Las posturas que dividen a la Comisión Ballenera Internacional (CBI), una a favor de la cacería y otra conservacionista, se volverán a enfrentar en la 60 reunión anual de la entidad a realizarse la semana próxima en la capital chilena.
Uno de los principales asuntos que debatirán los 80 integrantes de la CBI, creada en 1946 por los países firmantes de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas, será nada menos que el futuro del organismo, que en 1986 acordó una moratoria a la caza comercial de todas las especies de ballenas.
La CBI deberá "definir si avanza en su modernización, como un organismo de conservación y manejo responsable de los cetáceos, o si avanza hacia su fosilización", respondiendo a la realidad de 1946, dijo a IPS Elsa Cabrera, directora ejecutiva del no gubernamental Centro de Conservación Cetácea de Chile (CCC).
Para los conservacionistas, la evolución de la CBI significa que ésta se haga cargo de todas las amenazas que enfrentan las ballenas, que incluya el turismo de observación y la investigación no letal, y que proteja a los pequeños cetáceos como delfines y marsopas, explicó a IPS Aimee Leslie, portavoz del no gubernamental Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW).
"Los balleneros, en tanto, quieren que la CBI vuelva a sus inicios, es decir, que sea un organismo que regule la cacería, pero tras 60 años el estado de las poblaciones de ballenas no es el mismo", acotó.
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La moratoria vigente desde 1986, que excluye a comunidades aborígenes de Estados Unidos, Rusia y Groenlandia consumidoras de cetáceos para subsistencia, sólo ha sido contravenida por Islandia, Noruega y también Japón, que en 1987 inició un cuestionado programa de caza científica en el Santuario del Océano Austral, creado por la CBI en 1994.
Por tercera vez en su historia, la reunión anual de la CBI se efectuará en América Latina, una región que se declara "conservacionista".
El bloque latinoamericano, integrado Argentina, Belice, Brasil, Chile, Costa Rica, Colombia (observador), Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay, coordina sus acciones desde 2005, cuando se creó el llamado "Grupo de Buenos Aires".
Otra apuesta de los países conservacionistas es la creación del Santuario Ballenero del Atlántico Sur, propuesto por Argentina y Brasil y patrocinado por Sudáfrica. En la 59 reunión fue aprobada por mayoría simple, pero requiere de dos tercios de los sufragios. Chile, el país anfitrión, dio una contundente señal conservacionista al declarará sus aguas, que abarcan unos 5,4 millones de kilómetros cuadrados, libre de la caza de cetáceos.
El gobierno chileno de la socialista Michelle Bachelet se apresta a dictar dos decretos y a enviar un proyecto al parlamento para concretar esta disposición, impulsada por los no gubernamentales Centro de Conservación Cetácea (CCC) y Centro Ecoceanos, así como por la Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile (Conapach).
Uno de los decretos extenderá indefinidamente la actual moratoria extractiva de vertebrados marinos en aguas nacionales, que finalizaba en 2025, y el otro declarará monumento natural a los cetáceos.
La iniciativa legal regulará la interacción con los cetáceos, como el turismo de observación.
Antes de Chile, México, Costa Rica y Panamá declararon sus aguas santuario ballenero. Argentina y Brasil prohíben la caza de cualquier tipo de cetáceos en sus costas.
En los cinco días de sesiones en Santiago de Chile se dará cuenta del actual estado de las poblaciones de cetáceos y se tratarán los métodos de cacería y el bienestar animal, donde se considera, por ejemplo, el tiempo de muerte de la ballena desde que es arponeada.
Los países de la CBI también deberán votar la propuesta de Japón de autorizar a cuatro comunidades costeras niponas cazar ballenas con fines comerciales. Para ello necesita 75 por ciento de los votos.
Para los países conservacionistas, en caso de aprobarse esta petición se levantaría implícitamente la moratoria, porque le abriría el camino a otras naciones balleneras.
En una entrevista publicada por el diario local El Mercurio, el delegado japonés ante la CBI, Joji Morishita, reivindicó la "caza sustentable de ballenas" como parte de la tradición cultural de su país. Descartó que todas las especies de cetáceos estén en peligro y aseguró que no es posible estudiar a estos mamíferos sin usar métodos letales.
Morishita validó la caza científica de su país señalando que entre 1987 y 2006 han presentado 182 estudios a la CBI.
A su juicio, el debate en torno a los cetáceos se ha radicalizado. "Todavía vemos esa argumentación tan simplista de blanco o negro: todas las actividades de caza de ballenas son diabólicas y todo el resto son los buenos", dijo el delegado japonés al matutino chileno.
Para Leslie, de IFAW, es imposible realizar una caza sustentable. "Pese a que algunas especies han mostrado una leve recuperación, todavía no se puede decir que son poblaciones saludables", aseveró. Estos animales migratorios juegan un papel fundamental en el ecosistema marino al mantener su equilibrio, apuntó.
"Las ballenas enfrentan más amenazas que nunca en la historia: colisión con barcos, atascamiento en redes de pesca, ruido intraoceánico y cambio climático", remarca Leslie, suficiente, a su juicio, para que se le agregue la caza dirigida.
Para Cabrera, de CCC, detrás de la postura de Japón hay "razones geopolíticas bastante importantes para una nación pesquera con grandes flotas en aguas distantes", que tienen que ver con accesibilidad a los recursos pesqueros de altamar más que con una tradición cultural, considerando el actual sobre stock de carne de ballena que mantienen.
Wakao Hanaoka, activista del capítulo japonés de la no gubernamental Greenpeace, aseguró este viernes en la capital chilena que "la mayoría de la población de su país no come carne de ballena", especialmente los más jóvenes, y que "80 por ciento de ellos no entiende de qué se trata la cacería científica".
Inclusive algunos supermercados japoneses anunciaron que no venderán carne de cetáceo aunque se levante la moratoria, afirmó Hanaoka a periodistas.
La no gubernamental estadounidense Oceanic Preservation Society (OPS) presentó el jueves en Santiago la sinopsis de un documental que denuncia la masacre anual de delfines que tiene lugar en una ensenada secreta ubicada en Taiji, Japón, y las consecuencias del consumo de esta carne, que posee elevados niveles de mercurio.
Taiji es una de las cuatro localidades costeras donde Japón pretende reanudar la caza comercial de cetáceos. Cámaras ocultas registraron a cazadores comentando inclusive las matanzas de ballenas que habían llevado a cabo en las costas de Chile.
Además, el filme "The Rising", que se estrenará en 2009, acusa directamente al gobierno japonés de envenenar a sus niños y niñas al utilizar carne de delfines en almuerzos escolares, pese a que el mercurio daña al sistema nervioso, causando problemas motores, oculares y auditivos. Su autor es el fotógrafo Louie Psihoyos.
En las brutales imágenes del documental de Psihoyos, quien trabajó por 18 años en la estadounidense Revista National Geographic, se ve a cazadores japoneses arrastrando con cuerdas a los cetáceos hasta la ensenada, donde los matan enterrándoles largos sables una y otra vez. Los delfines se demoran largo rato en dejar de aletear en un mar rojo de sangre.
Por ello, Psihoyos llamó a la CBI a incluir a los delfines, marsopas y otros pequeños cetáceos en la moratoria de caza comercial para protegerlos.
"Es difícil estimar la correlación de votos en esta reunión, porque hasta último minuto pueden inscribirse nuevos países tanto por el bloque ballenero como el conservacionista, pero creo que vamos a tener una tendencia similar a la del año pasado, cuando los países conservacionistas fueron mayoría simple", proyectó Cabrera.
Para el domingo se ha programado un manifestación pública a favor de las ballenas, organizada por The Whaleman Foundation, que contará con la presencia de la actriz chilena que triunfa en Holywood, Leonor Varela.