ESLOVAQUIA: Minoría húngara en pie de guerra

La importante minoría húngara de Eslovaquia cree que los planes del gobierno de ese país para modificar las leyes educativas ponen una sombra de duda sobre su compromiso con el multiculturalismo, ante lo cual amenaza con la desobediencia civil.

Actualmente, 10 por ciento de los cinco millones de habitantes de Eslovaquia se consideran húngaros y viven mayoritariamente en la zona austral del país, limítrofe con Hungría. El número de integrantes de esta comunidad ha estado en descenso en los últimos años.

La partición de Checoslovaquia, en 1993, dio origen a dos Estados: República Checa y Eslovaquia, cuyas políticas de corte nacionalista han empeorado la situación de la minoría húngara.

En 1998, el Partido Coalición Húngara (SMK) se convirtió en socio minoritario de la coalición oficialista y logró realizar avances para mejorar el estado de cosas. Pero las elecciones parlamentarias de 2006 fueron ganadas por el socialdemócrata Smer, que formó gobierno con el auxilio del ultraderechista y antihúngaro Partido Nacional Eslovaco (SNS), dejando al SMK en la oposición.

El líder del SNS, Jan Slota, afirmó que no existen húngaros en Eslovaquia, sólo "eslovacos cuya lengua materna es el húngaro".
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El Smer tomó distancia respecto de esos comentarios, pero culpó a Budapest por el enfriamiento de las relaciones entre ambos países y la acusó de convertir temas domésticos en cuestiones internacionales y exagerar las tensiones. También hizo referencia a deficiencias en el trato de los 20.000 eslovacos que viven en Hungría.

La inclusión del SMS en el gobierno eslovaco irritó a Budapest, que asegura que la situación de la minoría húngara en el país vecino ha empeorado como consecuencia de esa decisión.

A causa de su alianza con la extrema derecha nacionalista, el Smer fue suspendido por 18 meses como miembro del Grupo Socialista Europeo (PES, por sus siglas en inglés), que comprende 33 partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas de los 27 Estados miembro de la Unión Europea (UE).

El vicepresidente del PES, Hannes Swoboda, hizo un llamado para una mejor protección de las minorías y criticó, en particular, al gobierno eslovaco por sus planes de abolir los nombres húngaros de lugares geográficos en los libros de texto y los medios de prensa.

El director del Instituto de Investigación de las Minorías en Eslovaquia, Kalman Petocz, comentó a IPS que, aunque este país firmó todas las convenciones sobre protección de las minorías, existen discrepancias entre las fuerzas políticas sobre los pasos a seguir para no sólo preservar sino también desarrollar la identidad húngara en Eslovaquia.

"La raíz del problema es independiente de qué partido se encuentre en el gobierno. La abrumadora mayoría de la élite política e intelectual considera que Eslovaquia es una nación-Estado que tolera la existencia de la minoría húngara en su territorio", agregó.

El ministro de Educación eslovaco, Jan Mikolaj, quien pertenece al SNS, elaboró un proyecto de ley según el cual las escuelas húngaras del país deben incluir en sus planes de estudios un número igual de lecciones en idioma húngaro y eslovaco.

Las organizaciones de la comunidad húngara han amenazado con recurrir a la desobediencia civil si, tal como se espera, esa disposición entra en vigor en septiembre. Una de las acciones previstas es pedir a los padres que dejen de enviar a sus hijos a las escuelas.

Alrededor de 30.000 ciudadanos eslovacos de ascendencia húngara reciben educación en húngaro, pero 20 por ciento del total de jóvenes húngaros asisten a clases impartidas en eslovaco, fundamentalmente por la ausencia de escuelas que ofrezcan enseñanza en su lengua materna en algunas áreas habitadas mayoritariamente por húngaros.

A medida que su educación avanza, es cada vez menor el número de estudiantes de esta minoría que reciben instrucción en su lengua materna. Muchos asisten a instituciones de educación superior en Hungría, República Checa u otros países europeos.

Por otra parte, Eslovaquia es sede de la única universidad que da clases en idioma húngaro fuera de Hungría.

Los conocimientos de la lengua eslovaca entre los húngaros son ocasionalmente pobres, algo que algunos analistas atribuyen a la oposición del Estado a que el eslovaco sea enseñado en las escuelas como idioma extranjero.

Mikolaj quiere revertir esta situación y una de sus primeras medidas fue despedir a los expertos del ministerio en educación de las minorías étnicas.

Otra resolución dispone que los empleados públicos, profesores y periodistas deben aprobar un examen de eslovaco y asistir a clases para dominar su empleo para poder acceder a puestos de trabajo.

Petocz sugiere que el deseo de la minoría húngara de integrarse en un Estado eslovaco multicultural se ve impedido por divergencias políticas antes que culturales. "No existen discrepancias significativas en términos de religión, estilo de vida o hábitos entre estas dos comunidades", señaló a IPS.

Varios comentaristas eslovacos culpan a la supuesta "radicalización" del SMK por el aumento de las tensiones. Pero los problemas entre eslovacos y húngaros tienen profundas raíces históricas que son explotadas recurrentemente por los políticos.

Checoslovaquia emergió, a fines de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) de las ruinas del Imperio Austro Húngaro, que se desmoronó a causa de ese conflicto, al que siguió un rediseño del mapa europeo.

La nueva nación-Estado incluía una gran cantidad de población húngara. Para los eslovacos significó una liberación de las políticas represivas de Budapest y su forzosa asimilación lingüística, pero para los húngaros implicó el corte de sus lazos con la madre patria.

A causa del rediseño de las fronteras, actualmente alrededor de tres millones de húngaros viven fuera de su país de origen. Las comunidades más numerosas se encuentran en Eslovaquia, Serbia y Rumania.

Algunos acontecimientos recientes en la política internacional han agitado las siempre presentes inquietudes de los eslovacos respecto de la minoría húngara. Se oponen, por ejemplo, a la independencia de Kosovo, ex provincia serbia de mayoría albanesa, reconocida por la mayor cantidad de naciones europeas, por temor a sentar un precedente.

La política de "fronteras abiertas" adoptada por la UE en 2007 para los ciudadanos de los Estados miembro del bloque, a través de los acuerdos ampliados de Schengen, alimentó especulaciones en la prensa acerca de que los territorios del sur de Eslovaquia se deslizarían gradualmente hacia Hungría.

Las organizaciones húngaras de Eslovaquia insisten que no buscan el separatismo, pero consideran que la autonomía es esencial para la supervivencia de su cultura.

Grupos autonomistas registrados en el Ministerio del Interior eslovaco han sido desbandados en varias ocasiones, ya que las autoridades consideran que sus objetivos pueden ser una amenaza para la integridad territorial.

Existen regiones de Eslovaquia que gozan de autonomía desde 2002, pero el gobierno se ha rehusado a trazar límites siguiendo líneas étnicas.

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