El Banco Asiático de Desarrollo (BAD) intenta atraer inversores que vuelquen capitales privados en áreas empobrecidas de esa región.
El subdirector general para operaciones con el sector privado del BAD, Seethapathy Chander, logró, en la reunión anual del banco que concluyó este martes en Madrid, que al menos cuatro potenciales inversionistas atendieran sus explicaciones sobre el clima de negocios para proyectos en áreas como la energía limpia.
Según la agenda estratégica para el período 2008-2020 adoptada por el BAD, el sector privado será uno de los "motores" que impulsen la erradicación de la pobreza en Asia.
La intención del banco, cuya conferencia en Madrid comenzó el sábado, es que el capital privado financie 50 por ciento de los proyectos de desarrollo de la región, la cual alberga a unos 600 millones de personas que viven en la indigencia, es decir con menos de un dólar por día.
En 2007, señaló Chander, el BAD atrajo inversiones privadas por alrededor de 1.700 millones de dólares, que representaron 26 por ciento del total de fondos para el desarrollo destinados a la región.
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"Hubo 26 proyectos el año pasado, entre ellos los referidos a abastecimiento de agua en Yakarta y la construcción de un aeropuerto en China", agregó.
Otros emprendimientos que el BAD impulsó para atraer inversiones privadas son un proyecto hidroeléctrico en Laos, el tendido de una línea de transmisión de electricidad en Camboya y la construcción de una usina eléctrica en Pakistán.
En los últimos seis años, la institución ayudó a financiar 89 proyectos con la participación del sector privado, a los que se destinó casi 5.000 millones de dólares.
En 2007, el Banco otorgó préstamos por 10.100 millones de dólares, frente a los 7.300 millones de dólares correspondientes al año anterior. La mayoría de los fondos estuvieron dirigidos a proyectos en las áreas de energía, transporte y comunicaciones.
Una proporción menor fue destinada a agricultura, educación, abastecimiento de agua y obras sanitarias.
Vietnam, una de las economías del sudeste asiático que crece más aceleradamente, espera beneficiarse con el nuevo enfoque adoptado por el BAD.
"Buscamos inversiones privadas para las áreas remotas o menos favorecidas del país", dijo el viceministro de Finanzas vietnamita, Tran Xuan Ha.
Pero los planes del banco de recurrir al sector privado para sacar de la pobreza a millones de habitantes de Asia afrontan duras críticas de las organizaciones no gubernamentales.
Temen que esa mayor participación, en áreas como el abastecimiento de agua, obras sanitarias y energía perjudiquen a las comunidades más vulnerables, que podrían perder sus hogares, sus derechos y su estilo de vida.
El caso de la mina de carbón de Phulbari, en la zona septentrional de Bangladesh, es uno de los ejemplos que citan los activistas.
Una compañía británica pretende explotar la mina, ubicada en un área de 60 kilómetros cuadrados dedicada al cultivo de arroz y que cuenta con un abundante abastecimiento de agua procedente de los ríos que la atraviesan.
Se estima que las reservas de carbón en el lugar alcanzarán para explotar la mina por un período de 30 años.
Las actividades de la mina tendrán un impacto negativo en el ambiente y las comunidades, dijo Ahmed Swapan Mahmud, director ejecutivo de la no gubernamental Voces para el Empoderamiento y una Opción Interactiva, con sede en Dhaka.
"Al menos 150.000 personas serán desplazadas y habrá un gran impacto sobre la seguridad alimentaria, ya que la producción de arroz en la zona es muy importante", agregó.
El BAD ya ha recibido advertencias sobre los problemas que pueden surgir si continúa impulsando el proyecto.
"En 2006, alrededor de 70.000 personas hicieron una demostración contra la mina. En los enfrentamientos con la policía murieron cinco personas y centenares resultaron heridas", señaló Mahmud.
El anuncio del banco acerca de que buscaba atraer más capital privado para inversiones relacionadas con el cambio climático tampoco resultó satisfactorio para las organizaciones civiles.
Una de las razones es que el BAD " continúa financiando proyectos de explotación de combustibles fósiles en gran escala, aunque quiere moverse rápidamente hacia la promoción de fuentes de energía renovable", dijo Jessica Rossien, de la organización humanitaria Oxfam Internacional.
"El banco debe ser coherente en sus iniciativas ambientales y sus otras operaciones. En muchos casos, los proyectos ambientales financiados por el BAD se ven afectados por los proyectos de infraestructura que él mismo impulsa sin dar la debida consideración al impacto ambiental", agregó.
Algunos de los países más pobres de Asia tienen otras razones para preocuparse por la nueva estrategia del banco.
"En las zonas rurales menos favorecidas, el papel del sector privado es muy reducido. El banco debe mantener el foco en los campesinos pobres, que han sido ignorados durante mucho tiempo", señaló el secretario de Finanzas de Camboya, Aun Porn Moniroth.
Para tranquilizar a los críticos, Chander afirmó que el BAD no está abrazando un nuevo paradigma de desarrollo que sostiene que la respuesta a la pobreza se encuentra en manos de compañías cuyo objetivo es la maximización de las ganancias.
"No hemos buscado la privatización de forma dogmática. La impulsamos en los casos en que funciona. Estamos de acuerdo con que la privatización no es la solución", agregó.