Los temores de un resurgimiento del extremismo islámico aumentan en Líbano luego de que el segundo al mando de la red Al Qaeda, Ayman Zawahiri, llamó a los combatientes a expulsar a los «cruzados» invasores disfrazados de soldados de paz, en referencia a la Unifil.
"Hubo tres ataques contra las tropas de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en el sur desde el despliegue en 2006", señaló Andrea Tenenti, de la oficina de prensa de la Unifil (Fuerza Interina de las Naciones Unidas en Líbano).
Zawahiri, en una cinta de vídeo difundida el 21 de abril, anunció además que los grupos islámicos jugarán un papel clave en "la guerra contra los judíos".
En junio de 2007, seis soldados de paz del contingente español murieron en un atentado con bombas en el sur de Líbano, operación celebrada por Zawahiri.
En julio de ese mismo año, soldados tanzanos en el río Litani fueron atacados, y en enero de 2008 una bomba al costado de la carretera explotó cerca de un vehículo de la ONU ante un puesto de vigilancia del ejército libanés, a la entrada de la antigua ciudad fenicia de Sidón, hiriendo a dos soldados de paz.
[related_articles]
Aunque ningún grupo específico fue acusado formalmente de los crímenes, los ataques fueron atribuidos a fundamentalistas islámicos, que han estado en Líbano desde los años 80.
Según un informe del Centro Saban, de la Brookings Institution, con sede en Washington, la militancia islámica en Líbano surgió con el salafismo (movimiento construido sobre la creencia de que la forma más pura del Islam fue practicada en tiempos del profeta Mahoma), cuando combatientes extranjeros de esa secta penetraron en la habitualmente no violenta comunidad musulmana libanesa.
"Desde ese despertar, la miltiancia salafista en Líbano estuvo a la defensiva y reflejaba la severidad de las críticas condiciones locales", señala el informe.
El estudio indica que dentro de los salafistas hoy hay personas a las que se les ha lavado el cerebro, delincuentes comunes e individuos con una profunda carencia económica y un grave malestar político.
Los campamentos para refugiados han demostrado ser el campo fértil más común para las varias formas de militancia extremista islámica. Sin embargo, el informe señala que esos grupos son relativamente débiles, lo que se atribuye más que nada a los constantes operativos de las autoridades libanesas, a las agresiones de las fuerzas extranjeras y a los propios combates entre los distintos sectores islamistas.
No obstante, la actividad extremista musulmana ha estado en aumento en los últimos años. El brutal conflicto de 2000 en la septentrional región de Denniye entre un grupo islámicos y el ejército libanés dio inicio a una nueva era en el extremismo.
Los radicales islámicos también fueron acusados de estar involucrados en el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri en 2005. Más recientemente, en 2007, el ejército libanés libró una batalla de tres meses contra el grupo radical Fatal El Islam en el campamento palestino Nahr El Bared.
Los temores de otro embate extremista resurgieron desde que fue divulgado el último mensaje del segundo de Al Qaeda, quien llamó a rechazar la resolución 1701 de la ONU, que puso fin a la guerra de julio de 2006 entre Israel y el movimiento chiita Hezbolá (Partido de Dios). Para vigilar esa tregua, unos 13.000 soldados de la Unifil están desplegados a lo largo del río Litani.
"Nos tomamos muy en serio todas las amenazas, dijo Tenenti, añadiendo que la mayoría de las advertencias contra la Unifil son mensajes de vídeo enviados a los medios. "Hemos estado en máxima alerta por algún tiempo", indicó.
Según un oficial de seguridad de alto rango libanés, quien habló a condición de mantener el anonimato, lo que hace el mensaje de Zawahiri especialmente relevante para Líbano es su llamado a transformar al país en un nuevo teatro de operaciones para los extremistas. Sin embargo, el funcionario sostiene que la división del país limitará la capacidad de los grupos radicales para maniobrar libremente.
"Líbano ha sido considerado históricamente por Al Qaeda un lugar de apoyo logístico y no de combate. Su estructura socialmente pluralista, consistente en varias comunidades religiosas, permite un enfoque más tolerante a la práctica religiosa", añadió.