Una campaña internacional para llevar electricidad a la cuarta parte de los habitantes de África ingresa en una nueva fase esta semana, con una reunión entre representantes de agencias internacionales, empresarios del sector y la sociedad civil en Accra.
El cometido de la conferencia, que comenzó este martes y concluirá el jueves en la capital de Ghana, es desarrollar mecanismos para atraer inversores al mercado africano de energía, pero sin apelar a la obsoleta red eléctrica de África. Se trata de una instancia enmarcada en la campaña "Iluminar África", lanzada en septiembre por el Banco Mundial y su rama de préstamos blandos para el sector privado, la Corporación Financiera Internacional (CFI).
Además de estimular el interés de inversores en pequeños emprendimientos de producción y distribución de energía, que aliviarían el congestionamiento de la vetusta red eléctrica, las agencias prevén ayudar a las firmas a concretar negocios estratégicos y asociaciones financieras.
La falta de electricidad es considerada por todas las agencias de la comunidad internacional un impedimento importante para el desarrollo económico y social.
Las interrupciones del suministro ahuyentan a los inversores, además de perjudicar a diversas iniciativas de salud y educación, pues, por ejemplo, dejan sin luz las aulas y las vacunas sin refrigerar.
"Iluminar África" procura que 250 millones de personas queden libres para 2030 de la vieja red eléctrica y de la dependencia de combustibles caros y peligrosos.
Los elevados precios de la energía subrayan la urgencia de esta misión, dijeron los organizadores de la conferencia en Ghana.
"Aumentar el acceso a iluminación limpia y a un precio asequible es esencial para el desarrollo de África. Esperar la expansión de la red eléctrica no es una opción, dadas las preocupaciones energéticas de hoy", dijo Anil Cabraal, experto en energía del Banco Mundial.
Aun antes del actual ciclo de aumento de precios energéticos, apenas 26 por ciento de los africanos tienen acceso a la electricidad. En algunos países, la proporción es de apenas cinco por ciento. La red convencional cuenta con una infraestructura y tecnología vetusta, así como por la corrupción de sus operadores.
Los africanos gastan unos 40.000 millones al año en productos para iluminación calificados por el Banco Mundial de "costosos, ineficientes, de mala calidad y contaminantes".
Entre ellos figuran los faroles a kerosene, que, según el Banco, consumen entre 10 y 30 por ciento de los gastos hogareños en el África subsahariana.
Los esfuerzos para mejorar la cantidad y confiabilidad del suministro de energía del continente —que incluyeron grandes proyectos de infraestructura financiados por la CFI y ejecutadas por empresas nacionales e internacionales— tuvieron poco efecto.
Uno de cada seis seres humanos viven en África pero produce alrededor de cuatro por ciento de la electricidad del mundo.
El Banco y la CFI promueven alternativas como las luces de diodo (LED) y las lámparas fluorescentes compactas. Ambas tecnologías producen más luz por unidad de energía y son más durables, aunque su costo inicial, con frecuencia, sea mayor.
Además, las agencias intentan reducir las barreras políticas que, en su percepción, intervienen con los esfuerzos del sector privado para ingresar en el mercado africano.
"Al construir una coalición entre todas las partes de la industria, confiamos en reducir las dificultades e incertidumbres que acompañan el desarrollo de un mercado tan virgen como éste", dijo Monika Weber-Fahr, gerente del Grupo de Negocios Sustentables e Innovadores de la CFI.
En las negociaciones en Ghana, el Banco y la CFI prevén anunciar los ganadores de una competencia para el diseño y concreción de productos de iluminación innovadores. Estas agencias ayudarán a convertir esos proyectos en realidades que beneficien a los africanos de bajos ingresos y que den ganancias a las empresas.
También se conocerán las conclusiones de una investigación sobre demanda, comportamiento y preferencias de los consumidores de energía de Ghana y Kenia. Otras evaluaciones de mercado se realizan en Etiopía, Tanzania y Zambia.
Se trata de la primera exploración detallada de lo que el Banco considera un mercado potencialmente enorme para productos seguros y confiables de iluminación que sean competitivos en costos con los faroles a keroseno y que se alimenten de fuentes renovables o mecánicas de energía.
Entre los participantes en la conferencia figuran el Programa de Asistencia al Sector Energético del Banco Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM, conocido por sus siglas en inglés GEF) y el Fondo Público-Privado de Asesoramiento en Infraestructura creado por los gobiernos británico y japonés, entre otras agencias.