Con la excusa de la «guerra contra el terrorismo», Estados Unidos viola un tratado internacional que prohíbe reclutar a menores de 18 años para el servicio militar.
La no gubernamental Unión para las Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU, por sus siglas en inglés) divulgó el martes un informe al respecto, titulado "Soldados de la desgracia", que será remitido al Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En el estudio de 46 páginas, ACLU acusó al ejército de alistar a niños de apenas 11 años y remarcó que esa fuerza concentra sus esfuerzos en materia de reclutamiento, en forma desproporcionada, en escuelas públicas de zonas pobres habitadas por minorías raciales.
Los encargados de enrolar "exageran en sus promesas de recompensas económicas para atraer interesados", lo cual "socava el factor voluntario del alistamiento". En algunos casos, además, recurren a la coerción, el engaño e incluso al abuso sexual, según el informe.
Los responsables de tales prácticas rara vez son castigados, añade.
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"Los procedimientos del ejército de Estados Unidos para enrolar estudiantes son claramente violatorios de los principios internacionales aceptados y no protegen a los jóvenes de tácticas de reclutamiento abusivas y agresivas", señaló Jennifer Turner, del Proyecto Derechos Humanos de ACLU.
La creciente agresividad de los oficiales se debe, en gran parte, a la presión para cubrir cuotas de reclutamiento a raíz de las actuales operaciones militares de Estados Unidos en Afganistán e Iraq, donde se encuentran casi 200.000 soldados e infantes de marina.
Por otra parte, las fuerzas armadas redujeron el coeficiente de inteligencia mínimo para alistarse y facilitaron el trámite a personas con antecedentes delictivos.
El informe de ACLU también detalla la falta de protección a soldados menores de edad en el extranjero, en la base de Guantánamo, Cuba, y otros lugares del mundo, y el incumplimiento del Protocolo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos armados.
El Protocolo está diseñado para proteger los derechos de los menores de 18 años que puedan ser enrolados por las fuerzas armadas y enviados al frente de batalla.
Ese tratado fija en 16 años la edad mínima absoluta para el alistamiento, y establece que toda actividad vinculada con el reclutamiento de menores de 18 años se realice con el consentimiento de padres o tutores.
Por otra parte, la leva debe ser realmente voluntaria. El ejército está obligado a informar al aspirante de los deberes inherentes al servicio militar y a exigirle una prueba de edad confiable.
Estados Unidos es uno de los dos estados —el otro es Somalia— que nunca ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño, pero el Senado sí ratificó el Protocolo en 2002. Por lo tanto, su cumplimiento es obligatorio para este país.
A diferencia de la mayoría de las naciones industriales, que fijaron como edad mínima para el alistamiento los 18 años, el Senado de este país decidió que para Estados Unidos serían los 17.
Pero los servicios armados de este país "regularmente apuntan a enrolar menores de 17 años y se concentran en patios, cantinas y clases de centros de enseñanza secundaria", según ACLU.
El propio Manual del Programa de Reclutamiento del ejército, por ejemplo, ordena a sus más de 10.600 oficiales de reclutamiento concentrarse en centros de enseñanza secundaria lo antes posible y explícitamente antes de sus últimos cursos, que, para la mayoría de los estudiantes comienza a los 17 años.
"Recuerden, primero contacto, primero contrato, que no sólo quiere decir los estudiantes de último grado", señaló un experto citado en el informe. "Si esperan hasta ese momento, probablemente sea demasiado tarde."
Una vez que los oficiales estén en la escuela secundaria asignada, deben "penetrar en el mercado escolar con eficacia" y "ser muy serviciales e integrarse a todas las actividades de forma de estar siempre ocupados" a fin de "apropiarse de la escuela y así obtener un gran número de reclutas".
Eso incluye ofrecerse como voluntario para ser entrenador de algún deporte, integrar los Boy Scouts locales, participar en todas las asambleas y funciones escolares e, incluso, "comer en la cantina varias veces al mes".
El informe describe numerosos casos específicos, por lo general en Nueva York y California —los dos estados más poblados y con la mayor cantidad de estudiantes de secundaria perteneciente a alguna minoría— en los cuales los oficiales del ejército siguen al pie de la letra esas pautas.
El capítulo de Nueva York de ACLU calculó que unos 200 entre casi 1.000 personas de entre 14 y 17 años encuestados, repartidos por igual entre los diferentes grados, señaló que los oficiales del ejército usan tiempo curricular para lograr sus objetivos.
Además, 35 por ciento de los entrevistados señalaron que los oficiales tienen acceso a múltiples lugares dentro del recinto en los que pueden reunirse con estudiantes.
En la base de datos del Pentágono, sede del Departamento (ministerio) de Defensa, sistemáticamente se recaban datos de jóvenes de 16 años, a veces de hasta de 15, con nombre completo, dirección y teléfonos, correo electrónico, promedios escolares, altura, peso y grupo étnico obtenidos de varias fuentes públicas y privadas, según ACLU.
El objetivo de la base de datos es ayudar al ejército en sus "esfuerzos directos de reclutamiento". Pero a raíz de una demanda de ACLU de 2006, el Pentágono accedió a dejar de recabar información sobre menores de 16 años.
Sin embargo, las actividades de reclutamiento apuntan a veces a menores de 15 años, según el informe, que reveló que el Reserve Officer Training Corps, el cuerpo de entrenamiento de oficiales de reserva (JROTC, por sus siglas en inglés), que opera en más de 3.000 escuelas secundarias del país, se concentra en adolescentes de hasta 14 años.
Además, el informe denuncia investigaciones recientes según las cueles en algunos programas del JROTC el reclutamiento no fue voluntario.
Los "cadetes" del cuerpo, que eran casi 300.000 en 2005, reciben uniformes militares y reciben instrucción militar, marchan, portan fusiles reales y de madera y aprenden la historia del ejército, según el informe, que añade que el programa está explícitamente diseñado para "mejorar los esfuerzos de alistamiento".
Los estudiantes afroamericanos y latinoamericanos representan 54 por ciento de los integrantes de los programas del JROTC.
El JROTC también supervisa al Middle School Cadet Corps (MSCC) en los que pueden participar adolescentes de los primeros años de secundaria, de entre 11 y 14 años, según ACLU.
Escuelas secundarias de Florida, Texas y Chicago ofrecen programas del MSCC organizados por el ejército en los que los adolescentes participan en actividades militares con fusiles de madera y tienen cánticos y aprenden primeros auxilios, la historia del ejército y, en algunos casos, llevan uniformes al recinto educativo para las inspecciones una vez por semana.
El ejército también recurre a un vídeojuego en línea llamado "Ejército de Estados Unidos" para atraer a posibles reclutas de tan sólo 13 años, para entrenarlos a usar armas e involucrarlos en combates virtuales y otras misiones.
Lanzado en 2002, el juego atrajo a 7,5 millones de usuarios registrados en septiembre de 2006.