COLOMBIA: Sucesión de Marulanda sin sorpresas

La sucesión de «Manuel Marulanda», cuya muerte fue confirmada este domingo, no entraña un quiebre ni un cambio de rumbo de las FARC, que han retrocedido en lo militar y se han silenciado en lo político, según conocedores de esa insurgencia colombiana, la más antigua de América.

Manuel Marulanda fue el guerrillero más buscado de Colombia. Crédito: Gobierno de Estados Unidos
Manuel Marulanda fue el guerrillero más buscado de Colombia. Crédito: Gobierno de Estados Unidos
La muerte de "Marulanda", fundador y líder máximo de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), fue anunciada el sábado en una entrevista de la revista Semana al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y confirmada este domingo por "Timochenko", miembro del secretariado de la guerrilla izquierdista, en un vídeo difundido por la cadena de televisión Telesur.

"Se ha marchado el gran líder", dijo "Timochenko", de nombre Timoleón Jiménez, hombre de inteligencia y contrainteligencia, experto en explosivos y delegado de las FARC desde la zona del Magdalena Medio, en el centro oriente de Colombia, hasta el Catatumbo, en el norteño departamento de Norte de Santander.

La muerte se debió a un infarto cardíaco y le llegó el 26 de marzo "en brazos de su compañera, acompañado de su guardia personal y de sus compañeros", agregó.

A Marulanda le sucede el comandante "Alfonso Cano", cuyo verdadero nombre es Guillermo Sáenz, informó Timochenko.
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"Manuel Marulanda" era el nombre de combate de Pedro Antonio Marín, apodado desde muy joven "Tirofijo", quien nació en mayo de 1930 (hay biografías que señalan 1928) en Génova, municipio del central departamento del Quindío.

Dos serias bajas para las FARC precedieron a la muerte, por causas naturales, de Marulanda.

El 1 de marzo fue abatido "Raúl Reyes", interlocutor internacional de la guerrilla, en un ataque de fuerzas colombianas en territorio ecuatoriano que causó una grave crisis diplomática en la región andina. El 6 de ese mes cayó otro integrante del secretariado, "Iván Ríos", asesinado por uno de sus hombres que le cortó la mano para reclamar la recompensa que ofrecía el gobierno.

Marulanda "es un campesino sumamente desconfiado y un estratega militar innato", había dicho de él Gilberto Vieira, secretario general del Partido Comunista Colombiano entre 1946 y 1991, quien lo conoció profundamente.

Dicen sus biógrafos que siempre quiso prestar el servicio militar, y que se desempeñó como vendedor de carne y de dulces, recolector de café y aserrador de madera.

Tomó las armas a los 18 años, tras el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán en 1948, que desató la violencia en el país. En ese mismo año, un grupo de policías que perseguía liberales rebeldes estuvo a punto de aprehenderlo.

Según el historiador Arturo Alape, en 1949 atacó su pueblo con hermanos y primos, porque "alzarse en armas era la única manera de sobrevivir". En 1950, Marín se cambió el nombre por el de Manuel Marulanda Vélez, un líder sindical torturado y asesinado.

Durante el armisticio iniciado en 1957, al caer la dictadura de cuatro años del general Gustavo Rojas Pinilla, fue incluso funcionario público, en el cargo de inspector de carreteras.

En 1964, el presidente conservador Guillermo León Valencia dispuso, como parte de la estadounidense Latin American Security Operation (Plan Laso), el ataque del enclave tolimense de Marquetalia, de 49 familias de ex combatientes de la guerra anterior, que lideraba Marulanda.

Ya en la diáspora generada por ese ataque militar, con algunas decenas de guerrilleros en el municipio de El Caguán, Caquetá, Marulanda creó las FARC. Su proclama fundacional, por una reforma agraria en Colombia, sigue vigente hoy.

En 1984, un acuerdo de paz entre el gobierno de entonces de Belisario Betancur y las FARC dio origen al partido político Unión Patriótica, cuyos integrantes fueron exterminados por grupos paramilitares y miembros de fuerzas de seguridad.

Entre 1999 y 2002, cuando gobernaba el conservador Andrés Pastrana (1998-2002), funcionó en la sureña región de los Llanos Orientales un despeje militar de 42.000 kilómetros cuadrados para negociar la paz. La negociación no prosperó, y el único avance real fue la firma de un acuerdo humanitario para la liberación recíproca de prisioneros.

Desde las negociaciones con Pastrana no se volvió a ver a Marulanda ante las cámaras, y circulaban rumores sobre su mala salud.

"Es un hecho luctuoso… Fue un personaje importante, que no reconocen quienes alimentan los odios de clase", dijo a IPS el secretario general del Partido Comunista, Jaime Caycedo.

"Fue importante por su trayectoria, por su formación, por sus tradiciones agrarias contra la oligarquía. Así como es importante que su muerte haya sucedido por razones naturales", añadió.

Iván Cepeda, dirigente del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, dijo a IPS que "no se puede desconocer que fue un dirigente histórico". Pero agregó su esperanza de que "esto represente un cambio de curso en la orientación de las FARC, que se le dé preponderancia a las negociaciones que permitan la liberación de los secuestrados" en manos de la guerrilla.

LA SUCESIÓN

"No hay que ver un antes y un después de Marulanda", indicó a IPS desde el municipio de El Retorno, departmento del Guaviare, Luis Eduardo Celis, de la no gubernamental Corporación Nuevo Arco Iris.

El sucesor, Cano, representa un "relevo muy esperado, porque es un hombre de más formación intelectual y es un puente entre la generación campesina de Marulanda y la generación más joven, urbana, formada en las universidades", estimó.

"Tiene todo el respaldo de las FARC, así que su liderazgo no es sorpresa para nadie", comentó Celis, quien se encontraba en el Guaviare asistiendo al Foro Nacional por la Reconciliación de Colombia, con participación de 400 delegados de todo el país.

Esta guerrilla representa la Colombia "de la marginalidad campesina de la coca, y él (Cano) conoce muy bien su movimiento, al que ha dedicado más de la mitad de su vida. Ha compartido con todos los jefes de las FARC, así que preveo un tránsito muy tranquilo", añadió.

Bajo su conducción, "no va a haber un cambio significativo. Es una guerrilla reservada, meticulosa, conservadora. Ellos están en un pulso político y militar con el presidente (Álvaro) Uribe y eso no va cambiar", previó Celis.

Las transformaciones podrían venir "si cambia el escenario político, por ejemplo si se consigue un acuerdo humanitario" para canjear rehenes en manos de la guerrilla por insurgentes presos, estimó Celis, ex miembro no combatiente del Ejército de Liberación Nacional, la segunda guerrilla del país después de las FARC.

Pero Uribe "se ha empecinado en no acordar", sostuvo. "A las FARC hay que derrotarlas militarmente para que vayan a un armisticio, eso está en sus cálculos", añadió.

Cano, de 62 años, estudió Antropología en la Universidad Nacional de Colombia. Fue secretario de organización de la Juventud Comunista y de allí pasó a las FARC. Dirigió los fallidos diálogos de paz de Caracas, en 1991, y de Tlaxcala, México, en 1992.

Este último fracaso dio lugar a una disputa dentro del secretariado, de la que habría emergido victoriosa la postura de "Reyes" de no admitir más negociaciones fuera del territorio nacional.

Cano es fundador del clandestino Movimiento Bolivariano, de adherentes de las FARC. Como jefe del Comando Conjunto de Occidente, era el responsable de la región donde murieron en junio de 2007 los 11 diputados (legisladores regionales) del Valle del Cauca, rehenes de la guerrilla, en circunstancias no aclaradas.

El nuevo líder de la guerrilla se encontraría ahora en límites entre Tolima y Valle del Cauca, un territorio que lleva meses bajo asedio de unos 8.000 efectivos militares.

Pero "estamos hablando de zonas muy grandes, son 40.000 o 50.000 kilómetros cuadrados", precisó Celis. "Es un ejército campesino que se mueve con mucha tranquilidad allí dentro. Llevan 50 o 60 años ahí, no están improvisando", estimó.

Pese a las bajas recientes, "una derrota militar de las FARC no está a la vuelta de la esquina", señaló Celis, para quien la insurgencia tiene hoy unos 10.000 combatientes y ha perdido por muerte, deserción o detención a otros tantos en los últimos seis años, "los más jóvenes, los que reclutaron entre 1998 y 2000".

"El ejército ha tenido un avance importante, pero no estratégico. Si Uribe gobernara por un tercer período, ahí sí a las FARC se les pone muy complicado, porque la guerrilla no es capaz de repuntar militarmente", opinó.

Proseguir la guerra hasta la derrota total "es un camino muy sangriento. La derrota es también el fin de una red social y comunitaria" que es parte de las FARC.

SILENCIO POLÍTICO

Otro asunto es la iniciativa política. "Las FARC ya no le hablan al país con propuestas", dijo Celis.

El director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), Camilo González Posso, dijo el sábado en el foro de Guaviare, en el marco de la Caravana por el Acuerdo Humanitario y la Paz de Colombia, que se necesitan "rectificaciones profundas por parte de las FARC".

"Esta política del acuerdo humanitario ha silenciado incluso a las propias FARC, porque por andar pidiendo el canje han suprimido su discurso político", agregó.

"Métanse a la política, sabemos que ustedes son políticos, hagan política, no anden por el mundo pidiendo que les cambien el estatus (de terroristas), cámbienlo haciendo política", exhortó.

Pero "Uribe también" debe rectificarse, "para pasar del discurso a la práctica humanitaria", pues el país "no se merece una escalada de confrontación en sus fronteras, por cuenta del no resuelto acuerdo humanitario", opinó.

Para Celis, "hay un espacio grande para la negociación. Por supuesto, ellos (las FARC) tienen aspiraciones muy grandes, que no corresponden a su real capacidad, pero hay posibilidad de discutir cambios", opinó.

En Bogotá, Cepeda insistió: "Esperamos que en quien tome la conducción, prevalezcan las opciones políticas sobre las militares".

*Con aportes de Constanza Vieira (El Retorno, departamento del Guaviare, Colombia) y Helda Martínez (Bogotá).

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