El candidato oficialista a la presidencia de Estados Unidos, John McCain, manifestó su intención de mantener la línea dura del gobierno de George W. Bush hacia Irán, y su escepticismo sobre la disposición de los líderes palestinos a acordar la paz con Israel.
En lo que fue su principal declaración sobre la política de Medio Oriente desde el inicio de su carrera hacia la Casa Blanca, McCain reclamó sanciones internacionales más duras contra Irán, incluidas "severas restricciones a la importación de gasolina" de ese país.
En su discurso ante la conferencia del poderoso Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel (AIPAC), el candidato del gobernante Partido Republicano propuso también una "campaña mundial de desinversión" para presionar a empresas que hacen negocios con Irán.
Además, ridiculizó a su más factible rival del opositor Partido Demócrata hacia las elecciones del 10 de noviembre, Barack Obama, por proponer la apertura de un diálogo sin condiciones entre Estados Unidos e Irán.
"Se nos ofrece esa idea nueva y audaz como si fuera producto de una inspiración repentina, como si fuera algo que nadie pensó antes", sostuvo.
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"Sí, resulta difícil ver qué avance supondría realmente una cumbre con el presidente (iraní Mahmoud) Ahmadinejad, excepto un alud de desvaríos antisemitas y una audiencia planetaria para un hombre que niega el Holocausto y le propone a frenéticas multitudes iniciar otro", advirtió.
La encuestadora Gallup estimó este mismo lunes que casi seis de cada 10 votantes estadounidenses entrevistados para un sondeo, entre ellos casi la mitad de los republicanos, creían una cumbre Estados Unidos-Irán sería una "buena idea".
Se trata de la última en una serie de ofensivas y represalias entre McCain y Obama, cuya opinión sobre un diálogo sin condiciones con Irán refleja la opinión de buena parte del 'establishment' de la política exterior estadounidense, incluidos el ex secretario de Estado Henry Kissinger y el experto neoconservador Robert Kagan.
Ambos propusieron un diálogo directo con Irán, aunque sea con el objetivo de mejorar la posición de Estados Unidos ante la comunidad internacional en cualquier futuro enfrentamiento con el régimen islamista.
Pero ante el AIPAC, McCain mostró sus coincidencias con aquellos que en Israel y en la comunidad judía estadounidense creen que un Irán armado con la bomba nuclear es inaceptable.
McCain no reiteró el mantra del gobierno de Bush, según el cual "todas las opciones", incluido un ataque militar, deberían mantenerse "sobre la mesa" para lidiar con la supuesta amenaza. Pero sugirió que recurriría a las armas cuando se refirió a la promesa de "nunca más" Holocausto.
"Cuando nos sumamos a la consigna 'nunca más', no es un deseo, un pedido o una concesión a los enemigos de Israel. Es una promesa que Estados Unidos e Israel honrarán, ante cualquier enemigo que se atreva a ponernos a prueba", exclamó, en medio de un aplauso entusiasta.
Irán concentraba la mitad de su discurso de cuatro páginas, en consonancia con AIPAC, que ubicó la situación de ese país entre sus prioridades de este año.
Unos 7.000 miembros de AIPAC se dirigirán al Congreso legislativo al cabo de la conferencia, para presionar por la aprobación de sanciones unilaterales contra el gobierno de Ahmadinejad y las compañías que hacen negocios con su país.
En AIPAC participan grupos judíos estadounidenses como Estadounidenses por Paz Ahora y el Foro de Políticas Israelíes, que promueven el diálogo directo o indirecto de Washington con actores de Medio Oriente considerados enemigos, como Siria, Irán, y los partidos Hamas, de Palestina, y Hezbolá, de Líbano.
Pero la mayoría de su dirección está en manos de neoconservadores que se oponen con fuerza a esa estrategia, a pesar de que el propio gobierno israelí se ha involucrado cada vez más en negociaciones indirectas con Hamas, Hezbolá y Siria.
Luego del discurso de McCain, la ex subsecretaria de Estado adjunta par Medio Oriente, Elizabeth Cheney (hija del vicepresidente Dick Cheney), deploró que Israel no haya hecho "lo que se le debe hacer a Hezbolá" en la guerra de 2006.
Según la encuesta de Gallup, 79 por ciento de los votantes demócratas entrevistados, 48 por ciento de los republicanos y 70 por ciento de los independientes apoyaban cumbres del presidente estadounidense con "líderes de países extranjeros considerados enemigos".
En ese sentido, 59 por ciento de los encuestados consideraron que una reunión entre Bush o su sucesor y Ahmadinejad sería una buena idea.
"McCain parece pegado al surco dejado por el gobierno de Bush, de no encontrar un modo de tratar efectivamente con Irán", dijo Rand Beers, ex alto funcionario del área de lucha contra el terrorismo del Departamento de Estado (cancillería) bajo cuatro presidentes, incluidos los dos Bush.
"Básicamente, McCain arguye que Irán debería rendirse antes de que estemos preparados para hablar con los iraníes, y, como eso es muy poco probable, vamos hacia un conflicto inevitable", concluyó.
En cuanto a Palestina, el candidato republicano consideró que espera "un liderazgo palestino dispuesto y capaz de dar paz". También rechazó un diálogo con Hamas, partido islamista que ganó las elecciones palestinas de enero de 2006, pues "un proceso de paz que confía en terroristas nunca terminará en paz".