Ponni, de 27 años, yace en su cama de hospital en la pequeña ciudad india de Madurai, todavía bajo los efectos de la anestesia que le aplicaron para hacerle una cesárea unas pocas horas atrás.
A su lado no se ve a ninguna mujer que la atienda, algo inusual en India, donde la abuela materna o paterna usualmente está presente para recibir al recién nacido.
En cambio, el marido de Ponni, Sakthi, espera sentado a un costado de la cama que su esposa se despierte para cargar en sus brazos a su hija por primera vez.
Ambos son empleados públicos, que llevan una vida ordinaria en esta conservadora ciudad, famosa por sus templos hindúes. Lo que los diferencia de otros miles de parejas es su decisión de no tener más de un hijo, aunque haya sido una niña.
"Se trató de un pedido extraordinario hecho por el marido cuando su mujer estaba aún en la sala de partos. Quiso que le efectuáramos una ligadura de trompas a pesar de su juventud. Nos dijo que no le importaba si nacía un niño o una niña y que planeaba llevar una vida dichosa con una pequeña familia", explicó uno de los médicos.
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El nacimiento estaba previsto para este viernes 11 de julio, Día Mundial de la Población, lo que llevó a Sakthi a decidir, con el consentimiento de su mujer, que no contribuiría a la explosión demográfica.
Su hija nació cinco días antes, pero el "pensamiento no convencional" del joven se ganó el corazón de mucha gente.
El personal del hospital lo felicitó por su decisión de ir contra la tradición que privilegia a los hijos varones, al extremo de llegar, en algunos casos, al asesinato de las bebés a manos de sus padres.
El capítulo local de la Asociación India de Planificación Familiar (FPAI, por sus siglas en inglés) se apresuró en presentar a la pareja como agentes de cambio.
Creada en 1949, la FPAI es la principal organización de salud sexual y reproductiva de India. Trabaja en estrecho contacto con el gobierno y otras organizaciones no gubernamentales.
Ponni y Sakthi se encuentran entre alrededor de dos docenas de parejas en Madurai que, en los últimos seis meses, se volcaron hacia la planificación familiar luego del nacimiento de su primer hijo, dijo a IPS el administrador del capítulo local de la FPAI, Louis Paulraj.
"Con mejor acceso a la planificación, la gente opta regularmente por tener familias pequeñas", agregó.
El hecho llamativo en el caso de Ponni y Sakthi es que decidieron tener un solo hijo sin tomar en cuenta el sexo del recién nacido. Se mostraron dispuestos a ser blanco del disgusto de sus numerosas familias, siempre ansiosas de escuchar noticias sobre la llegada de herederos varones.
Esta es la razón por la que ningún pariente se acercó al hospital para compartir la alegría del matrimonio por el nacimiento de su hija. La suegra de Ponni estaba furiosa, porque ella había sido incapaz de engendrar un varón y además decidió no aumentar el tamaño de su familia.
Asimismo, su madre consideró que la decisión era poco inteligente y predijo que Ponni tendría una vejez infeliz, al no contar con un hijo varón que cuidara de ella.
"La opción es entre tener una buena calidad de vida con un solo hijo o multiplicar la familia y compartir la carga de una vida con limitaciones", dijo Selvi, de 24 años y madre de un bebé de seis meses. También hizo que le ligaran las trompas.
"He escuchado hablar de la explosión demográfica. Pero con el cambio en los estilos de vida, las mayores aspiraciones y los precios en aumento, no es posible dar lo mejor a dos o más hijos si uno es un asalariado", agregó.
Sudhakar, quien trabaja en un banco, señaló: "Gasto 750 dólares anuales en la educación de mi hija, que estudia en primer grado de una prestigiosa escuela. Puedo pagarlo porque decidí tener un solo hijo y darle lo mejor."
Paulraj destacó que "la idea de las familias pequeñas se está extendiendo con velocidad en pequeñas ciudades como Madurai. Desde febrero hasta ahora, 57 por ciento de 2.133 madres optaron por la planificación familiar luego de tener su segundo hijo. Alrededor de uno por ciento toman la misma decisión después del primero".
El sudoriental estado indio de Tamil Nadu, donde se encuentra Madurai, recibe el crédito por no contribuir a la explosión demográfica india al reducir su tasa de natalidad, que pasó de 19,2 por 1.000 habitantes en 2000 a 16,6 en 2005 y a 15 el año pasado.
Esa tendencia alentó al gobierno local a fijarse como objetivo la estabilización de la población en 70 millones de habitantes para 2010.
Esta proyección le permitiría a Madurai mantener su posición de liderazgo en la puesta en práctica de programas de salud materna e infantil y asistencia a las familias.
Las cifras oficiales sobre crecimiento de la población total de India también muestran una tendencia decreciente, de una tasa de 1,8 por ciento en 2001 a 1,3 por ciento en 2011 y 0,9 por ciento en 2021.
En consecuencia, el país tendrá 1.200 millones de habitantes en 2011 y 1.300 millones en 2021.
Según proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas, China tendrá 1.400 millones de habitantes en 2010 y la población india se estabilizará en alrededor de 1.700 millones para 2060.
El crecimiento demográfico es desde hace muchos años una preocupación central del gobierno indio. El Programa Nacional de Bienestar Familiar de India es una de los más antiguas iniciativas gubernamentales sobre planificación familiar del mundo en desarrollo.
Este programa fue lanzado en 1951 con el objetivo de reducir la natalidad para estabilizar la población y ayudar a la economía nacional.
El gobierno cree que India puede repetir la experiencia de los países ricos, donde la industrialización y la mejora de la calidad de vida han sido acompañadas por un descenso en el crecimiento de la población.
La gente comienza a percibir ventajas reales en las familias pequeñas. Un creciente número de parejas evalúan positivamente la planificación familiar, en contraste con el rechazo que recibieron inicialmente estos programas, según encuestas.
Pero todavía quedan obstáculos que deben ser superados.
La marcada preferencia por los hijos varones tiene raíces culturales y económicas. Ellos colaboran con el trabajo rural a medida que van creciendo, obtienen empleo en épocas de enfermedad o desocupación, cuidan de sus padres cuando son ancianos y ofician los ritos funerarios cuando éstos mueren.
Estudios realizados por el no gubernamental Grupo de Operaciones de Investigación revelan que 68 por ciento de las parejas rurales encuestadas continúan teniendo hijos hasta que nacen, al menos, dos varones.
Ofrecer información y servicios de salud reproductiva en las aldeas, tratar de involucrar a los hombres en el tema y brindar empleos no agrícolas en algunos estados del país ayuda a que la natalidad caiga más pronunciada y rápidamente, afirman expertos en población.
Mejores métodos anticonceptivos, la postergación del momento elegido para la maternidad, una mayor presencia de mujeres en la fuerza laboral y la migración desde áreas rurales hacia las urbanas también han jugado su papel, agregan.