Dos congresistas de esta ciudad de Estados Unidos exigen que Newtown Creek, uno de los cursos de agua más contaminados del país, sea analizado por los elevados niveles de químicos tóxicos que contiene, lo que le permitiría calificar para una limpieza a través del plan Superfund.
Creado en 1982, Superfund es un programa federal para recuperar sitios que sufren contaminación endémica. Si el riachuelo recibe ese tratamiento, hasta 90 por ciento de los costos de limpieza podrían ser cubiertos por el gobierno federal, una suma estimada en 15 millones de dólares.
La Agencia de Protección Ambiental, que implementa Superfund, ahora evalúa el pedido de los representantes Anthony Weiner y Nydia Velásquez, del opositor Partido Demócrata.
Según la encargada de prensa de Superfund, Elizabeth Totman, la agencia presentará una respuesta al pedido en el "futuro cercano". Uno de los asuntos que considerará es la eficacia de los actuales esfuerzos de recuperación.
Los estudios que piden Weiner y Velázquez evaluarían la amenaza a la salud humana y el ambiente originada en Newtown Creek, y en última instancia determinarían si es apto para una intervención del Superfund.
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Esta investigación, conocida como "clasificación de peligros", asigna una variable numérica a la amenaza planteada por cuatro fuentes diferentes: agua subterránea, agua superficial, exposición del suelo y migración aérea.
Estas estadísticas se combinan para determinar un puntaje general del sitio. Si el lugar que se investiga recibe un puntaje suficientemente alto, es elegido para el Superfund e incluido en la Lista de Prioridades Nacionales.
Ubicado entre los distritos neoyorquinos de Brooklyn y Queens, Newtown Creek es el lugar donde se produjo el mayor derrame petrolero de la historia de Estados Unidos. En 1978, luego de que un helicóptero que custodiaba la costa divisó una mancha de petróleo en el riachuelo, se descubrió que Mobil y otras empresas petroleras habían dejado que unos 64,4 millones de litros del crudo se filtraran de sus propiedades, volcándose al agua.
El derrame, que cubrió unas 22 hectáreas, fue 50 por ciento más grande que el tristemente célebre incidente de Exxon Valdez.
Uno de los principales argumentos para la intervención del Superfund es que los problemas del riachuelo son más vastos y más complejos de lo que incluso este derrame de petróleo indicaría.
Newtown Creek soporta la carga de siglos de desarrollo industrial en los vecindarios lindantes. Muchas de las compañías responsables de la contaminación de ese curso hídrico ahora ya no existen y no pueden ser responsabilizadas por los costos de su limpieza.
Los astilleros constituyeron el primer vecindario industrial importante de Newtown Creek, pero pronto les siguieron las fábricas textiles, las curtiembres y las fundiciones de cobre, por nombrar algunas. Sin embargo, más que cualquier otra industria, las refinerías de petróleo en el cercano Greenpoint, de Brooklyn, han tenido el efecto más perjudicial sobre el riachuelo.
Desde 1866 hasta 1966, el petróleo fue refinado en Greenpoint. Muchas de las principales empresas petroleras, entre ellas British Petroleum, Amoco y Standard Oil (antecesora de ExxonMobil), operaron en el lugar.
En los años 40, el petróleo comenzó a filtrarse hacia las cañerías del saneamiento a lo largo del riachuelo. En 1950, la gasolina se incendió con las aguas residuales subterráneas y disparó al aire 25 tapas de alcantarillas, hasta una altura equivalente a tres pisos de un edificio, destrozando 500 ventanas.
Además de sufrir generaciones de contaminación industrial, los problemas de Newtown Creek se ven agravados por el sistema de saneamiento combinado de la ciudad de Nueva York.
Las aguas residuales excedentarias que el sistema principal no puede manejar son derivadas a Newtown Creek, agregando así al riachuelo ya contaminado desechos callejeros, basura y más petróleo.
Análisis realizados en Greenpoint han mostrado que existen vapores tóxicos que contienen el carcinógeno benceno debajo de la superficie. Sin embargo, el efecto de la contaminación en el área de la salud pública todavía tiene que ser plenamente evaluado.
Una situación como ésta, en la que una gran cantidad de empresas, muchas de ellas ya extintas, así como el gobierno de la ciudad, son contaminantes, es "exactamente el tipo de situación para la que fue diseñado el Superfund", dijo Katie Schmidt, directora de la no gubernamental Newtown Creek Alliance.
Schmidt declaró a IPS que el federal Superfund aborda problemas en los que la responsabilidad por los daños no está clara de inmediato, pero puede establecerse luego de que ha tenido lugar una remediación adecuada.
"Si obtenemos un compromiso del gobierno federal bajo el Superfund, la idea es que podamos limpiar Newtown Creek y tomar determinaciones en torno a qué procedió de qué compañía, y en vez de litigar cada uno decidirá sobre un plan de pagos", agregó.
Los ambientalistas, así como los gobiernos municipales y el Estado, trabajaron durante décadas para restaurar Newtown Creek, pero sus esfuerzos arrojaron un éxito apenas parcial. En 1990 ExxonMobil alcanzó un acuerdo de consentimiento con el Departamento de Conservación Ambiental del Estado de Nueva York y ha extraído unos 36 millones de litros de petróleo del riachuelo.
Sin embargo, tanto los términos del acuerdo como su implementación han sido criticados. El documento no requiere a ExxonMobil compensar a las comunidades afectadas por la contaminación de la que es responsable, ni se requiere a la compañía que cumpla con ningún parámetro durante el curso de la remediación.
Un editorial de septiembre de 2007 del periódico The New York Times acusó al Departamento de no ser suficientemente agresivo a la hora de hacer cumplir los términos del acuerdo.
Para empeorar las cosas, el proyecto creó nuevos problemas ambientales. En 2007, la organización ambientalista Riverkeeper, entre otros, presentó una demanda contra ExxonMobil por verter millones de litros de aguas contaminadas y carcinógenas al riachuelo.
El llamado a la responsabilidad corporativa ha sido toda una saga liderada por organizaciones de activistas y políticos electos. En 2004, Riverkeeper, junto con el presidente del municipio de Brooklyn y los dos miembros del Concejo de la Ciudad de Nueva York, presentó una demanda contra ExxonMobil.
El fiscal general del estado de Nueva York, Anthony Cuomo, también presentó una demanda contra la misma compañía en 2007, a fin de hacer que acelere los esfuerzos de remediación.
Los activistas dieron la bienvenida a la potencial intervención del Superfund, por considerarla complementaria a las demandas que todavía están en curso.
"Muchos ambientalistas en la comunidad de Nueva York no saben nada sobre este derrame. La intervención federal será muy útil para crear una masa crítica de conciencia, donde básicamente quienes son responsables no pueden cruzarse de brazos y no hacer nada", sostuvo Ethan Orginel, editor del sitio web ambiental GreenBrooklyn.com.
No obstante, el estado actual del riachuelo muestra cierta mejora. David Freeman, quien creció en Greenpoint pero ahora visita el vecindario sólo ocasionalmente, recuerda que en los años 60 y 70 el riachuelo era "mucho más turbio" y salpicado de manchas de herrumbre.
En aquellos días, relata Freeman, él y sus amigos nadaban en esas aguas contaminadas. Considera que la situación actual representa una "amplia mejora" en relación al riachuelo de su juventud.
Pese a estos avances, es poco placentero vivir al lado de Newtown Creek. Muchas noches, los habitantes de Greenpoint todavía sienten el olor de las aguas servidas.
"En un mal día, todos lo huelen", dijo Brian Hersey, cuyo apartamento sobre la Avenida Nassau, a casi una milla del riachuelo, todavía está dentro del área de alcance del olor.
Para Hersey, el problema de contaminación de Newtown Creek es un recordatorio de la historia de Brooklyn como centro industrial. "Como el pasado de Brooklyn está desapareciendo, sería agradable limpiarlo", opinó, agregando que tiene sus dudas de que el riachuelo sea recuperado como se merece.