Diversas estrellas del dancehall jamaiquino, género derivado del reggae, libran una guerra con la gigante cervecera Red Stripe, que dejó de patrocinar sus conciertos por entender que promueven la violencia y el odio contra las minorías raciales.
Por este motivo, algunos intérpretes de dancehall llegaron a actuar gratis en espectáculos en los que no se vende ni se consume la cerveza del tipo Lager que produce Red Stripe en Jamaica.
El mes pasado, la empresa retiró el auspicio que brindó en los últimos seis años al festival Sting y también al Sumfest, al cual patrocinó durante siete años, como respuesta al contenido violento de sus canciones.
"Hemos notado una tendencia negativa que se ha instalado en algunas canciones. Eso daña a nuestra cultura, a la música y al país en su conjunto", dijo a la prensa la directora de Relaciones Corporativas de Red Stripe, Maxine Whittingham.
Algunos intérpretes de reggae consideran que la decisión de la compañía constituye un ataque contra el género. O'Neil Bryan, más conocido como Elephant Man ("hombre elefante"), Ele y The Energy God ("el dios de energía"), acusó a la empresa de tener "una agenda oculta".
Mientras, miembros de la comunidad homosexual, lesbiana, bisexual y transexual consideran que el reggae se ha convertido en una "música asesina" por sus referencias explícitas en ese sentido.
Según algunos observadores, Diageo, la compañía británica que compró Red Stripe hace 10 años, tomó la medida cediendo a la presión de activistas extranjeros.
En un comunicado de prensa, Red Stripe señaló: "Aunque nuestros esfuerzos más recientes han tenido algún éxito, algunos intérpretes continúan propagando, en sus presentaciones en vivo, letras violentas y antisociales."
Whittingham afirmó que la compañía decidió retirar su apoyo tras el fracaso de sus intentos por "elevar los estándares de la música".
Ya en octubre de 2004, varias compañías jamaiquinas habían manifestado su intención de cortar sus lazos con artistas que "promuevan cualquier forma de violencia". Las campañas en el extranjero comenzaron en 1994, cuando la organización británica Outrage lanzó una campaña contra el dancehall.
La organización humanitaria Egale Canada envió en abril un ultimátum al gobierno de Jamaica: le dio plazo hasta el día 17 para reformar la ley que pena la sodomía con hasta 10 años de cárcel y trabajos forzados, siete por cometerla en grado de tentativa y dos sólo porque dos hombres se tomen de la mano.
Si eso no ocurre, Egale Canadá lanzará un boicot internacional de productos jamaiquinos y del turismo.
Esta institución canadiense tuvo éxito en una campaña para remover algunas canciones de reggae homofóbicos de los servidores de iTunes en América del Norte.
En 2007, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional condenó a Jamaica por la violencia homofóbica y reclamó al gobierno medidas efectivas para castigar a quienes cometen ataques contra personas percibidas como homosexuales o los incitan.
Sin embargo, no todas las organizaciones que hacen campaña por los derechos de las minorías sexuales concuerdan en la estrategia a seguir.
El Foro Jamaiquino de Lesbianas y Gays (J-Flag, por sus siglas en inglés), rechazó el ultimátum de Egale Canada y dijo que no apoyaría un boicot, aunque criticó al gobierno por no actuar decididamente contra la violencia motivada por las preferencias sexuales de las personas.
La organización estima que hubo en Jamaica 30 asesinatos por esa causa entre 1997 y 2004.
Pero el primer ministro Bruce Golding dijo que aún no ha visto nada que lo convenciera de derogar las leyes contra la sodomía. "Existe un camino que no estoy dispuesto a autorizar bajo mi liderazgo", sostuvo.
La homofobia es muy fuerte en la isla. La mayoría de los jamaiquinos parece coincidir con la posición de Golding y cree que los cultores del dancehall simplemente expresan sus opiniones personales.
En las últimas semanas, artistas muy conocidos cuestionaron en entrevistas y presentaciones la decisión de Red Stripe, y resolvieron diversas medidas al respecto.
Anthony Moses Davis, popularmente conocido como Beenie Man, fue uno de los que anunció actuaciones gratuitas. "Los jamaiquinos deben unirse y hacerle saber a Red Stripe que no nos agrada lo que está haciendo", afirmó.
Desmond Ballentine, cuyo nombre artístico es Ninja Man y a quien se considera un "don gorgon" (asesino atemorizante), dijo no estar preocupado por la falta de apoyo de Red Stripe.
De hecho, cree que los artistas y sus representantes deberían desvincularse de los auspiciantes y organizar sus propios espectáculos "sin las reglas y limitaciones" que imponen las compañías.
Lo importante, dijo, es que Red Stripe "solucione los problemas" con los artistas, ya que la relación, hasta ahora, había sido beneficiosa para ambas partes.
Si el boicot dispuesto por la compañía es resultado de la presión de las organizaciones de homosexuales, Jamaica debe prepararse para transitar un accidentado camino, sobre todo en vista de la decidida oposición de Golding a los matrimonios entre personas del mismo sexo.
"Desde mi punto de vista, el matrimonio es la unión santificada y aprobada por la ley entre un hombre y una mujer. No quiero dejar ningún margen para la ambigüedad en este aspecto", dijo el primer ministro en respuesta al ultimátum de Egale Canada.
La Asociación de Turismo y Hoteles de Jamaica mostró preocupación ante la amenaza de un boicot al sector. Su presidente, Wayne Cummings, cree que grupos como Egale Canada puede influir, especialmente en países tolerantes en materia sexual, como Canadá.
Por su parte, Red Stripe no cerró la puerta a la posibilidad de volver a auspiciar los shows.
"Esperamos que nuestra decisión lleve a quienes participan en esta tendencia destructiva de la música a tomar conciencia del impacto negativo de sus acciones y produzcan un cambio", señaló Whittingham.
Si eso ocurriera, agregó, la compañía estará dispuesta a reconsiderar su actitud.