COMERCIO: Liberalización no resuelve crisis alimentaria

Las dudas crecen entre los países en desarrollo sobre el efecto de la liberalización del comercio, que se negocia en el marco de la Ronda de Doha, en su lucha contra la crisis alimentaria.

La OMC (Organización Mundial del Comercio) "no debería impedir que contemos con la flexibilidad política que reclamamos para proteger al sector agrícola", dijo a IPS un representante del grupo de naciones de África, el Caribe y el Pacífico (ACP), quien pidió no revelar su nombre.

"No podemos confiar totalmente en las importaciones para alimentar a nuestra población", agregó el diplomático, cuyo país es un importador neto de alimentos y sufre ahora el impacto de los altos precios internacionales.

"Un acuerdo que limite nuestras opciones políticas no será aceptado en este momento. No se nos deben limitar excesivamente nuestras opciones en materia agrícola ahora", advirtió.

La cuestión más preocupante, agregó, es la reducción de aranceles industriales exigida por las naciones ricas.
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"En un contexto en que los gobiernos deben encontrar mayores recursos con los que comprar alimentos y combustibles, no podemos renunciar a nuestros ingresos aduaneros", explicó.

"Nuestros políticos se preguntarán cómo pueden firmar un acuerdo de ese tipo cuando deben hacer frente al creciente costo de la energía y los alimentos", señaló.

El país al que representa este diplomático hace frente, junto con esa caída en la recaudación, a la reducción de ingresos en divisas por la pérdida de mercados para sus exportaciones, por ejemplo, en la Unión Europea (UE).

El estudio "La reforma comercial agrícola y la Agenda de Desarrollo de Doha", realizado en 2005 para el Banco Mundial por sus expertos Will Martin y Kym Anderson, incluye una simulación según la cual los países ACP se verán perjudicados por los resultados de esta ronda multilateral de comercio.

A similares conclusiones llegó la evaluación de impacto realizado en 2006 por Colin Kirkpatrick, entre otros expertos de la Universidad de Manchester.

Ambos estudios concluyen que, en un ambiente de liberalización comercial como el que se delinea en las negociaciones de Doha, los países que históricamente han tenido un acceso preferencial a ciertos mercados del mundo rico terminarán perdiendo algunos.

Según el embajador, "la pérdida de ingresos afectará especialmente a los países que deberán enfrentar la erosión de esas preferencias. Estamos hablando de ganancias por exportaciones existentes, que serán recortadas por esta ronda de negociaciones sobre liberalización del comercio. Necesitamos mayor espacio de maniobra".

El embajador de Indonesia ante la OMC, Gusmardi Bustami, señaló que su país demandará mayor flexibilidad o menos liberalización en las negociaciones sobre productos agrícolas.

Indonesia ha liderado al Grupo de los 33, una coalición de 46 naciones en vías de desarrollo que reclama una menor o ningún tipo de liberalización en el caso de ciertos productos agrícolas estratégicos.

Entrevistado por IPS, Bustami se mostró escéptico frente al argumento de que una mayor liberalización sea capaz de aliviar la crisis actual, al permitir que los alimentos circulen sin trabas en los mercados internacionales.

"Debemos hacer frente a la escasez de oferta de alimentos incrementando nuestra capacidad nacional de producción. Algunos dicen que se aumenta la oferta abriendo los mercados y rebajando los aranceles. Quizás esta no es la solución para todos los países", agregó.

"Lo que necesitamos es mayor producción. Hay que permitir que las naciones produzcan los alimentos que necesitan para sí mismas, así no resultan demasiado dependientes de otras", destacó Bustami.

El representante del país ACP que pidió no revelar su identidad comentó también que existen diferencias de enfoque entre las naciones en desarrollo, básicamente entre aquellas que exportan alimentos y las que tienen una menor capacidad en ese terreno.

"Hay muchos puntos de vista en el mundo. La fuerza de un sistema multilateral de comercio dependerá, en última instancia, de cómo trate las diferentes realidades. Prescribir el mismo remedio al mismo tiempo, como sucede en la OMC, es algo que no resulta válido. Se trata de un tema que resultará recurrente, no va a desaparecer", afirmó.

"Existe solidaridad entre los países en desarrollo, pero también importantes diferencias. No somos idénticos, contamos con recursos distintos y nuestras economías se desarrollan de diversas maneras. Para que el multilateralismo sea creíble, debe aplicar reglas que reconozcan esas diferencias", aseguró.

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