Las reflexiones sobre el pasado, presente y futuro de Chile de 85 historiadores, entre ellos ocho premios nacionales, conforman un libro que busca abrir el debate sobre los 200 años de vida independiente del país, que se conmemorarán en 2010.
"Hoy nadie está proyectando Chile. Las autoridades ni siquiera saben si vamos a tener luz eléctrica el próximo año (por la crisis energética que atraviesa el país). Eso me preocupa", señaló enfático a IPS Luis Parentini, compilador del libro titulado "Historiadores chilenos frente al bicentenario".
El actual escenario dista mucho de la realidad de 1910, dice este especialista en etnohistoria, ya que para el centenario el país se preguntaba ávidamente cómo sería en las próximas décadas. "Haciendo historia se puede proyectar el futuro", remarcó.
Aunque la emancipación de España se logró sólo en 1818, tradicionalmente Chile ha recordado como hito independentista la creación de la primera Junta Nacional de Gobierno, el 18 de septiembre de 1810.
Para conmemorar la fecha, Chile ya ejecuta diversos proyectos de gran envergadura, al igual que otros países de América Latina que comparten la misma experiencia histórica. Pero se trata básicamente de "infraestructura y arte", se queja Parentini.
El libro de más de 500 páginas presentado el 20 de junio reúne ensayos de historiadores chilenos de diferentes edades, trayectorias académicas y tendencias teóricas y políticas. Detrás de la iniciativa están tres universidades privadas: la Católica Silva Henríquez, Andrés Bello y Finis Terrae.
La encargada de publicarlo fue la Comisión Bicentenario, entidad creada en 2000 por el entonces presidente de Chile, Ricardo Lagos (2000-2006). Cada texto se presenta como una reflexión personal, escrita de forma ágil, sin los tradicionales pies de página de las investigaciones académicas.
Los premios nacionales de historia que participan en el proyecto son Ricardo Krebs (1982), Gabriel Guarda (1984), Sergio Villalobos (1992), Mario Orellana (1994), Mateo Martinic (2000), Lautaro Núñez (2002), Jorge Hidalgo (2004) y Gabriel Salazar (2006).
A ellos se sumaron otros 77 historiadores nacionales, que examinan desde el centralismo del país hasta la identidad nacional, pasando por la situación de las mujeres y de los pueblos indígenas, la evolución de la educación, las relaciones laborales y los movimientos migratorios, así como la revolución digital.
También hay espacio para reflexionar sobre las consecuencias de la Guerra del Pacífico (1879-1883), que enfrentó a Chile con Perú, que perdió parte de su territorio, y con Bolivia, que se quedó sin salida soberana al océano Pacífico.
Los ensayos también denotan las tensiones presentes en el Chile actual. Por ejemplo, la visión de un país que avanza hacia un desarrollo sin la suficiente equidad social.
Uno de los más críticos es Gabriel Salazar. "Y así, de cien en cien, hemos llegado a las proximidades del año 2010, con la creciente repetida doble sensación de que, por una parte, estamos (ya) modernizados y, por otra, que la historia ha girado en círculos, fagocitando en cada vuelta un siglo de vida inútil", plantea.
"Somos los primeros en América Latina, en todo lo que huela a mercado. En todo lo que suene a dictadura eficiente. En todo lo que suene a extremismo liberal", dice en su ensayo titulado "Fiestas centenarias en Chile: ¿ritos del eterno retorno?".
Mientras Salazar es sumamente crítico del rol jugado por las elites dominantes, Sergio Villalobos las defiende.
"En el trayecto republicano y nacional, las elites fueron los grupos orientadores esenciales. Su papel ha sido denostado por tendencias ideológicas extremas, que tienen representantes entre los investigadores", sostiene Villalobos.
Villalobos y otros historiadores también validan la unidad cultural del país, producto del mestizaje, mientras que otros especialistas reivindican su noción multicultural.
Parentini es autor del ensayo "Imaginario mapuche", que revisa la forma en que la sociedad chilena ha percibido desde antes de la independencia hasta nuestros días al principal pueblo originario del país. Esta etnia ha estado en el centro del debate en los últimos años por su demanda de mayores derechos territoriales, políticos y culturales.
A mediados del siglo XIX, dice el autor, se ensalzó al mapuche como "gran guerrero" para potenciar el ejército de la naciente nación chilena, pero luego se lo consideró un "estorbo" para el desarrollo nacional, lo cual significó el despojo de sus tierras en pro del "bien común".
Tras un siglo de empobrecimiento económico y cultural, sólo en 1990, tras la recuperación de la democracia, los mapuches volvieron a florecer ante los ojos del país, que trató de integrarlos rápidamente. Pero la conclusión de Parentini es lapidaria: "Son una minoría, no tienen peso electoral".
El historiador plantea que "a los políticos no les son útiles como votantes, pero sí como tema de programa para candidaturas junto al tema ecológico", pero mientras no se crucen con lo económico.
La democracia también es objeto de análisis.
"Luego de diecisiete años de régimen autoritario (1973-1990) se ha transitado a la democracia protegida, que los propios autoritarios diseñaron y que las fuerzas democráticas no han podido aún desmontar", dice por su parte Juan Carlos Gómez.
"Entre los diversos factores que explican la deficiente historia democrática nacional, se encuentra el hecho de que la sociedad chilena no ha generado ninguna de las cartas fundamentales que han normado su vida política en estos doscientos años", asegura. Es decir, nunca ha habido una asamblea nacional constituyente, en la que participen todos.
En su prólogo, Parentini invita a los demás países de la región a replicar la iniciativa chilena. Ya tiene programados viajes a Brasil, Paraguay y Argentina para compartir la experiencia, adelantó.
La Universidad Nacional de Cuyo, de la ciudad argentina de Mendoza, y la Universidad Católica Boliviana, de la Paz, se han mostrado interesadas. El IX Encuentro del Corredor de las Ideas del Cono Sur, a realizarse entre el 23 y 25 de este mes en Asunción, será otra instancia para difundir el libro.
"Lo más probable es que para 2010 en cada país latinoamericano haya un libro" como el que acaba de publicar Chile, avizoró Parentini.