DESARME-ONU: Negligencia de gobiernos fomenta tráfico ilegal

Especialistas reunidos en la Tercera Reunión Semestral de Estados sobre Armas Pequeñas y Ligeras, en el marco de la ONU, coincidieron en que la negligencia de los gobiernos y la falta de salvaguardas básicas facilitan la proliferación de armas pequeñas y ligeras en el mundo.

Un panel de expertos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) definió las armas pequeñas como aquellas capaz de ser transportadas por una persona, a diferencia de las ligeras, que requieren de dos o más, un animal de carga o un vehículo pequeño.

Se consideran armas pequeñas fusiles, carabinas, metralletas, rifles de asalto, revólveres y ametralladoras ligeras.

El tráfico de armas pequeñas "es quizá el mayor desafío que debe afrontar el Programa de Acción para Erradicar el Comercio Ilegal de Armas Pequeñas y Ligeras", señaló el canciller de Nigeria, Lawrence Olufemi Obisakin, representante de las naciones africanas en la reunión.

"Se necesita un esfuerzo colectivo más comprometido de todos los involucrados, ya sean productores armas pequeñas y ligeras o víctimas de su tráfico dadas las graves consecuencias sobre la seguridad de las personas y las propiedades, en especial en África y en el resto de las naciones en desarrollo", añadió.

Las armas pequeñas son responsables de la muerte de 200.000 personas al año fuera de conflictos armados, según un informe elaborado por el Grupo de Trabajo sobre Armas Pequeñas (SAWG, por sus siglas en inglés) en 2006.

SAWG es una alianza de organizaciones no gubernamentales de Estados Unidos dedicada a fomentar un cambio de las políticas de este país y del mundo en materia de armas.

En su estudio de este año divulgado el lunes, SAWG concluyó que el origen de las cantidades significativas de armas pequeñas ilegales es el enorme excedente de reservas que poseen los gobiernos.

El Programa de Acción para Prevenir, Combatir y Erradicar el Tráfico Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, creado por la ONU en 2001, recomienda proteger o destruir los excedentes de armas pequeñas, sin embargo, no existe un consenso internacional acerca de qué cantidad es excesiva.

Dado que la definición de esa cifra queda en manos de los gobiernos, éstos suelen exagerar sus necesidades en la materia.

De las 200 millones de armas de fuego que se estima manejan los ejércitos de todo el mundo, al menos 76 millones sobran, según el estudio.

"En la ONU y en otros foros de negociaciones, los estados son muy reticentes a aceptar cualquier cosa que pueda parecer como una norma internacional que defina el excedente", dijo a IPS Keith Krause, director de programa de la Encuesta de Armas Pequeñas, proyecto de investigación del Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra.

"Se trata de una prerrogativa nacional y harán todo lo que puedan para justificar su arsenal excesivo", añadió.

Se destruyen grandes cantidades de armas pequeñas, pero aún así no es suficiente si se compara con la producción. Las naciones suelen preferir exportar el sobrante que destruirlo.

Aumentar la cantidad de armas que se destruyen para por lo menos igualar la producción anual "no requeriría un gran esfuerzo de la comunidad internacional", según Krause.

Lo más alarmante respecto de los arsenales excesivos es la cantidad de robos y desvíos de armas que se hubieran podido evitar mediante salvaguardas básicas de seguridad física y de responsabilidad, concluyó el estudio.

"Por desgracia, el sistema de gestión de reservas no es efectivo en muchos países", señaló Jürg Streuli, representante permanente de Suiza en la Conferencia sobre Desarme.

"En algunos casos ni siquiera existe. La comunidad internacional no tiene capacidad para crear sistemas de gestión perfectos en todos los países", añadió.

Un sistema de gestión perfecto de arsenales puede no ser viable, pero contar con salvaguardas básicas puede ayudar a prevenir el desvío de armas sofisticadas.

"Pueden implementarse procedimientos administrativos muy simples para garantizar la seguridad de las municiones y las armas", remarcó Krause.

"Eso no requiere ninguna tecnología sofisticada. ¿Por qué entonces los países no han implementado las salvaguardas?", preguntó.

"Creo que hasta hace poco, hace cinco o cuatro años, los países no eran del todo concientes del origen de muchas de las armas utilizadas en zonas de conflicto", señaló Krause.

"A fines de los 90 se creía que muchas de las armas existentes, por ejemplo en África occidental y oriental, eran adquiridas por traficantes mediante negocios turbios en las naciones del disuelto bloque comunista, pero, de hecho, muchas de las que existen ahora se consiguen en el ámbito local", remarcó.

"Eso tiene sentido porque, si perteneces a un grupo armado de algún lugar de Asia o África, ¿cuál es la fuente más lógica para conseguir armas?", preguntó Kraus.

"Pues es la policía o los depósitos del ejército y por eso no sorprende que esa sea la forma de conseguir armas. Tenemos que cerrar esa parte de la cadena de fuga de armas ilegales", explicó.

El problema de falta de salvaguardas para proteger los arsenales de armas pequeñas no se concentra en las naciones en desarrollo, como lo prueba el informe en lo que respecta a las armas pequeñas estadounidenses destinadas a las fuerzas de seguridad iraquíes que terminan en manos de milicias en el extranjero.

El estudio hace referencia a un informe de la Contraloría General de Estados Unidos (GAO, por sus siglas en inglés) que señala que "la necesidad de equipar rápido a las fuerzas iraquíes que realizan operaciones de combate restringe la capacidad de las fuerzas multinacionales para implementar de modo correcto procedimientos de responsabilidad".

La GAO opera de manera independiente en la órbita del Congreso legislativo.

Respecto de si la estrategia estadounidense de desplegar rápido armas en perjuicio de un procedimiento de responsabilidad adecuado es correcta, Krause opina que "la lógica no tiene ninguna visión de futuro porque las armas permanecen mucho tiempo en esas zonas".

"En el caso de Iraq, la situación es que el gobierno de Estados Unidos no sabe quién debe tener armas y quién es responsable de recibirlas. Cuando termine la guerra, en ese país va a haber un problema terrible de proliferación en la región", explicó.

La ONU se propuso discutir con regularidad la implementación del Programa de Acción y reducir las armas pequeñas ilegales, pero las reuniones destinadas a ese fin no lograron avances significativos.

El secretario general del foro mundial Ban Ki-moon se refirió a la conferencia de 2006 sobre armas pequeñas y ligeras como "no concluyente".

Sin embargo, Krause se mostró optimista acerca del resultado de la Tercera Reunión Semestral de Estados sobre Armas Pequeñas y Ligeras, que comenzó el lunes y terminó el viernes.

"El documento concluyente ya es mucho mejor que el de 2003 y 2005 y trata al menos tres o cuatro asuntos concretos, incluida la gestión de reservas, venta de armas, instrumentos de rastreo internacional y cooperación", subrayó Graus.

"Creo que los países se dieron cuenta después de 2006 que necesitan elementos prácticos así como promover discusiones acerca de su implementación", añadió.

Krause remarcó que son importantes los avances en el ámbito diplomático, pero es necesario que también se traduzca en acciones concretas.

"Una reunión en Nueva York no cambia el mundo. Lo importante es lo que suceda después y cómo asegurarnos que los gobiernos realmente dispongan medidas concretas para su implementación", concluyó.

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