Falta solo que tres estados celebren sus primarias para definir la candidatura del opositor Partido Demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Pero también resta saber si los casi dos millones de votos de Florida y Michigan se tomarán en cuenta.
Las filiales del partido de ambos estados fueron sancionados por realizar sus primarias antes de la fecha establecida por el Comité Nacional Demócrata, por lo que no estarán representadas en la Convención que dirimirá en agosto la nominación presidencial en Denver.
Pero a medida que se acerca la instancia definitiva, y en momentos en que ni Hillary Rodham Clinton ni Barack Obama reunieron los 2.026 delegados necesarios para proclamar su nominación, la dirección nacional del partido reconsidera las sanciones.
Un grupo de 30 miembros del Comité Nacional Demócrata se reunirá este sábado en Washington para resolver qué hacer con los 1,75 millones de votos emitidos en las primarias de Florida y con los 600.000 de las de Michigan, ambas celebradas en enero.
Al parecer, la dirección nacional partidaria pretende evitar el malestar de sus simpatizantes en esos estados, que, en protesta por lo que podría considerarse un gesto de desprecio, podrían decidir no votar en las elecciones nacionales del 10 de noviembre.
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El Comité de Normas y Reglamentos del partido atenderá en su conferencia a representantes de las campañas de Obama y de Clinton, así como a delegados de Florida.
"Nos tomaremos un respiro para almorzar y, en la tarde, el Comité deliberará sobre la resolución del asunto", explicó la portavoz del Comité Nacional, Stacie Pastón.
Clinton obtuvo 50 por ciento de los sufragios emitidos en Florida, estado al que corresponden 210 delegados a la Convención Nacional, y en Michigan, donde las únicas listas de votación tenían su nombre.
La senadora por Nueva York está exigiendo al partido que consagre todos los delegados de la Convención en Denver elegidos en Florida y Michigan.
Eso elevaría, aunque no mucho, su cantidad de delegados, y la acercaría a la de Obama, quien lleva la delantera en la competencia interna y es hoy claro favorito a quedarse con la candidatura presidencial.
De todos modos, el Comité Nacional Demócrata informó en un memorando remitido al Comité de Normas y Reglamentos que podría, como mucho, asignar a los estados cuestionados la mitad de los delegados que les corresponderían.
"Lo que el senador Obama ha dicho en los últimos meses es que los votos de Florida deberían tomarse en cuenta y que le gustaría usar su influencia para asegurarse de que los delegados del estado participen en la Convención", dijo a IPS Josh Earnest, portavoz de su campaña.
Al mismo tiempo, Earnest sostuvo que el senador por Illinois se inclina por dividir los delegados de Florida en partes iguales entre los dos aspirantes a la presidencia.
"El senador Obama realizó, incluso, algunas concesiones para resolver el asunto", agregó, pero, al ser interrogado sobre la naturaleza de esas concesiones, contestó: "Es algo de lo que aún se está hablando y no queremos que se resuelva en la prensa."
El equipo de campaña de la senadora Clinton no contestó las consultas telefónicas de IPS.
La demografía electoral de Florida es muy peculiar. Su gobernador es del oficialista Partido Republicano, así como la amplia mayoría de sus legisladores locales. Pero la mayoría de los votantes registrados son demócratas.
No es ésta la primera vez que el estado se ubica en el ojo de una tormenta electoral.
La más notoria fue la crisis por el escrutinio de Florida en 2000, que le asignó, por decisión de la Corte Suprema de Justicia estadounidense, la mayoría de los sufragios del estado y la consiguiente elección presidencial a George W. Bush, a pesar de que su rival demócrata, Al Gore, tenía la mayoría de los votos en todo el país.
Pero lo ocurrido en 1876, cuando la presidencia estaba en disputa entre el republicano Rutherford Hayes y el demócrata Samuel Tilden, fue aun más singular, según recordó el profesor de historia Gary Mormino, de la Universidad del Sur de Florida en Tampa.
"Florida era clave en las elecciones, muy reñidas en el estado. Una ciudad de Florida envió sus votos por barco a la ciudad donde los funcionarios electorales realizaban el escrutinio. Pero los votos nunca llegaron allí. Nadie sabe qué sucedió con ellos", relató.
El Congreso legislativo estadounidense creó una comisión especial para analizar el caso, la cual determinó el triunfo de Hayes.
Pero en esta oportunidad serán las propias normas internas del Partido Demócrata las que determinen el destino de los votos de Florida.
"La sabiduría convencional indica que el nominado debería querer la presencia de todos los delegados, y sospecho que será así, sin importar el resultado", dijo Michael Martínez, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Florida.
La controversia cayó como maná del cielo para los republicanos de Florida.
"Obviamente, nos gustaría que se tomaran en cuenta los votos de todos", dijo Katie Gordon, portavoz del Partido Republicano en Florida. "Pero creemos que los demócratas perdieron votos y se hicieron daño entre ellos con este asunto."
La Convención Nacional Republicana, que se celebrará en septiembre en Minneapolis, designará como candidato presidencial al senador John McCain, quien ya reunió la cantidad de delegados necesarios para su consagración.
Un juez federal de Tampa rechazó la demanda del dirigente demócrata Victor DiMaio, según la cual la resolución del Comité Nacional Demócrata viola la Ley de Derechos Civiles de 1964.
DiMaio anunció que presentará una apelación ante la Corte Suprema de Justicia.