BIRMANIA: Un ciclón y pocas certezas

La dictadura militar de Birmania manipula las cifras de muertos y damnificados por el ciclón Nargis para lucrarse de la devastación, según miembros del gobierno democráticamente electo radicados en el exilio.

Tres semanas después del paso del ciclón Nargis por el populoso delta del Irrawaddy, el régimen de Birmania ha mostrado más disposición a informar sobre la cantidad de búfalos y pollos muertos que sobre el sufrimiento de los seres humanos.

Informes manejados por la junta militar de los que IPS fue enterada, pero mantenidos en reserva, elevan la cifra de muertos por el ciclón a 300.000. Sin embargo, la cifra oficial de fallecidos en Birmania es, por ahora, de 77.738, mientras 55.917 personas figuran como desaparecidas.

Estos números aparecieron en un escueto artículo publicado en la parte inferior de la página seis del diario oficial The New Light of Myanmar en su edición del 17 de este mes.

La cifra de fallecidos casi duplica a la que la junta había divulgado casi 10 días después del poderoso ciclón, en las primeras horas del sábado 3. Al ser el peor desastre natural del que se tenga memoria en el país, las cifras oficiales de muertos y desaparecidos han sido revisadas al menos cuatro veces.
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Agencias humanitarias internacionales han calculado la cantidad de muertos en unos 130.000. Pero incluso esa cantidad puede ser mucho más baja que el cálculo real de las autoridades dictatoriales, según informaron a IPS fuentes cercanas a organizaciones civiles que suelen colaborar con la junta.

Datos recabados por la junta, que fueron objeto de discusión de un reducido grupo de altos oficiales militares reunidos en Rangún una semana después del ciclón, situaban la cantidad de muertos en 300.000, dijo la fuente, que habló a condición de no revelar su identidad.

"Se quedaron conmocionados por la escala del desastre, y es por eso que frenaron la información que salía y a los extranjeros, entre ellos los socorristas, que se dirigían al delta" del Irrawaddy, agregó.

Esta revelación se conoció pocos días antes de otra evaluación de las áreas afectadas, realizada por 18 agencias humanitarias en Birmania y que estimó en al menos 220.000 los desaparecidos y en 101.682 los posibles muertos, dijo a IPS un trabajador cercano a las agencias.

A los birmanos familiarizados con el terreno y la composición demográfica de la zona del delta no les sorprende la posibilidad de que haya muertos en una escala tan enorme.

"Para algunos conocedores, sólo en la localidad de Bogale y las áreas circundantes la cantidad de muertos podría ascender a 100.000", señaló a IPS Win Min, un experto birmano en seguridad nacional que creció en el delta del Irrawaddy.

"Al menos 36 aldeas cercanas a Bogale" fueron arrasadas por el ciclón, agregó.

Bogale fue uno de los centros poblados que más sufrieron los vientos de 190 kilómetros por hora que levantaron un "muro" de agua de mar de 3,5 metros de altura. La devastación llegó a 40 kilómetros de la costa. Otras localidades arrasadas fueron Kyaklat, Labutta y Mawlamyinegyun.

La superficie afectada es vasta, dijo Steve Marshall, de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Rangún, la antigua capital. "Estamos hablando de un área de 82.000 kilómetros cuadrados, casi el tamaño de Austria", señaló.

Además, el delta posee la mayor densidad demográfica, no sólo de Birmania, sino de Asia. Tiene 183 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que el promedio del resto del país hay 72. La densidad de población en Asia es de 126 personas por kilómetro cuadrado, según un experto en población de la ONU.

La junta confirmó esa impresión el día 22 en Rangún, en una inusual reunión para discutir los esfuerzos de alivio y reconstrucción con unas 200 personas, entre ellas diplomáticos, personal de organizaciones humanitarias internacionales y funcionarios de la ONU.

De los 7,3 millones de habitantes en las áreas azotadas por el ciclón, cuatro millones resultaron afectados, reveló la junta, según una fuente diplomática presente en la reunión. A esa cantidad se suman 1,5 millones de residentes en Rangún y sus alrededores, añadió.

La cifra oficial de afectados por el desastre —5,5 millones— más que duplica la estimación de 2,5 millones realizada la semana pasada por organizaciones humanitarias internacionales.

Estos últimos cálculos suponen un salto drástico en relación a los números citados por la junta tres días después del ciclón. Las estimaciones iniciales se referían a 975.858 personas, según información revelada a IPS.

La junta prefirió ser selectiva al informar sobre el costo humano del ciclón. En cambio, fue bien franca al divulgar sus estimaciones sobre los búfalos y pollos muertos en el delta, región en la que se produce buena parte del arroz y la carne que se consumen en Birmania, entre otros alimentos.

La junta dijo a los extranjeros reunidos en Rangún que habían muerto 136.804 búfalos, señaló Penny Lawrence, directora internacional de la organización humanitaria Oxfam Internacional, quien asistió a la reunión presidida por el primer ministro, general Than Shwe.

A Lawrence y el resto de la comunidad humanitaria también se les informó que 1.250.194 pollos murieron en el desastre.

"Las estadísticas de la junta fueron muy precisas. La presentación duró una hora y fue seguida por ocho preguntas", dijo Lawrence a la prensa.

La junta espera que la precisión militar con que desplegó los números de búfalos y pollos muertos estimule a la comunidad internacional a donar dinero para ayudar a reconstruir la destrozada zona del delta.

Además, pretende administrar por sí misma los 10.700 millones de dólares de asistencia extranjera, lo que plantea un desafío a los donantes internacionales.

El régimen birmano tiene comprobados antecedentes de empobrecer a su pueblo a pesar de los enormes ingresos que el país recibe por sus ricos recursos naturales, como el gas.

Birmanos en el exilio manifiestan su indignación por los esfuerzos del régimen para encubrir las cifras de muertos y los obstáculos interpuestos en el camino de la asistencia a las víctimas.

Los miembros de la junta y sus colaboradores tendrán ganancias imprevistas a partir de tanta muerte y devastación en el delta del Irrawaddy, advierten.

"Éste es el comportamiento habitual del régimen militar. Ellos nunca pierden una oportunidad de explotar el sufrimiento del pueblo para beneficiarse a sí mismos", dijo a IPS Sann Aung, ministro del gobierno birmano democráticamente electo y forzado al exilio.

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