La inclusión del centro histórico de la central ciudad cubana de Camagüey en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad más que un reconocimiento se convirtió, para no pocos artistas, intelectuales y amantes de esa urbe, en un llamado de alerta por su recuperación.
"El nombramiento es un reconocimiento a una ciudad que tiene una historia especial dentro del urbanismo y la cultura cubana en general, pero también es una alerta contra los efectos de la ignorancia y la desidia", dijo a IPS el poeta, ensayista y narrador camagüeyano Roberto Méndez.
A juicio de Méndez, la declaración de Camagüey como Patrimonio Cultural de la Humanidad en la reunión 32 del Comité del Patrimonio Mundial, que se desarrolla hasta el 10 de este mes en Québec, Canadá, es "un verdadero orgullo" para "una ciudad cuyo origen legendario se remonta a 1514", pero sobre todo debe ser "un punto de partida".
"Es verdad que se ha hecho muchísimo en el rescate de varias plazas, iglesias, ciertos inmuebles en arterias principales, pero lo que falta es muchísimo más. Hay muchas zonas y edificaciones de ese propio centro amenazadas de ruina o pérdida definitiva", añadió el autor del libro "Leyendas y tradiciones del Camagüey" (2003).
Las 54 hectáreas que integran el núcleo más antiguo del centro histórico camagüeyano fueron inscriptas en la lista de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco) por constituir un ejemplo excepcional de un enclave urbano tradicional alejado de las principales rutas comerciales.
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Este año, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco ha seleccionado también la montaña Le Morne, que sirvió de refugio a esclavos en la isla de Mauricio, el sitio de Tulou de Fujian, que es un conjunto de casas de tierra en China que podían cobijar hasta 800 personas, un lugar arqueológico nabateo de Arabia Saudita y los conjuntos monásticos cristianos armenios de Irán.
En la lista también aparecen el antiguo sitio agrícola de Kuk (Papua-Nueva Guinea), la llanura de Stari Grad (Croacia) y las fortificaciones de Vauban (Francia), Mantua y Sabbionetta (Italia).
Además del núcleo más antiguo del centro histórico camagüeyano, entre los nueve sitios cubanos que integran hasta ahora en la lista del Patrimonio de la Humanidad se encuentran la Habana Vieja y sus fortificaciones, incluida en 1982, la ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios, en 1988, y el centro histórico de la ciudad de Cienfuegos, en 2005.
Trasladada para su actual localización en 1528, Camagüey se desarrolló con un patrón urbano irregular, que contiene un amplio sistema de plazas y plazuelas, calles laberínticas y bloques urbanos irregulares, muy excepcional para una ciudad colonial latinoamericana, según información publicada por la Unesco.
Entre otros "valores excepcionales", se consideran sus edificios religiosos, la amplia utilización del barro en la construcción y la cerámica, la presencia de la vegetación en los patios interiores de sus casas y la yuxtaposición de diferentes etapas constructivas y estilos como el neoclásico, ecléctico, art decó, neocolonial, art nouveau y racionalismo.
"No se trata sólo de sus edificaciones, sino también de sus tradiciones y de su gente. Camagüey es una ciudad increíble y poco conocida incluso por los propios cubanos", comentó la periodista habanera Raquel Sierra, quien trabajó un año en el periódico Adelante, de esa provincia.
La zona declarada patrimonio está integrada por 80 manzanas, donde residen 8.180 personas. El área posee 13 plazuelas y siete plazas, que acogen a seis templos católicos y 2.843 inmuebles civiles y viviendas, según la propuesta presentada a la Unesco por la Dirección Provincial de Patrimonio y de la Oficina del Historiador.
Otras 276 hectáreas del centro histórico camagüeyano son consideradas como Zona de Protección.
Fuentes de la Oficina del Historiador indican que ese centro atesora 14.351 edificaciones, de las cuales 13.320 son viviendas, 237 cuarterías (vecindad) y 4.769 tienen gran valor arquitectónico. En 2004 se encontraban en estado ruinoso 103 de ellas, 1.354 estaban en mal estado y 5.411 regular.
Alrededor de 56.200 personas viven en el centro histórico camagüeyano, con una densidad poblacional de algo más de 190 por hectárea. La población se ha mantenido estable en los últimos 25 años, con una tendencia al envejecimiento y, según especialistas, con un profundo sentido de pertenencia al barrio.
Ahora, junto a obras restauradas como las plazas de San Juan de Dios y del Carmen y las edificaciones que conforman su entorno, el parque Ignacio Agramante, la restauración de no pocos inmuebles en arterias principales y el proyecto de rehabilitación del barrio de El Carmen, la Oficina del Historiador de Camagüey enfrenta no pocos retos.
Entre los más visibles aparece el peligro de derrumbe del antiguo Convento de San Francisco, los daños que exhibe la casa de la escritora cubana Aurelia Castillo, el deterioro del Cementerio General de la ciudad y la realización de intervenciones verdaderamente efectivas en lugares de excepcional valor patrimonial como la Quinta Simoni.
"Habrá que lograr una labor mejor conjugada en vez del divorcio habitual entre la Dirección Provincial de Patrimonio y la Oficina del Historiador de la Ciudad, dar poder jurídico a esta última para detener la barbarie de ciertas personas naturales y organismos, lograr una gran inyección financiera para proteger y rehabilitar grandes zonas", afirmó Méndez.
La opinión es compartida por la pintora y escultora Ileana Sánchez: "hay que ver a quién se van a entregar los recursos para que lleguen realmente a donde tienen que llegar y que sirvan para apoyar el trabajo de la Oficina del Historiador que, hasta el momento, es la que ha agrupado gente con sensibilidad, conocimiento y ganas de hacer cosas", dijo a IPS.
Sánchez lamentó que, mientras un espacio de la televisión nacional interrumpió el tema del día para dar la noticia del reconocimiento a la ciudad cubana el pasado 7 de julio, las autoridades locales minimizaran la importancia del acontecimiento e, incluso, limitaran las celebraciones populares y culturales.
Asimismo, aseguró que, a pesar de sus valores arquitectónicos y de ser una de las plazas culturales más importantes de la isla, la ciudad sigue siendo un lugar de paso para el turismo que se desplaza a los balnearios y a los cayos del norte camagüeyano y no se ha logrado aún una promoción por sus valores patrimoniales.
"El gobierno de Camagüey tiene que empezar a mirar la ciudad con otros ojos y comprender que el compromiso ya no es ni siquiera con Cuba, es con la humanidad", añadió la artista, creadora de varios murales e impulsora de no pocas acciones a favor del mejoramiento del entorno urbano de su ciudad natal.
"Y habrá una asignatura urgente para todos sus habitantes: saber vivir en una ciudad que es patrimonio", alertó Méndez, miembro correspondiente de la Academia Cubana de la Lengua.