La posibilidad de una operación militar en gran escala de Israel sobre la Franja de Gaza aparece mucho más cercana, como consecuencia de los ataques con proyectiles lanzados desde ese territorio por combatientes de los movimientos de resistencia palestina
Un civil israelí murió en uno de estos últimos episodios y dirigentes clave del gobierno endurecieron aún más su posición contra una propuesta de tregua, bajo la mediación de Egipto, con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, dijo a la prensa, a bordo del avión que lo llevaba de retorno a su país tras una visita la semana pasada a Washington, que una ofensiva era una opción mucho más cercana que un cese de hostilidades con Hamas.
"Tal como están las cosas ahora, nos encontramos más próximos a una operación militar en Gaza que a cualquier otro tipo de arreglo diplomático", aseguró.
El ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, se pronunció en términos similares. "Un ataque militar es más probable que nunca e incluso puede preceder a un cese del fuego", afirmó durante una visita al kibbutz Nir Oz la semana pasada, horas después de que un israelí de 51 años perdiera la vida por la explosión de una bala de mortero lanzada por palestinos desde Gaza.
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Durante el último mes, tres israelíes murieron en ataques con cohetes o morteros.
Barak había sido el más enfático defensor, en el seno del gabinete ministerial israelí, de la tregua con Hamas.
Negociada con la mediación egipcia, buscaba un cese de los ataques desde Gaza a cambio de la suspensión de las incursiones israelíes y una morigeración del bloqueo a ese territorio impuesto por Israel cuando Hamas tomó su control por las armas el año pasado.
Hasta ahora, el gobierno de Olmert se había mostrado reticente a lanzar un masivo ataque en Gaza, destinado a desplazar a Hamas, por temor al alto número de bajas que podría significar. Los funcionarios israelíes también debatieron extensamente una posible estrategia de salida del territorio una vez finalizada la operación militar, que podría prolongarse hasta seis meses.
Los preocupaba, fundamentalmente, que al día siguiente del fin de las operaciones y tras el retiro del ejército de Gaza, Hamas reanudara sus ataques con cohetes. Esto pondría a los militares en ridículo y la capacidad disuasiva de Israel se vería erosionada.
Olmert también se había mostrado reticente a desestimar la oferta de una tregua negociada por temor a ofender a Egipto, que realizó grandes esfuerzos diplomáticos para persuadir a Hamas y otras facciones palestinas de Gaza para que aceptar el cese de hostilidades.
Ahora, sin embargo, el primer ministro se muestra mucho más abierto respecto de la opción militar. Asimismo, quienes en el seno del gabinete israelí consideran que el ataque reportará beneficios están pasando a dominar el debate.
Argumentan que cualquier pausa en la lucha contra Hamas, que no reconoce el derecho a existir del estado de Israel, le permitirá rearmarse. Dicen que cuando la hipotética tregua colapse —la mayoría de los israelíes creen que eso ocurrirá en cuestión de meses— habrá que lanzar un ataque que costará mayores bajas, porque los grupos palestinos estarán mejor armados.
"El gobierno está cometiendo un grave error al no tomar la decisión estratégica de poner fin al control de Hamas sobre Gaza", dijo el viceprimer ministro israelí, Haim Ramon. Es el más férreo oponente a la propuesta egipcia de un armisticio y está convencido de que el ejército "sabe cómo terminar" con el dominio de Hamas.
"Si no lo hace ahora, pagaremos un precio mucho más alto, tanto en número de bajas como en términos de la situación política de la región", aseguró.
El jefe del Shin Bet (servicio de seguridad interna de Israel), Yuval Diskin, ya lleva un tiempo advirtiendo que Hamas se convertirá en una amenaza estratégica si los militares no actúan pronto contra el movimiento islamista.
Por su parte, el jefe de la inteligencia militar israelí, general Amos Yadlin, señaló que en dos años Hamas tendrá cohetes con un alcance de 40 kilómetros, lo que le permitirá atacar Beer Sheva, la cuarta ciudad más importante del país.
Ramon también argumentó que aceptar un cese de hostilidades fortalecerá a Hamas y, al mismo tiempo, debilitará a los dirigentes moderados, como el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abú Mazen, del secular Partido Fatah, que ejerce su autoridad en Cisjordania tras su expulsión de Gaza por parte del grupo islamista.
Si Israel acepta la tregua, agregó Ramon, "Abú Mazen comenzará a dialogar con Hamas. ¿Por qué no habría de hacerlo, si nosotros lo hacemos?".
Un cese del fuego no sólo fortalecerá a Hamas sino también a la milicia islamista libanesa Hezbolá y a Irán, que patrocina a ambos grupos, dijo Ramon. "Hamas es parte del eje de radicales que ha triunfado en Líbano dos semanas atrás. Sería terrible que también se quedaran con la victoria en Gaza", concluyó.