En medio de las complicaciones que sufre la economía de Estados Unidos, hasta las buenas noticias terminan siendo tétricas al analizarlas de cerca.
El gasto de los consumidores aumentó 0,4 por ciento en marzo, según informó el jueves el Departamento (ministerio) de Comercio interior. Se trata de una "buena noticia": el consumo privado genera dos tercios del producto interno bruto estadounidense.
Según este dato, los compradores incrementaron su gasto el doble de la proporción prevista.
Pero, en buena medida, el comportamiento de este indicador no se debe a que hayan aumentado las ventas, sino al encarecimiento acelerado de los alimentos, los combustibles y otros productos básicos.
Una vez deducido el efecto de la inflación, según los expertos del propio gobierno, el aumento real del consumo es de apenas 0,1 por ciento. Es decir, la mitad de lo previsto. Es el cuarto mes seguido de datos desalentadores en ese sentido.
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El gobierno aseguró el miércoles que la economía estadounidense había esquivado la recesión, pues el producto interno bruto había crecido el equivalente a 0,6 por ciento anualizado por segundo trimestre consecutivo.
Pero, al igual que con los gastos de los consumidores, la noticia no es motivo de grandes festejos.
El gobierno admitió que buena parte de este crecimiento se debe al almacenamiento de bienes no vendidos por las empresas. En contraste, la inversión corporativa y otros aspectos mostraron nuevos signos de debilidad.
También la reanimación de las exportaciones es atribuible a una mala noticia: en este caso, la debilidad del dólar y otros aspectos.
Muchos economistas esperan ahora una caída del producto interno bruto para el actual trimestre abril-junio-
La Reserva Federal (órgano que en Estados Unidos tiene buena parte de las funciones de un banco central en otros países) resolvió el miércoles, como consecuencia de la debilidad económica, un nuevo recorte, esta vez de 0,25 puntos porcentuales, a la tasa de crédito interbancaria.
Se trata del séptimo recorte desde septiembre pasado. Desde entonces, la tasa se redujo de 5,25 a 2,0 por ciento.
"La actividad económica sigue débil. El gasto de los hogares y los negocios se ha atenuado y el mercado de trabajo se amortiguó", indicó la Reserva Federal en su comunicado habitual.
Los recortes tienen la intención de alentar el crecimiento económico a través de una reducción del costo de los créditos. La Reserva sugirió en su comunicado que se contendría de practicar nuevas rebajas a las tasas, lo cual indica, por otra parte, que está muy preocupada por la inflación.
Los ingresos personales cayeron con el aumento de precios, al igual que la tasa de ahorros personales (medida como porcentaje de los ingresos a los que se resta el pago de impuestos), que pasó de 0,4 por ciento en febrero a 0,2 por ciento en marzo.
Además del aumento de precio de los combustibles, que alcanza picos históricos, los consumidores continúan luchando con las profundas caídas en picada de la actividad de la construcción y del empleo.
El precio de las viviendas descendió 12,7 por ciento en febrero respecto del mismo mes del año pasado, según un estudio de Standard & Poors/Case-Schiller divulgado el martes. Se trata de la mayor caída de la que se tenga registro.
Este dato eleva la ansiedad económica, pues, para muchas familias, la vivienda es la única propiedad o la principal.
Al mismo tiempo, muchos grupos familiares se encaminan hacia el desalojo, pues se ven impedidos de pagar las hipotecas y de impedir así que sus prestamistas rematen sus viviendas al mejor postor.
La cantidad de avisos de desalojo recibidos en el primer trimestre del año aumentó 112 por ciento respecto del mismo periodo de 2007 y 23 por ciento desde el trimestre octubre-diciembre, según informó el lunes el centro de estudios inmobiliarios RealtyTrac.
Los desalojos anunciados entre enero y marzo sumaron 650.000. En ese trimestre, uno de cada 194 hogares recibió el aviso de desalojo o de ejecución bancaria. Se trata del séptimo trimestre consecutivo en que los desalojos aumentan.
Esto sugiere que los esfuerzos tan publicitados por el gobierno de George W. Bush, legisladores e instituciones crediticias no fueron de gran ayuda para los promitentes propietarios de viviendas hipotecadas.
Según las autoridades, casi 503.000 hogares recibieron algún tipo de ayuda o alivio entre enero y marzo a través de Hope Now, una iniciativa de prestamistas organizada por el gobierno de Bush.
Pero la mayor parte de esa asistencia era temporaria. En el mismo periodo, las ejecuciones ascendieron a 157.000 propiedades, según RealtyTrac.
El gasto en vivienda cayó 4,6 por ciento en marzo, una proporción sin precedentes. En total, el gasto en construcción descendió 1,1 por ciento, lo cual prolonga un periodo de 23 meses de contracción de esta industria.
Mientras, la actividad de la industria manufacturera no cayó entre marzo y abril, pero sigue una tendencia a la desaceleración, según el centro de estudios Instituto de Manejo de Suministros.
Esta institución causó conmoción en febrero al informar que la actividad en el sector de servicios, hoy el principal empleador de Estados Unidos, había caído por primera vez en casi cinco años.
Simon Property Group, el principal operador de centros comerciales de este país —administra 24 millones de metros cuadrados—, pronosticó que en el primer trimestre de este año se elevó el riesgo de bancarrota entre minoristas.
Medidos en superficie, el espacio perdido por quiebras alcanzó más de 12.000 metros cuadrados en el periodo, frente a unos 2.200 del primer trimestre del año pasado.
Ejecutivos de Simon Property Group acusaron de las bancarrotas a la crisis hipotecaria, que socavó el poder de compra de los consumidores.
Mientras, el desempleo asciende a 5,2 por ciento, según el Departamento (ministerio) de Trabajo, y podría elevarse a seis por ciento en los próximos 12 meses, según analistas.