SALUD-KENIA: Enfermos por la basura

Cada día, el vertedero de Dandora, en el oriente de la capital de Kenia, recibe 2.000 toneladas de basura, la mitad de la generada diariamente por los 4,5 millones de habitantes de la ciudad. Buitres y marabúes sobrevuelan esta montaña baja de residuos ardientes, que ocupan 12 hectáreas.

Apenas llega un camión para volcar desperdicios, vastas cantidades de niños y adultos corren tras él, ignorando el hedor que despiden toneladas de desechos en proceso de putrefacción. En la carrera por revisar la basura en busca de los elementos más valiosos, prestan poca atención al riesgo de pincharse con punzantes pedazos de metal y jeringas usadas.

Cuando el camión abandona el lugar, el montículo de residuos que arrojó ya fue achatado, clasificado y esparcido por manos sin protección.

Un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) titulado "Contaminación ambiental e impactos sobre la salud pública: Implicaciones del Vertedero Municipal de Dandora en Nairobi, Kenia", publicado en octubre, concluyó que 42 por ciento de las muestras de suelo de ese lugar registraban niveles de plomo casi 10 veces más elevados que los normales.

Pruebas realizadas sobre 328 niños que viven cerca del sitio hallaron que la mitad de ellos tenían concentraciones excesivas de plomo en sangre.
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Njoroge Kimani, autor y principal investigador del informe, dijo que los niños de la zona también son desproporcionadamente afectados por anemia, infecciones en la piel, asma y otras enfermedades respiratorias, todo esto asociado con los altos niveles de toxinas en el vertedero, que recibe desechos de plástico, goma, madera y metal, así como químicos y hospitalarios.

Como el vertido de basura es irrestricto, los niños y adultos que revuelven la basura también podrían estar expuestos a enfermedades como el VIH/sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y hepatitis a raíz de las jeringas y otros residuos procedentes de hospitales.

Pero alrededor de seis meses después de la presentación del informe, Daniele Mosschetti, un sacerdote católico que trabaja con niños que se ganan la vida a partir de la basura, dijo que nada cambió mucho.

"Por el momento las cosas están como siempre y no se está haciendo nada a propósito de la situación. El problema está todavía aquí y la exposición a infecciones es real", añadió.

Los niños todavía hurgan en la basura en busca de alimentos y otros elementos valiosos que vender, mientras inhalan los peligrosos gases que se desprenden de la quema de desechos.

Mosschetti resumió los peligros subrayados en el informe del Pnuma en panfletos impresos en swahili y los distribuyó a niños y otras personas que viven cerca del vertedero. Pero la necesidad de dinero invalida cualquier precaución sanitaria.

"Si se pone a disposición de estas personas, que se ganan la vida a partir de la basura, un medio alternativo de obtener ingresos, tal vez entonces sean más cautas en lo relativo a su salud", opinó Mosschetti.

Annemarie Kinyanjui, de la Unidad de Medio Ambiente Urbano del Pnuma, dijo a IPS que el concejo de la ciudad de Nairobi decidió mudar el vertedero a otra parte.

"Inmediatamente después de emitido el informe, el Pnuma y el concejo comenzaron a trabajar de cerca en abordar el problema del manejo de desechos en Nairobi. Aunque este proceso fue un poco demorado por la violencia post-electoral que azotó al país a comienzos del año, ahora trabajamos en desarrollar un sistema integrado de manejo de desechos sólidos, completamente nuevo", expresó.

El ingeniero Ben Njenga, del concejo de Nairobi, declaró a IPS que a unos 30 kilómetros del centro de la ciudad se identificó un sitio de aproximadamente 80 hectáreas, pero el dinero es un obstáculo para reubicar el vertedero en lo inmediato.

"La construcción del sitio requiere cientos de millones de chelines. Necesitaremos ayuda externa para concretar este objetivo", señaló.

Sin embargo, es probable que el solo hecho de trasladar el vertedero transfiera viejos problemas al nuevo sitio. Así que el Pnuma recomienda volver a examinar un estudio realizado en 1998 por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, que propuso construir un nuevo vertedero —previendo en aquel momento un costo de unos 45 millones de dólares— para lograr la eliminación segura de los desechos de Nairobi.

Aunque esa propuesta tendrá que ser modificada para dar cuenta de las cantidades mucho mayores de basura generada por la población, que 10 años después es más numerosa, sigue siendo válido el plan contenido en el estudio para establecer estaciones de transferencias de residuos donde la gente clasifique lo que puede ser reutilizado y reciclado antes que el resto se elimine.

Un enfoque integrado para la eliminación de desperdicios incluirá una recolección más organizada —separando residuos según su tipo— y se espera que reduzca 20 por ciento la cantidad de basura.

"Esto garantizará que el nuevo vertedero se llene mucho más lentamente que Dandora, recibiendo solamente lo que no le sirve a nadie. Una vez que la gente sepa que no hay nada de valor en el vertedero, no hurgará como lo hace actualmente", dijo Henry Ndede, coordinador del Pnuma para Kenia.

Además, se crearán nuevos trabajos en los centros de clasificación y en nuevas industrias relacionadas, como la manufactura de fertilizantes orgánicos y el reciclaje de vidrio y plástico.

"La basura en Dandora vale miles de millones. Algunas personas se han vuelto millonarias recolectando residuos del vertedero", aseguró Ndede.

El nuevo ministro de Ambiente de Kenia, John Michuki, prometió actuar inmediatamente para reubicar el vertedero. El funcionario es muy respetado en este país por haber llevado el orden al caótico sector del transporte público de Nairobi en 2003.

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