Fijando la plataforma para sus próximos viajes a Europa, Medio Oriente y Afganistán, el candidato a la presidencia de Estados Unidos por el opositor Partido Demócrata, Barack Obama, condenó la guerra en Iraq y reafirmó su intención de retirar las tropas de ese país para mediados de 2010 si es elegido mandatario en noviembre.
En un discurso sobre política exterior, Obama repetidamente afirmó que la guerra, incluyendo a la estrategia "embate" (surge) del presidente George W. Bush, que desvió peligrosamente la lucha contra la red extremista islámica Al Qaeda y el movimiento islamista Talibán, será la primera prioridad en su futura agenda de gobierno.
"Ésta es una guerra que debemos ganar", declaró el martes, y añadió que enviaría por lo menos dos brigadas de combate adicionales a Afganistán para sumarse a los 65.000 efectivos estadounidenses y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ya instalados.
El domingo, un puesto de avanzada de la (OTAN) fue casi invadido por los talibanes el domingo, ataque en el que murieron nueve estadounidenses.
También llamó a triplicar la ayuda no militar a Pakistán para apoyar sus instituciones democráticas, pero alertó que no habrá de "tolerar un santuario terrorista" en la frontera de ese país con Afganistán.
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"Tenemos que dejar en claro que si Pakistán no puede o no quiere actuar, vamos a atacar objetivos terroristas de alto nivel si los tenemos en la mira", dijo, repitiendo una amenaza que hizo a comienzos de este año y que provocó la indignación en Pakistán.
El discurso pareció diseñado para calmar al público tras las sugerencias hechas por miembros del gobernante Partido Republicano y algunos medios de que Obama estaba tambaleando de su promesa de las primarias demócratas a comienzos de año de retirar las tropas de Iraq antes de que su futura administración cumpliera 16 meses, y de enfrentar a su principal rival, el oficialista John MacCain, en temas de seguridad.
De hecho, la concentración de Obama en Afganistán y Pakistán como "el frente central de la guerra contra el terrorismo" parece ya haber puesto a McCain en la defensiva.
El candidato republicano dijo el martes que por primera vez estaba a favor de enviar tres brigadas a Afganistán, y su campaña anunció que daría un discurso este jueves para explicarse.
Mientas Obama muestra una modesta ventaja sobre McCain de entre dos a nueve por cientoen las últimas encuestas, los consultados expresan una gran confianza en las credenciales del republicano en materia de seguridad nacional.
En una encuesta realizada por el periódico The Washington Post y la cadena ABC divulgada el martes, por ejemplo, 78 por ciento de los entrevistados dijeron que McCain "sería un buen comandante en jefe del ejército", mientras que sólo 48 por ciento opinaron lo mismo de Obama.
Al mismo tiempo, sin embargo, el electorado continúa desilusionado con la guerra en Iraq, de la que McCain ha sido un histórico impulsor.
A pesar del éxito aparente de la estrategia "embate" —que ya lleva 17 meses y añadió a comienzos de 2007 unos 30.000 soldados a los 140.000 ya instalados en el país— en reducir la violencia sectaria y las bajas estadounidenses, alrededor de un tercio de los consultados en las encuestas más recientes dijeron que la guerra no había valido la pena, y sólo un tercio coincidieron con McCain en que sí fue necesaria.
La mayoría del público también está de acuerdo con el argumento de Obama de que se le debía dar una mayor prioridad a Afganistán en el marco de una "más amplia guerra contra el terrorismo". Sesenta por ciento de los consultados dijeron que Washington podía aun ganar la guerra contra el terrorismo sin permanecer en Iraq, en tanto que un tercio apoyaron el argumento de McCain de que la victoria en ese país es indispensable.
Por otra parte, 51 por ciento de los consultados dijeron que la victoria en Afganistán era esencial, mientras que 42 por ciento discreparon.
Las declaraciones de Obama del martes parecieron cuidadosamente diseñadas no sólo para subrayar sus diferencias con McCain sobre esas dos guerras, sino también para referirse a otras preocupaciones de política exterior claves que, según encuestas, han causado una considerable ansiedad en el público en general.
El demócrata prometió seguir una "fuerte e inteligente estrategia de seguridad nacional, que reconozca que tenemos intereses no sólo en Bagdad, sino también en Kandahar y Karachi, en Tokio y en Londres, en Beijing y en Berlín".
"Nos concentraremos en esta estrategia de cinco metas esenciales para hacer más seguro a Estados Unidos: culminar la guerra en Iraq en forma responsable, terminar la lucha contra Al Qaeda y el Talibán, asegurar todas las armas nucleares y materiales de terroristas de los estados hostiles, alcanzar una verdadera seguridad energética y reconstruir nuestras alianzas para lograr los objetivos del siglo XXI", afirmó.
* El blog de Jim Lobe sobre política exterior estadounidense, y en particular sobre la influencia neoconservadora en la administración de Bush, puede visitarse en la dirección: http://www.ips.org/blog/jimlobe/.