La inflación domina la agenda de los ministros de finanzas del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, reunidos en Japón. La ayuda para el desarrollo ocupa un sitio marginal en las deliberaciones.
Los países ricos deberían aportar 30.000 millones de dólares para evitar la muerte de cinco millones de personas, advirtió la organización humanitaria Oxfam en un estudio divulgado en la reunión en la ciudad japonesa de Osaka, que finalizará este sábado.
El G-8 está integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.
En 2005, líderes del grupo se comprometieron a elevar la ayuda en 50.000 millones de dólares para 2010. Salvo que aumenten los desembolsos rápidamente, en la fecha prevista faltarán 30.000 millones de dólares para cumplir con el objetivo prometido, calculó Oxfam.
Esa suma podría salvar cinco millones de vidas, sólo en 2010, si se destinara a la atención de la salud y a contener la propagación del sida, agregó.
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El desarrollo de África figura en el segundo lugar de la agenda. El cambio climático es otro asunto en debate. Pero ambos se ven opacados por el incesante encarecimiento de alimentos y combustibles, que ha causado protestas y disturbios en varios países de todo el mundo.
En buena medida, las deliberaciones girarán en torno de la debilidad del dólar estadounidense, que, según cada vez más expertos, juega un papel importante en las subas del petróleo y otras materias primas.
El Fondo Monetario Internacional precisó que una caída de uno por ciento en el precio del dólar origina, a su vez, un incremento de más de uno por ciento en los del petróleo y el oro.
La Reserva Federal de Dallas, que integra la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos, atribuyó el mes pasado a la debilidad del dólar alrededor de un tercio del aumento de 60 dólares en el precio del petróleo registrado entre 2003 y 2007.
Estos hallazgos parecen preparar el escenario para el posible abandono de la tradicional política de Washington de permitir la depreciación de la moneda como forma de estimular las exportaciones.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ofreció la semana pasada el signo más claro hasta el momento sobre ese posible giro en la política monetaria, al remarcar la fuerte correlación entre un dólar débil y la inflación.
En ese sentido, comentó que observa el desempeño de la divisa junto con el Departamento del Tesoro (ministerio de hacienda).
Poco después, el secretario (ministro) del Tesoro, Henry Paul, declaró que no descartaba una intervención para comprar dólares en el mercado u otras opciones tendientes a revaluar la moneda estadounidense.
Pero, a pesar de las especulaciones, es poco probable que se adopte en la reunión del G-8 alguna medida para apuntalar el dólar y las monedas "atadas" a él, pues los presidentes de los bancos centrales no participan en la conferencia.
Asimismo, no se cree que se acuerde alguna acción coordinada para controlar la disparada de precios de las materias primas y el petróleo, a pesar de la generalizada coincidencia sobre sus efectos negativos sobre los países del G-8 y otras economías.
La ausencia de los presidentes de los bancos centrales impide la adopción de remedios tradicionales contra la inflación, como el aumento de las tasas de interés. Además, los miembros del G-8 discrepan sobre opciones específicas de políticas.
Francia ha reclamado acciones concertadas para bajar el precio del petróleo, pero Canadá, que es un exportador neto de hidrocarburos, se opone. Rusia, el segundo exportador de petróleo del mundo, también estaría en contra de cualquier medida que tienda a la reducción de los precios.
Algunos gobiernos del G-8 han pedido a China, India y otros países en desarrollo que recorten sus subsidios a los combustibles, para limitar la demanda y presionar los precios a la baja.
Pero estas naciones evitaron comprometerse precipitadamente, porque los aumentos están generando descontento popular.
Estas tensiones podrían aparecer durante la reunión, ya que participan como invitados los ministros de finanzas de Brasil, Corea del Sur, China, Indonesia, Sudáfrica y Tailandia.