La decisión judicial de declarar constitucional la ley que respalda las investigaciones con células madre embrionarias en Brasil beneficiará reclamos de las mujeres en defensa del derecho al aborto y a métodos anticonceptivos, un efecto contrario al deseado por quienes presentaron la demanda.
El fallo de los 11 jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) sólo se conoció la noche del jueves, con seis votos de rechazo a la acción de inconstitucionalidad requerida en 2005 por el entonces Procurador (fiscal) General de la República, Claudio Fonteles, conocido por su catolicismo militante.
Estaba en cuestión el artículo 5 de la ley de Bioseguridad, que autoriza las investigaciones con embriones almacenados en clínicas de reproducción asistida hace más de tres años. El juicio culminó tres años de debates, que incluyeron una inédita audiencia en abril de 2007 en el STF, con 22 científicos de ambos lados.
La votación empezó el 6 de marzo, cuando se manifestaron sólo dos de los jueces del STF, ambos favorables a las investigaciones. El tercer magistrado pidió más tiempo para analizar la cuestión y la sesión sólo se reanudó el miércoles de esta semana, prolongándose por dos días.
El resultado "aporta nuevos argumentos en favor de la autonomía de la mujer y sus derechos sobre el propio cuerpo", evaluó para IPS Dulce Xavier, una de las coordinadoras del grupo Católicas por el Derecho de Decidir, que se opone al "sector conservador y autoritario" de esta iglesia.
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Las nuevas perspectivas para la discusión de los derechos reproductivos fueron abiertas principalmente por el análisis del relator del proceso, juez Carlos Ayres Britto, quién destacó que la Constitución de Brasil sólo protege derechos de la persona durante la vida humana, que "transcurre entre el nacimiento con vida y la muerte cerebral".
Esa precisión es importante, porque el cuestionamiento del uso de embriones en las investigaciones se basaba en el argumento de que la vida empieza en la fecundación y la Constitución afirma "la inviolabilidad del derecho a la vida". La acción del Fiscal General requería a la corte definir el momento del inicio de la vida, una trampa eludida por Ayres Britto.
El fallo final, con seis fotos a favor, aprobó la constitucionalidad del artículo cuestionado de la ley de Bioseguridad. Los otros cinco jueces no se opusieron frontalmente a las investigaciones con células madre embrionarias, pero trataron de imponerles condiciones que, en algunos casos, harían inviables los estudios, según científicos.
Solo podrían ser usadas células retiradas sin afectar los embriones en su capacidad de generar vida, según una de esas restricciones, propuesta por Carlos Alberto Direito, considerado un juez que sigue sus convicciones católicas.
Todo el proceso, con amplio debate, fue "esclarecedor para la población", además de fortalecer el carácter laico del Estado brasileño y hacer más favorable la discusión "no sólo sobre el aborto sino sobre otras cuestiones relacionadas a los derechos de las mujeres", como el uso de contraceptivos, señaló Xavier.
La importancia se acentúa ante una nueva ofensiva de "sectores conservadores", principalmente desde la Iglesia Católica, que llevaron al Congreso legislativo la propuesta de un Estatuto del Feto, extendiendo "derechos de ciudadanía a un conjunto de células", como quieren los opositores de las investigaciones con embriones descartables, observó la activista.
Eso significaría retroceder en derechos ya reconocidos en la ley brasileña, como el del aborto en casos de estupro o riesgo de muerte para la madre, y también en el uso de "anticonceptivos de emergencia", que se pretende prohibir bajo el argumento de que son "abortivos", porque se toman después de la relación sexual, acotó.
Son muchas las cuestiones relacionadas y que despertaron polémicas en Brasil, un país conocido por tener una amplia mayoría de católicos. Es el caso del aborto de fetos sin cerebro y la distribución de condones a la población por parte del Ministerio de Salud, prácticas condenadas por la Iglesia Católica.
Pero "los católicos de base" ya no siguen las orientaciones de la jerarquía, que "poco se preocupan con la vida real de las personas", acusó Xavier, con comentarios basados en una encuesta hecha por su organización en al que 75 por ciento de los católicos consultados se declararon favorables a las investigaciones con embriones.
El triunfo en el juicio también fue celebrado por científicos dedicados a cuestiones genéticas, como Mayana Zatz, geneticista de la Universidad de São Paulo y experta en distrofia muscular, enfermedad degenerativa que tiene en las células madre embrionarias una esperanza de cura.
La Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil divulgó un comunicado considerando "lamentable que el STF no haya confirmado un derecho cristalino" y que "vidas humanas en estado embrionario" sigan siendo sacrificadas.