Todos lo piensan: Israel y Palestina no lograrán la paz antes del fin del gobierno de George W. Bush. La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, da un paso atrás en cada una de sus visitas casi mensuales a Medio Oriente.
Rice fue más explícita de lo habitual el domingo, al afirmar que la actividad de los asentamientos judíos en la Cisjordania ocupada por Israel era ilegal y socavaba sus esfuerzos hacia un acuerdo de paz en Medio Oriente.
La pregunta ahora es cuáles serán los próximos pasos y cómo reducir los daños.
La crisis en Gaza y la violencia en su frontera con Israel continúan dominando la cobertura de la prensa mundial. Pero la situación de los asentamientos, considerados ilegales por el derecho israelí y el internacional, constituyen el mayor desafío a un acuerdo completo.
Mantener viva la propuesta de solución basada sobre la creación de un estado palestino que conviva con Israel depende "de los asentamientos" y de "no empeorar más la situación en los territorios" árabes ocupados por Israel, dijo el ex negociador de paz israelí Daniel Levy.
Para que una solución sea viable, se requiere "no admitir más la creación de una infraestructura de ocupación" como la que representa la actividad de los colonos judíos en Cisjordania, afirmó Levy en una conferencia organizada por el centro académico New America Foundation.
En el presente clima político, un acuerdo de paz "de estantería", es decir, simbólico, "no es factible ni deseable", agregó.
De ser exitoso, el plan lanzado en la ciudad estadounidense de Annapolis en noviembre pasado incluiría el diseño de una "hoja de ruta" hacia la paz entre Israel y un liderazgo palestino "reformado", con un acuerdo de paz "de estantería" sobre la existencia de dos estados separados y contiguos.
No lograr un acuerdo significará el fin de la solución de "dos estados", advirtió el primer ministro israelí Ehud Olmert.
"Si la solución colapsa", acotó Levy, "y afrontamos una lucha por igualdad electoral al estilo sudafricano en los territorios palestinos, el estado de Israel se terminará."
La hoja de ruta obliga a Israel a detener la actividad en los asentamientos a cambio del fin de los ataques palestinos. Pero desde la reunión en Annapolis se planificó la construcción de 1.900 viviendas de colonos, una cantidad sin precedentes para los últimos 10 años, indicó la organización pacifista israelí Paz Ahora.
También se liquidó la libertad de movimientos de los palestinos, pues la cantidad de puestos de control aumentó de 521 a 607. Y en el mismo periodo los ataques contra Israel se elevó 300 por ciento.
"Si quieren seguir construyendo asentamientos, que continúen construyendo el muro" de seguridad alrededor de Cisjordania, dijo el ex candidato presidencial palestino y ministro en el fugaz gobierno de unidad del año pasado Mustafa Bargouti.
"Pero en ese caso no habrá estado palestino. Ésa es la realidad. No habrá una entidad contigua que pueda sobrevivir, sino algo que se parecerá a racimos de guetos", sostuvo. "El único mapa parecido en el mundo es el de los bantustanes de Sudáfrica durante el régimen del apartheid."
"En el Bantustán tenían gobiernos. Hasta un rey tenían", ironizó Bargouti.
A pesar de las condenas del presidente palestino Mahmoud Abbas, los gobiernos de Bush y de Olmert hicieron poco para detener la construcción de asentamientos.
Olmert es incapaz —o está poco dispuesto— a tomar la iniciativa del lado israelí, asolado por escándalos de corrupción, rehén de una frágil coalición política y concentrado en los cohetes disparados a diario desde Gaza al territorio de su país.
El movimiento de colonos se ha integrado a tal grado en la burocracia israelí que las consecuencias de sus actividades no se ven en la política interna, según Levy.
La explicación habitual es que "no importa si construimos mil viviendas más, sino que negociamos las fronteras definitivas y que tratamos de mantener unido al gobierno, y ustedes saben cuán difícil es eso", dijo Levy.
"Enfatizar demasiado en los problemas diarios causa el tipo de parálisis que vemos hoy", agregó. "Como consecuencia, no producimos un acuerdo de paz, ni capacidad para manejar la situación en el terreno y socavamos constantemente la solución de dos estados."
También se ha deteriorado la capacidad de Estados Unidos para manejar el proceso, pues el gobierno de Bush continúa librando guerras en dos frentes diferentes, los de Iraq y Afganistán.
Si Líbano fue el "espectáculo preliminar" de Washington e Iraq "el número principal", resolver el conflicto palestino-israelí debió ser su "canto del cisne", según Levy.
Pero el intento fue demasiado menor y llega demasiado tarde, en medio de una atmósfera "negativa", según Aaron David Miller, ex asesor de seis diferentes secretarios de Estado estadounidenses.
"Ninguna de las partes está preparada para pagar el precio de un acuerdo", concluyó Miller. "Estados Unidos parece un moderno Gulliver, paseando por la región, atado con nudos que él mismo ató."