Los países débiles a punto de colapsar a fines de 2006 avanzaron todavía más hacia el precipicio el año pasado, aun antes de que la disparada de los precios de alimentos y combustibles fomentara la inestabilidad social en esos y otros territorios, según un estudio de la revista Foreign Policy.
En su edición de julio-agosto, la publicación estadounidense incluyó el Índice de Estados Fallidos 2008, que elabora en conjunto con el no gubernamental Fondo para la Paz.
En ese estudio se destaca que Somalia reemplazó a Sudán como el país más inestable del mundo en 2007, luego de que tropas etíopes, con el apoyo de Estados Unidos, desplazaron del poder a las fuerzas islamistas que habían logrado alcanzar algún grado de estabilidad en más de 15 años.
Sudán, que había encabezado la lista en los dos años previos, pasó al segundo lugar. Zimbabwe, donde la violencia del gobierno de Robert Mugabe forzó al candidato opositor, Morgan Tsvangirai, a retirarse de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales previstas para el 27 de este mes, pasó del cuarto lugar que ocupó en 2006 al tercero.
El Índice colocó a Chad en cuarto lugar en 2007, un puesto por encima de Iraq, invadido por Estados Unidos y que en la edición anterior del estudio figuró en segunda posición a causa de los indicios de que la violencia sectaria se estaba transformando en una guerra civil.
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Los autores del estudio otorgan cierto crédito a la política de "escalada" de Washington en Iraq, con la adición de 30.000 soldados y la adopción de una más agresiva estrategia contrainsurgente, por los relativos progresos alcanzados. Pero advirtieron, al igual que jefes militares estadounidenses, sobre la fragilidad de esos avances.
"Son insignificantes en el mejor de los casos y profundamente susceptibles a una reversión si Iraq sufre la clase de impactos que han expuesto la vulnerabilidad de tantos otros Estados en los últimos meses, como escasez de alimentos, el asesinato de un líder o un ataque que dispare el odio racial", destacó el análisis que acompaña al Índice.
El estudio, que toma en cuenta una docena de indicadores sociales, económicos y políticos, también encontró importantes progresos en materia de estabilidad en Costa de Marfil, que figura en el puesto 8, Haití en el 14 y Liberia en el 34, respecto de la situación en la que se encontraban en 2006.
Pero, al mismo tiempo, varios países clave se han vuelto sustancialmente más inseguros. El Índice publicado por Foreign Policy menciona en particular a Bangladesh, al que ubica en el puesto 12 y donde el estado de emergencia ha estado en vigor por casi dos años, y Pakistán en el noveno, debido a que el año pasado finalizó con el asesinato de la dos veces ex primera ministra (1988-1990, 1993-1996) y líder de la oposición Benazir Bhutto.
También hace mención especial de Israel, en el escalón 57. La inestabilidad en Cisjordania y la declinante confianza en el gobierno y los militares, tras la guerra de Líbano en 2006, llevaron a que el Estado judío aparezca por primera vez entre las 60 naciones más vulnerables del mundo.
El Índice, como otros similares empleados por organismos internacionales y consultoras de evaluación de riesgo, tiene el objetivo de ofrecer una alerta temprana sobre Estados que se encuentran bajo la amenaza de sufrir un colapso.
Entre los indicadores que se toman en cuenta para la elaboración de esta escala figuran, entre otros, el movimiento de refugiados y desplazados internos, la evidencia de presiones demográficas o serias tensiones tanto étnicas como sectarias, la brecha entre ricos y pobres, la existencia de crecimiento económico o recesión, el estado de los servicios públicos, el nivel de corrupción, la situación de los derechos humanos, la vigencia de la ley y la intervención de actores extranjeros.
A cada una de las variables se la califica en una escala de uno, por el mejor desempeño, a 10, por el peor. Somalia, el más inestable del mundo según el estudio, obtuvo 114,2 puntos frente a los 120 que señalan el peor resultado posible. En cambio, Noruega, la nación más sólida entre las 177 analizadas, recibió 16,8 puntos.
Lo más llamativo sobre las calificaciones de conjunto de los 60 estados más vulnerables es que resultaron en 2007 más altas que el año anterior, quizás en gran parte como reflejo del impacto de los altos precios de los alimentos y de los combustibles, que castigan desproporcionadamente a los países que menos pueden hacerles frente.
Dado que los precios de esas materias primas han continuado su escalada en los últimos seis meses, después de finalizada la investigación para la elaboración del Índice, es posible que muchos Estados se encuentren más cerca del colapso que a fines de 2007.
Protestas por la carestía de la vida, que en algunos casos se convirtieron en serios disturbios, estallaron en más de una docena de naciones este año, forzando a los gobiernos a recurrir a medidas populistas que aumentan el gasto público y apenas pueden ser atendidas con los diezmados recursos de las arcas estatales.
"Se trata de un desafío que docenas de Estados débiles deben enfrentar este año, a medida que los precios en alza amenazan con borrar años de esfuerzos para aliviar la pobreza y lograr el desarrollo", advirtió el análisis que acompaña al Índice.
También señaló que acontecimientos imprevistos, como la violencia étnica que estalló en Kenia, que figura en el puesto 26, tras las elecciones del año pasado o el ciclón que afectó a Birmania, en el 12, hacen que sea más difícil para los estados débiles enfrentar la situación.
Entre los 20 países más vulnerables, se encuentran de África subsahariana, además de Somalia, Sudán, Chad y de Costa de Marfil, la República Democrática de Congo, que aparece en el puesto 6, República Centroafricana en el lugar 10, Guinea en el 11, Etiopía y Uganda, que comparten el lugar 16, y Nigeria en el 18.
Aunque Iraq mejoró su posición en el Índice, sólo lo hizo en menos de un punto, lo cual subraya la fragilidad de los progresos realizados el año pasado.
Al mismo tiempo, Afganistán, donde se está desplegando un mayor número de tropas de Estados Unidos y occidentales, sufrió un deterioro en su calificación de 3,1 puntos y pasó del octavo peldaño en 2006 al séptimo el año pasado.
El puntaje de Pakistán se incrementó significativamente, 3,7 durante 2007, y otro tanto ocurrió con Líbano, que pasó de 92,4 puntos a 95,7 y se ubicó en el puesto 18 del Índice, compartido con Nigeria.
Yemen, otro aliado de Estados Unidos en Medio Oriente, también vio su situación deteriorada: agregó 2,2 puntos a su calificación y figura en la posición 21 en la escala de vulnerabilidad.
Fuera de África subsahariana y del mundo musulmán, los estados más amenazados incluyen a Sri Lanka, en el puesto 20, y Corea del Norte en el 15.
Descontando a Haití, Colombia, que ocupa la posición 37, es considerada la nación más vulnerable de América, aunque mejoró levemente tanto su puntaje como su ubicación en el Índice respecto de 2006. Bolivia, por su parte, agregó 2,2 puntos a su calificación y pasó del puesto 59 al 55 en la escala de los Estados más débiles.