PENA DE MUERTE-MARRUECOS: Paradojas (anti)abolicionistas

Declaraciones ambiguas y políticas contradictorias vuelven imposible pronosticar cuándo abolirá Marruecos la pena de muerte. Pero la «gran confusión» en la materia no disuade a los activistas por los derechos humanos impulsando su campaña pública, especialmente entre los jóvenes.

Adelilah Benebdesslam, coordinador de la Coalición Marroquí Contra la Pena de Muerte y veterano activista humanitario, entiende que no hay que desesperarse. Estos tiempos de guerras y de terrorismo demuestran un ímpetu por alcanzar una prohibición mundial de la pena de muerte.

Creada en 2003, la Coalición que lidera agrupa a siete organizaciones no gubernamentales.

En entrevista con IPS, Benebdesslam exigió que los funcionarios dejen de crear confusión en Marruecos diciendo que apoyan la abolición de la pena de muerte, pero reiterando, a su vez, la posición antiabolicionista del Estado.

IPS: —¿Qué clase de campañas lidera la Coalición?
[related_articles]
Abdelilah Benebdesslam: —Hemos realizado muchas conferencias y reuniones con estudiantes universitarios para aumentar la conciencia sobre la abolición. También hemos organizado peticiones firmadas por activistas civiles y políticos y ciudadanos comunes. Cada año realizamos sentadas para conmemorar el Día Mundial Contra la Pena de Muerte.

También hemos visitado presos a la espera de ser ejecutados en la cárcel central de Kenitra, y publicado un informe sobre las condiciones trágicas en las que viven.

Cuando lanzamos la campaña nacional denominada "Juntos contra la pena de muerte", en abril de 2005, organizamos reuniones con los medios de comunicación y brindamos a los periodistas estudios y material sobre antecedentes.

Además, hemos enviado un memorando sobre la pena de muerte al gobierno y celebrado reuniones con partidos políticos y grupos parlamentarios.

—¿Cuán efectivo ha sido esto en la búsqueda de apoyo popular para la abolición?

—Nuestros humildes esfuerzos desde 2003 hasta 2005 sí arrojaron resultados positivos. El primero de estos fue la realización de la conferencia internacional de la Coalición Mundial Contra la Pena de Muerte, en 2006, en Casablanca.

Nuestra Coalición es la más activa y organizada de cualquiera del norte de África y Medio Oriente. Por supuesto, nuestro compromiso se debe a nuestra convicción de que la pena de muerte es inhumana y viola el derecho sagrado a la vida. También se debe a nuestra creencia de que Marruecos debería ser parte del movimiento mundial por la abolición.

Al comienzo, como resultado de nuestra campaña, el Estado reaccionó positivamente y hasta un ministro de Justicia dijo que estaba contra la pena de muerte.

—Pero ¿acaso no se retractó después y dijo que éste era su punto de vista personal?

—Sí, pero no es aceptable que un ministro diga "éste es mi punto de vista personal y aquí está el oficial". Las opiniones pueden ser personales sólo cuando uno es un ciudadano común sin responsabilidades públicas. El ministro revirtió su posición poco después de los atentados suicidas del 16 de mayo de 2003 en Casablanca, al decir que la ejecución de los autores del ataque era posible.

Luego repitió que Marruecos estaba estudiando la posibilidad de abolir la pena de muerte.

—¿Señala este hecho como una vacilación oficial en materia de abolición?

—Hay una cierta contradicción en la posición del Estado. Marruecos ha observado una moratoria de hecho en las ejecuciones desde 1993. El ex ministro de Justicia hizo declaraciones positivas sobre la abolición, y el ex presidente del Consejo Consultivo de Derechos Humanos, Driss Benzekri, dijo que Marruecos iba a abolir la pena de muerte para fines de abril de 2006.

Sin embargo, los tribunales todavía continúan dictando sentencias de muerte. Además, aunque el país observa una moratoria, se abstuvo en la votación de una decisión de ese tipo mundial que tuvo lugar en diciembre pasado en la Asamblea General. Esto es completamente paradójico y ambiguo, y conduce a una gran confusión.

—Usted dijo que el ex ministro de Justicia cambió de posición luego de los atentados suicidas de 2003 en Casablanca. ¿Piensa que los ataques terroristas están volviendo más difícil su tarea?

—La posición de los activistas de los derechos humanos en general, y de los defensores del derecho a la vida especialmente, no deberían ser influenciados por guerras y conflictos.

Los derechos humanos no pueden respetarse en un periodo y violarse en otro. Y, en efecto, estamos presenciando lo contrario a esto: aún con el aumento del terrorismo y las guerras, la cantidad de países abolicionistas crece más que nunca.

Nuestras actividades también, se expanden continuamente. Se desarrollan mientras el movimiento abolicionista en todo el mundo se vuelve más fuerte, debido a la creciente conciencia de que la pena de muerte es irreversible e inhumana.

—Usted busca el diálogo con todas las instituciones involucradas. ¿Esto también incluye al rey Mohammed VI?

—Nos dirigimos al Estado marroquí, del cual el rey es el representante de mayor jerarquía. Un miembro de nuestra coalición, The Moroccan Prisons Watch (vigilante de prisiones marroquíes), ya dirigió una carta al rey.

Consideramos que la abolición concierne a todos los sectores de la sociedad. Nos preocupa que, a menos que Marruecos se una al movimiento abolicionista mundial con la mayor urgencia, un día pueda reanudar las ejecuciones.

—En una entrevista anterior, usted expresó dudas sobre si Marruecos aboliría la pena de muerte. ¿Cómo puede hacer campaña por un objetivo que cree no podrá conseguirse?

—En ese momento había un debate activo sobre la abolición, y la gente era excesivamente optimista.

Pero yo sé que las declaraciones optimistas formuladas por Benzekri, previo a la Conferencia Mundial Contra la Pena de Muerte celebrada en febrero de 2007 en París, pronto se dieron de bruces con la realidad marroquí. No deberíamos ser falsamente optimistas, dado que sabemos que en Marruecos hay una gran distancia entre la teoría y la práctica.

Ciertamente, nuestra tarea como defensores de los derechos humanos es reducir esta distancia, pero enfrentamos la resistencia de fuerzas que están en contra de los derechos humanos.

—¿Podría nombrar a estas "fuerzas"?

—El Estado, por supuesto. Aunque el Estado diga que quiere abolir la pena de muerte, continúa usándola.

Recuerdo que el secretario general del Ministerio de Justicia dijo en una conferencia para lanzar la campaña internacional contra la pena de muerte que estaba "preparando el terreno para la abolición". Pero ellos piensan que la abolición podría provocar algunas reacciones. ¿Se refieren a los islamistas? Pero incluso algunos islamistas han mostrado flexibilidad en relación a este tema.

El Estado es en realidad el principal oponente a la abolición. Por supuesto, cuando decimos "el principal" nos referimos a que hay otros. Pero sabemos que cuando el Estado realmente quiere tomar una decisión la toma.

El grupo parlamentario del Frente de Fuerzas Democráticas (FFD) ya presentó un proyecto de ley para abolir la sanción capital, pero el texto quedó en un limbo porque no hay una voluntad política real de abolirla.

—Pero ¿se siente más optimista ahora que en 2007 en cuanto a que Marruecos vaya a abolir la pena de muerte?

—Los defensores de los derechos humanos vivimos de esperanzas y optimismo. Continuamos con nuestra misión y estamos planeando una nueva campaña.

Nuestros principales grupos objetivo serán los estudiantes de escuelas y universidades. Estos son los representantes del futuro y están involucrados con todas las reformas en la sociedad. Realmente esperamos que Marruecos se una a las filas de las naciones abolicionistas.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe