciones públicas a una industria responsable por la muerte de 5,4 millones de personas en todo el mundo cada año", dijo Mulvey a IPS.
En mayo, ITC Limited, asociada a British American Tobacco, se sumó al Pacto Mundial, y no es la única tabacalera que lo integra.
Como las compañías pueden adoptar los estándares que les resultan convenientes y rechazar los que las perjudican, ese instrumento es ineficaz para asegurar que los principios postulados por la ONU se respeten en la práctica, explicó Mulvey.
Un funcionario de la Oficina del Pacto Mundial (GCO, por sus siglas en inglés) dijo a IPS que el estudio del panel de agencias de la ONU "lamentablemente distorsiona la naturaleza del convenio, que no ofrece un sello de aprobación a las empresas que participan en él".
La GCO replicó, en una declaración escrita, que el solo hecho de sumarse no convierte a las compañías en "responsables" y que no se trata de un instrumento regulador sino de "una plataforma de diálogo".
"Fundamentalmente, el Pacto Mundial apunta a complementar y no a sustituir las regulaciones gubernamentales a nivel nacional", agregó el texto, que también remarcó que se intenta disuadir a las tabacaleras de sumarse a la iniciativa y que no se aceptan donaciones de ellas.
Sin embargo, dado que el tabaco es un producto legal, el GCO considera que no puede impedir que las empresas del sector se sumen al Pacto, aunque trate de persuadirlas para no hacerlo.